jueves, 18 de diciembre de 2008

balanza

Mi abuelo tenía una balanza que todos los veranos de mi infancia ocupaba algún rato dentro del abanico de juegos. Extraña atracción esa de equilibrar pesos, pesar libros, piedras o cualquier objeto. Uno descubría lo que pasaba cuando el equilibrio se rompía y un conjunto de pesas casi disparaba al contenido del otro platillo. En el tuto ha llegado el momento de la evaluación, de ese balance necesario que inclina la balanza dependiendo del peso que se haya puesto en el platillo que mide el esfuerzo, esa que produce llantos o alegría, que se traduce en vacaciones tranquilas o menos. Los testigos aprueban todo, buena noticia para los tiempos que corren, donde parece que lo anormal es hacerlo. Esfuerzo premiado que se verá recompensado ahora con el descanso, una mayor permisividad horaria y la ausencia de despertadores. El trimestre acaba con algún cambio de tutor, con cansancio y con la sensación de que hay gente que se queda por el camino, niños que no parecen tener vigía, que lían porros en clase o que parecen fumados un buen día en clase de mates, mientras comentan que no saben que les han dado hoy. Es difícil hablarles de esfuerzo a niños que arrastran esto y surgen preguntas sobre donde se originó la ruptura, en qué momento el niño abandonó su parte de responsabilidad y por qué nadie se lo recordó e intentó ayudarle. Tener confianza es esperar que la cosa cambie pero para que esto se produzca, todos los actores, niños, maestros y padres, tienen que trabajar sobre el mismo lado de la balanza.

aniversario

Hoy, hace 29 años, el 18 de diciembre de 1979, en Vitoria, era asesinado por ETA el Sr. Juan Cruz Montoya, conserje del colegio donde yo estudiaba. Según los terroristas, producto de una trágica confusión.
Un par de días más tarde, unos pocos miles de personas, en su gran mayoría alumnos y familiares del centro, nos manifestábamos en contra de este asesinato. No lo habíamos hecho por ninguna de las víctimas anteriores, ni lo volvimos a hacer por ninguna de las posteriores mientras duró nuestra estancia en el colegio.
Las noticias sobre la sangría terrorista eran escuetas en aquella época. La respuesta popular solía ser aún más ridícula.
Gracias al ejemplo de abnegación y valentía de muchas personas, encabezadas por ciertos grupos políticos, eso que se llama pueblo tomó conciencia de que algo grave pasaba. Pasaron los años y pasamos del silencio a los gritos, al “basta ya” y a la gran movilización de Julio del 97 contra el asesinato de Miguel Ángel Blanco.
Siempre me preguntaré por qué ha costado tanto y siempre me responderé que ha sido el miedo. Miedo a hablar, a decir lo que se piensa, miedo a clamar por el respeto a las diferencias.
Cuenta el obispo Pedro Casaldáliga, tras uno de sus primeros oficios de entierro de niños en Brasil, rodeado de todas las injusticias que podamos imaginar, injusticias de verdad, no de esas que sólo pueblan las mentes de los iluminados terroristas, que le dijo a su compañero: “O nos vamos de aquí inmediatamente, o nos suicidamos, o hallamos una solución para todo esto”. Casaldáliga y su compañero se quedaron.
Desde aquí, mil gracias para los que se quedaron en el País Vasco y a lo largo de muchos años han intentado encontrar una solución para la violencia, enarbolando la bandera del respeto a la vida, del respeto a las instituciones elegidas democráticamente y del respeto a la libertad. Ojala que sus esfuerzos se vean recompensados algún día con la recompensa de poder vivir en paz.


http://www.elpais.com/articulo/portada/ALAVA/VITORIA_/MUNICIPIO/conserje/asesinado/Vitoria/elpepipri/19791219elpepipor_1/Tes

http://www.elpais.com/articulo/espana/mil/personas/protestan/asesinato/conserje/Vitoria/elpepiesp/19791221elpepinac_21/Tes

miércoles, 17 de diciembre de 2008

sombras

Dos sombras que se acercan y se alejan, proyectadas sobre una pared de ladrillo; una de ellas parece saltar o bailar al son de la música. Se atisban las no sombras, cuerpos para los que la cabeza no se ve, que van y vienen, una mano que se aleja del cuerpo siguiendo a la voz inaudible, una mochila que se mueve en círculos, las sombras se juntan para el último recuerdo y se separan tras el adiós en esa noche fría, así es el amor.

martes, 16 de diciembre de 2008

se admiten imitaciones

La imitación es un juego de niños, juego en el que interiorizan voces y exteriorizan gestos que les llevan a parecer actores por un día. Cuando uno lleva ya unos cuantos partidos en el cuerpo, descubre un buen día que los parecidos entre jugadores son escasos; quizás la razón sea que olvidamos demasiado pronto lo antiguo y nos quedamos rápidamente con la novedad. En las edades infantiles en las que cualquier niño tiene ídolos y modelos a seguir, para bien o para mal, todos quieren ser como esas estrellas de los estadios, pero a medida que los niños crecen y los sueños se diluyen, sorprende que pocos sean capaces de imitar eso que distingue a algunos futbolistas exclusivos, no precisamente la habilidad innata o la clase, imposible de imitar, sino que en esos casos, la exclusividad proviene de una capacidad de sacrificio y trabajo extraordinaria. Llámele motivación, fuerza de voluntad, espíritu competitivo, llámele como quiera, pero no se ven por los campos de Dios jugadores que quieran ser como Raúl, y eso que ya lleva unos cuantos años dando ejemplo, tiempo ha habido de imitar sus virtudes y paliar sus defectos, si es que los tiene. Será que el trabajo y el sacrificio no están de moda, o será que su extremista mensaje no conmueve corazones, ese que un día lanzó cuando dijo que cada partido lo jugaba como si supiera que iba a ser el último.

la copla quebrada

A medida que la obra avanza, crece la emoción en el patio de butacas; la música como desencadenante de emociones ejerce su influjo y colma de voces y melodías conocidas el escenario; la voz de Miguel de Molina joven no deja lugar a dudas mientras Ojos verdes y La bien pagá atraviesan los corazones de los presentes. El contenido de otra voz desgarrada sirve, cuando para la música, para teñir de drama la emoción. Es Miguel de Molina en la vejez el que se desgañita para que lo dejen en paz, el que no quiere reconocimientos ni entrevistas, porque éstas le hacen volver hacia atrás, donde no quiere bucear para no volver a sufrir lo ya sufrido, donde no quiere hurgar para no oír los gritos de intransigencia, esos de “rojo y maricón”, donde no quiere cavar para encontrar razones que le expliquen por qué aquellos ejercieron tamaña autoridad en su desprecio al diferente, al otro, al que apalearon, al que no dejaron trabajar, al que se vio obligado al exilio, uno más entre toda la riada de personas, anónimas o menos, que vieron truncada su existencia y arrojados al olvido tras la guerra civil.

El montaje teatral de “Miguel de Molina, la copla quebrada”, de Borja Ortiz de Gondra, representó en el auditorio de Alcobendas el sábado 13 de diciembre de 2008.

viernes, 12 de diciembre de 2008

hermanitas sin ruido

Esta semana ha fallecido Jose María Larrauri, el que fuera Obispo de Vitoria. Dice mi madre que Larrauri fue el sacerdote que me bautizó a mí hace ya algunos años, cuando estaba destinado en Albacete, donde pasó 20 años ejerciendo su labor. Larrauri ha fallecido en la residencia que las Hermanitas de los Pobres tienen en la capital alavesa. La antigua residencia de estas Hermanitas se encontraba en la calle donde yo vivía en Vitoria, Portal de Villarreal, así es que acudí muchas veces a ese lugar en mis años pequeños, bien a la misa de Domingo, o a la misa de sábado. Los recuerdos que a uno le quedan de aquello hablan de un patio jardín con bancos donde había ancianos sentados, de monjas de largas túnicas, de belenes navideños, de una tapia que delimitaba su mundo, de ropa para los abuelos y de un olor a comida característico, que luego he revivido en alguna visita a otras instituciones similares. Buceando en la red, uno descubre que esta congregación, que dispone de residencias repartidas por el país, no parece tener una página web propia. Especializadas en el cuidado de los más necesitados en la edad anciana, sus residencias se califican de privadas sin ánimo de lucro. Su fundadora, Juana Jugan, francesa, no sale tampoco mucho en la web. De hecho, no aparece en la wikipedia. La reflexión que a uno se le ocurre es que hay gente, afortunadamente mucha, que no hace ruido, que pasa por la vida sin aspavientos, sin vender su trabajo, sin ponerse medallas, sin homenajes ni bustos ni calles, simplemente viviendo y como en este caso, dedicándose y sirviendo a los demás, sin robar a nadie. Ahora que los catastrofistas hablan de que no nos va a llegar ni para pipas a los pensionistas del futuro, nos queda el consuelo de que puedan quedar Hermanitas dispuestas a acogernos, si es que la indigencia visita nuestra vida.

vale tudo

El vale tudo es una disciplina de combate en el que como su nombre indica, parece ser que vale todo para conseguir el objetivo de derribar al contrario y de ganar el combate.
Hay veces que la política parece convertirse en un cuadrilátero donde las reglas del juego o el fair play quedan olvidadas. En los últimos tiempos se han oído en la arena política expresiones del tipo “tonto de los cojones”, “bellacos”, “muerte al rey” o “hay que colgarlos por algún sitio”. Mal la falta de respeto, pero peor es el empecinamiento en defender el insulto propio y echar en cara el ajeno. Hay veces que a uno le cuesta seguir defendiendo a aquellos que hemos elegido para representarnos y para trabajar al servicio de todos, vocación de servicio que parecen haber olvidado muchos de ellos. Ante las críticas desaforadas unas veces, injustas otras, uno se revuelve e intenta convertirse en abogado defensor de los políticos. Pero claro, hay veces, como en estos últimos días donde uno tira la toalla contra algunos de los elegidos. Eso de predicar con el ejemplo no se estila y las acusaciones mutuas y descalificaciones atentan contra la inteligencia del votante. Esa lección, la del respeto mutuo, la de asumir los errores, la de pedir perdón, la de ser persona, es de primero de primaria. Será que no estaban allí ese día, será que se han olvidado de la lección, será que los colmillos se afilan tras las múltiples batallas; da igual, no hay excusa. No debe valer tudo, ni en este juego ni en ningún otro.

martes, 9 de diciembre de 2008

pasado, presente y futuro

¿De que hablaban los manifestantes del pasado día 7 de diciembre en Durango? 200o personas que protestan por el tren de alta velocidad que llega al País Vasco y que no hacen mención alguna al asesinado Ignacio Uría. La foto muestra a gente callada y gente que habla. ¿Estarían decidiendo y dilucidando los motivos de su negativa ante el progreso? ¿Será el respeto a los bosques, a la ecología, a los animales que pueblan los bosques, a las personas?
¿De que hablan estos días con sus familiares y amigos? ¿De lo duro que es ser un impostor, un hipócrita, una mala persona, un sinvergüenza?
¿De que hablarán ahora que saben que aquellos que ordenaron el homicidio han sido detenidos? ¿De lo duro que es ser cómplice moral de un asesinato mientras se está sentado en el sofá?
Todo lo que habléis no vale para nada, todo es estéril, el amor que supuestamente transmitís a vuestros hijos está impregnado de odio, vuestras risas huelen a venganza. De nada vale aquello que os da la libertad, que es la palabra, mientras que de vuestras bocas no salga la condena firme de ese acto abominable.

lunes, 1 de diciembre de 2008

sí virginia

Corría el año 1897, 20 de septiembre, cuando el periodista Francis Pharcellus Church respondía en una editorial del New York Sun a la carta enviada por una niña de ocho años, llamada Virginia O’Hanlon, donde ésta le decía al periódico que unos amigos suyos le decían que Santa Claus no existía, y que como decía su padre que si ves algo escrito en el Sun, es cierto, acababa con la pregunta final: “Por favor, dígame la verdad, ¿existe Santa Claus?”
La extensa respuesta de Francis no dejaba lugar a dudas:”…. Tus pequeños amigos están equivocados, están afectados por el escepticismo de una era escéptica… Nada existe que escape a sus mentes…Sin él, esta existencia no sería tolerable… Pasarán mil años y Santa Claus seguirá alegrando el corazón de la infancia”

Francis va camino de acertar, han pasado 111 años y Santa Claus sigue iluminando el corazón de los pequeños. También 111 años después, la historia se repite y parecemos estar en una era escéptica, aquella en la que cada uno se sumerge a medida que crece. Creo que Francis tiene razón, ojalá que siga rondando Santa Claus este mundo y añado que ojalá ese espíritu de imposibles que marca la Navidad grabe los corazones de los más pequeños para que se transformen en futuros posibles unos años más tarde, esos posibles reales que con un poquito más de amor, un poquito más de compasión, comprensión y empatía pueden desembocar en la creación de una sociedad más justa, cercana al ideal de esa niña que seguro que pensaba que todos los niños como ella iban a recibir su regalo en esa noche mágica.

sábado, 29 de noviembre de 2008

dos pesos y dos medidas

Se pregunta el autor en el primer volúmen de las Memorias de ultratumba "si habrá un público dispuesto a escuchar mis palabras". Él mismo se responde de alguna manera cuando habla del estudio de sus obras y comenta que "siempre hay alguna enseñanza que sacar de estos análisis del espíritu humano". Así es, siempre suele haber algo que merezca la pena cuando se lee. En el caso de Francois-René de Chateubriand, lo que cuesta es dejar de leer. A un servidor le quedan todavía tres tomos de sus memorias para tener la vida de una persona delante de los ojos, vida, como todas, llena de certezas y de dudas, de pérdidas y encuentros. Firme en su determinación ante la violencia, "la revolución me habría arrastrado de no haberse comenzado con crimenes: ví la primera cabeza llevada en la punta de una pica, y me eché para atrás. Nunca el homicidio será a mis ojos objeto de admiración y un argumento de libertad", sigue sin estar convencido del recurso a la violencia cuando su amigo Malesherbes le dice que "es lícito defenderse como se pueda, recurrir a los medios que parecen los más adecuados para derribar a la tiranía, para restablecer los derechos de cada uno y de todos". Estas palabras, dichas tres años después del comienzo de la revolución francesa, "me impresionaron sin llegar a convencerme". No obstante decide alistarse en el ejercito de los Príncipes que intenta restaurar el régimen del monarca Luis XVI, "no cedí realmente más que al impulso propio de mi edad, el pundonor". Esta experiencia casi le cuesta la vida y tras la derrota se exilia en Inglaterra donde se sumerge en una fallida historia de amor que le deja una profunda huella. Cabe de todo en una vida, y de paso, en la narración de esa vida, aventurera, convulsa y sin certidumbres. Dice el autor: "Tenemos dos pesos y dos medidas: aprobamos, para una idea, un sistema, un interés, un hombre, aquello que censuramos para otra idea, otro sistema, otro interés, otro hombre".
Memorias de ultratumba, vol.1 (Chateubriand) 1849

martes, 25 de noviembre de 2008

invisible

El amor pende de un hilo invisible, de ese que une almas que luchan por abandonar una soledad a la que parecen condenados. Igual que el niño busca la mirada de los padres, los que no defraudan, uno de los amantes busca la mirada de aprobación, ida y vuelta a través de ese hilo, fino, tenso, sólido, frágil, esperando el reflejo de vuelta que le reafirme en la idea de que el amor no le abandona.

examen

Cuando a uno le tocan la fibra más sensible todo cambia, para bien o para mal. Esa fibra suele llamarse orgullo y apellidarse herido. Todo eran bendiciones y parabienes hasta que al profesor especial, el rarito, el que gusta a la mayoría, le da por examinar o extraer conclusiones de hasta donde están atentos su alumnos. El testigo dice que el examen era muy raro. El no aprobado o suspenso acarreó la pérdida de una ilusión. Otra vez la realidad colándose donde no le llaman. El pedestal del profesor está un poco más cerca del suelo.

voces

Alma y voz se confundían al otro hilo del teléfono. El alma se volcaba en cada frase, en cada entonación, con cada silencio. Esa alma que reflejaba empuje, hablaba de un estado anímico óptimo, todo mientras la conversación se iba por derroteros antagónicos al alma y a sus diminutos habitantes, los sentimientos.
Dicen que la cara es el espejo del alma, reflejo casi instantáneo de penas y alegrías, con llantos y sonrisas que nos trasladan al centro de un corazón que gime o salta. De ese rostro anónimo surge una voz que despierta los sentidos en el otro interlocutor, voz que transporta a mundos por descubrir, voz sin rostro ni cuerpo, voz que puede engañar, porque la cara no engaña, voz que puede engatusar o enloquecer, subidas y bajadas, vida incipiente o tibieza de adulto ya cansado, una voz que transporta al espacio de los sueños, soñador gratuito y despierto, espacio prohibido.
Fueron varios los diálogos de contenidos intrascendentes para el alma; después del último silencio, a uno le gustaría seguir escuchando “holas” o “buenos días” de esos que ponen los pelos de punta o que confunden a un corazón expectante.

sábado, 22 de noviembre de 2008

tres de tres

Si no fuera por la muerte, los seres humanos seríamos invencibles. Salimos de baches y agujeros, para refugiarnos allí donde podemos. Hay ejemplos casi inalcanzables. Hace unas fechas, una exposición de fotografías de Robert Capa mostraba una instantánea de Joshua Friedman, tomada el año 1949, que con un aparentemente pesado madero en su hombro, mostraba una tímida y relajada sonrisa, gesto que parece olvidar su verdadero peso, el que toda su familia fuera masacrada unos años antes en Auschwitz, ejemplo de superación. Uno se encuentra tras la red a personas que sin llegar al drama de Joshua, encaran una vida dificil. Tres hijos tuvo este ser humano que una mañana soleada de sábado ve fútbol, porque le gusta, o porque le recuerda a los suyos, a esos tres hijos, cuya trayectoria ha perdido, porque la vida se rompe por algún sitio, y a él le ha tocado el lado de la soledad. Timidamente, saca de su bolsillo un cartón de vino, para casi a escondidas, echar un trago, no sé si el que le hace olvidar que uno fue portero, el otro guardameta, y el último cancerbero, guardianes de portería, evitadores de goles, será por eso por lo que sabe que el portero debe llevar visera para que el sol no ciegue sus ojos. No sabe quién juega, sólo quiere ver fútbol, este fútbol inocente, donde juegan niños que todavía no saben que la realidad acecha al otro lado de la red.

el alcance de la burla

El titular del periódico de la semana pasada no deja lugar a dudas. Tras la breve reunión de los dirigentes de algunos países para "refundar el capitalismo" y encontrar salidas al pánico financiero, la prensa dice: "Acuerdo mundial contra la crisis". Después de leer esto, uno se debería quedar más tranquilo. La foto de familia muestra rostros sonrientes, señal de que la cosa ha ido bien. Milagros los justos, pensamos muchos. Que el acuerdo mundial siga su curso y veamos las obras, eso sí, a ser posible que las veamos todos. Hace algo más de 16 años, asistí en Madrid a una conferencia de D. José Mª Tojeira, sacerdote jesuíta, por aquel entonces, Provincial de esta Orden en Centroamérica, y actualmente, rector de la Universidad Centroamericana (UCA) en El Salvador. Su fórmula para salir de su crisis particular, la del tercer mundo, contenía varios ingredientes. A uno de ellos, se refirió textualmente en los siguientes términos: "Pleno respeto a los derechos humanos" para generar "un caudal de conciencia que no se detenga", porque "la persona es la realidad básica de la sociedad". Esos derechos humanos, en forma de solemne declaración, están puestos por escrito, también por muchas naciones, va a hacer ahora cuarenta años. El primer título habla de que "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos". Espero que la cumbre de los grandes no vaya sólo dirigida a los súbditos de los grandes, y que los olvidados sean también parte de esa solución, aquellos cuyos derechos y dignidad se pisotean por activa y por pasiva, aquellos que no saben de G-20 ni G-8, aquellos que piensan que están aquí de prestado, para los que el futuro pinta oscuro, o más bien negro, y para los que las palabras de siempre se convierten ya en una burla infinita.

sábado, 15 de noviembre de 2008

comunión

Es bonito observar los gestos que los equipos hacen en la antesala de los partidos, algunos incluso los repiten antes de la reanudación tras el descanso. Es bonito ver a niños de 6 y 7 años abrazados con los entrenadores, cabezas bajas, formando ese circulo impenetrable al que sólo ellos tienen acceso, y donde los códigos son secretos. Serán sólo unos segundos, escasos, o casi el minuto, pero durante ese tiempo, que suele culminar con gritos que descargan adrenalina y elevan el espíritu, existe un acto de confabulación entre los miembros del plantel que se conjuran para lograr algo en común. Esa comunión es una de las características básicas de una colectividad, el refuerzo imprescindible para lograr el objetivo que atañe a todos. El verano trajo la moda del "podemos", Obama cubrió el otoño con el "yes, we can", en el fondo, el "juntos podemos" siempre ha estado ahí, sólo es cuestión de aplicarlo, pero no sólo al fútbol.

viernes, 14 de noviembre de 2008

don bosco ngangi

La foto de agencia muestra el centro para huérfanos Don Bosco Ngangi, en Goma (R.D.Congo), país donde se puede decir que en los últimos años, hay más guerra que paz. El pie de foto habla de huérfanos y niños perdidos, niños, que por su tamaño, es díficil que se pierdan por sí solos. Aumentando la imágen se puede ver que todos duermen, a excepción del de la esquina superior derecha, que sin manta, abre sus ojos en vela. Gracias a los religiosos y voluntarios de este centro, algo se consigue, no ampliar la tragedia y la desgracia contínua que sacude a este pueblo. Un viejo dicho alemán señalaba como la lección más importante a aprender en la vida la de "estirarte según la cobertura", dicho que provenía de cuando la familia dormía bajo una misma manta. Estos niños están literalmente en esa lección. Sólo que su aprendizaje de la convivencia y por ende, de la vida, va a hacerse en condiciones extremas, sin mantas para todos, no sabemos si con comida, y sobre todo, en ausencia de papá y mamá, aquellos que buscarán todos cuando se despierten, todos excepto aquel que parece ya buscar respuestas que no existen.
P.D. Mi más sincera admiración para los que dedican su vida al prójimo.

domingo, 9 de noviembre de 2008

andragogía y pedagogía

Los diccionarios apuntan que el origen de la palabra pedagogía es griego y cuentan que un pedagogo era un esclavo que hacía las veces de niñero, entre cuyas tareas estaba "conducir al niño" a la escuela. Los adultos también necesitamos que nos conduzcan de vez en cuando, que nos iluminen, que nos eduquen, a éstos deberíamos llamarlos, siguiendo las raíces griegas, andragogos. Me sorprende la falta de pedagogía o como queramos llamarla en la difusión de la información sobre la crisis financiera. No acabo de entender que está pasando realmente. Uno atisba algún problema, pero se escapan detalles y no tan detalles que hace que uno pase por la crisis sin saber realmente qué está pasando de verdad. Alguien pensará que a algunos les interesa, a los grandes, ocultar la verdad, no decir en qué se invierten realmente las famosas ayudas. Será que los normales estamos ocupados en vivir, que no es poco, pero echo de menos que alguien hable para los que no sabemos de globalidades financieras ni de activos buenos o malos. Antes decían: el que no sabe a la escuela. Pero como somos mayores, que venga el pedagogo y nos ilustre. Sorprende esto con lo claro que le ponen los deberes a Obama tras su reciente triunfo y con lo concisos y teóricos que son los mensajes que llegan de alguno de los múltiples artículos escritos tras las votaciones. En un artículo del columnista Thomas L. Friedman, aparecido en The New York Times, éste pone en boca del filósofo político de la Universidad de Harvard, Michael Sandel, lo siguiente:
"Bush y compañía no creían que el Gobierno pudiera ser instrumento del bien común"..."Obama tendrá que reinventar el gobierno como instrumento del bien común: regular el mercado, proteger a los ciudadanos frente a los riesgos del desempleo y la mala salud e invertir en independencia energética". ¿No será que los magos financieros no quieren que se regule el mercado ni que los gobiernos se acuerden de los ciudadanos? A esto le llamo yo pedagogía o andragogía.

lila downs

Cuatro bises cerraron la actuación de Lila Downs en Alcobendas la noche del 7 de noviembre de 2008. El público no dejaba que la cantante mexicana se marchara a su merecido descanso después de una actuación entregada, donde el gasto de voz, baile y movimiento descubre a una profesional volcada con su trabajo y sus creaciones. Originaria de México, con raíces indígenas y europeas, acompañada por músicos americanos, del norte y del sur, mestizaje en estado puro, mezcla de personas y mezcla de sonidos y ritmos, desde el baile latino a la ranchera, pasando por poderosos boleros llenos de una voz desgarradora que cubre el amor y el desamor. Canciones para olvidar lo inevitable, versos del poeta mexicano Henestrosa "si tu me cantas, yo nunca muero, yo siempre vivo". Grito de "Viva Obama" tras un tema que habla de justicia, vuelve la esperanza. Así escribe Lila,"Si la noche se espera todo el día, espera tú también".

viernes, 7 de noviembre de 2008

silencio

Corren tiempos ruidosos, los niños, desde muy pequeños, tapan sus oídos con minúsculos cascos que esconden graves y agudos sobre melodías de ayer y hoy. Por eso, que un testigo te cuente que en su clase se ha hecho el silencio, no porque el profesor esté hablando, no, él también se suma al silencio, lo impone, como juego o como práctica, un maestro de música que conoce que sin el silencio no existiría nada, ese que se puede palpar, ese que deja translucir rumores de motores lejanos, ese que hace que se sienta el agua correr por las ocultas tuberías, ese que es interrumpido por el grito de una niña en el patio, que despierta a los impacientes, que salta la risa y que hace que los soñadores, aquellos que seguro disfrutaban de ese instante, maldigan el grito.

domingo, 2 de noviembre de 2008

crisis y crisis

Hay diferentes tipos de crisis. Existe una para los ricos, otra para la clase media, otra para los pobres, otra para los que se zambullen de cabeza en ella, al engrosar la lista del paro, y otra para los que nunca salieron de ella, en esos países exóticos, de sonoros nombres, lejanos y cercanos a veces, que conforman el tercer o el cuarto mundo. Uno de ellos es Zimbabue, que gobernado por el dictador Mugabe encabeza un triste record. En un artículo aparecido hace escasas fechas en el New York Times, Celia W.Dugger titula "un desmoronamiento tan completo que el dinero es inútil", para hablar de una inflacción de 40 millones por cien, donde el sueldo mensual de un maestro no alcanza para comprar dos botellas de aceite, o donde otro salario sirve para desplazarse sólo cuatro días allá donde tiene que ir a ejercer su trabajo, o donde el otrora mejor sistema educativo del continente se queda sin profesores. Conclusión, éxodo y sufrimiento por doquier. En una misiva enviada por el poeta Miguel Hernández desde su prisión, ésta se cerraba con una grandiosa frase: "Lo importante, que no hay nada importante, es dar una solución hermosa a la vida". A pesar de todo, seguro que todavía hay algo hermoso en vivir en Zimbabue. Creo saber qué es lo que todavía los mantiene vivos.

fair play

Literalmente, fair play quiere decir "conducta honorable y justa". Ayer, sábado, viendo en televisión un partido de baloncesto ACB, pensaba yo en lo bonito que resulta el saludo entre los contendientes justo antes del salto inicial, algo que creo que debería ser obligatorio en toda competición. El baloncesto tiene fama de ser un deporte más tranquilo, menos pasional, con menor porcentaje de garrulos por metro cuadrado, donde las vallas no existen. Gajes del directo, la deportividad pasa a segundo plano un par de horas más tarde en el tunel de vestuarios, y la lona se mueve de un lado para otro mientras los protagonistas dirimen lo suyo. En las gradas, conatos de pelea, en el exterior, la policía autonómica protegiendo a los foráneos, en el interior, insultos colectivos, tribales, qué graciosos. Los protagonistas dicen eso de "son cosas que pasan". Se habrán quedado calvos. Más de lo mismo. Uno, firme defensor del deporte colectivo, se tiene que callar. Dicen que el roce hace el cariño, no en el deporte. Me he debido equivocar en algo.

sábado, 1 de noviembre de 2008

pensión amor

Generalizar siempre es injusto, así que me centraré en adjetivar mi experiencia en el mundo de las pensiones: triste. Una pensión era un lugar donde uno dormía, estudiaba y a veces pasaba días casi enteros con contacto con el mundo vía radio o televisión en blanco y negro, donde los vecinos, esos que molestaban a veces, existían, pero de los que se desconocía hasta el nombre, donde el baño común era tomado al asalto, cual conquista medieval, mientras los perdedores permanecían al acecho atentos a escuchar el ruido del cerrojo liberador. Uno encontraba la vida fuera de las cuatro paredes, grandes o pequeñas, y buscaba desesperadamente el calor de unos amigos cercanos o la soledad compartida de las bulliciosas calles.
A veces, me entra la sensación como padre, de que la casa se transforma en una pensión, en la cual, las puertas se cierran, los niños entran y salen, como Pedro por su casa, olvidándose a veces de los obligatorios, amorosos o corteses besos de hola y adios. Donde la cocina no se cierra nunca, porque los turnos se suceden, y donde a veces las palabras no fluyen, vaya usted a saber la razón. A todo ello, viene a sumarse, esa moda, que ya ha cumplido unos años, de crear centros tecnológicos en cada dormitorio. El salón o la cocina van perdiendo su función de hogar, alrededor de un fuego que calienta, donde todos los miembros de ese grupo social comparten mantel, calor o frío, donde el amor se desliza entre meses y semanas, y las habitaciones se transforman en islas independientes donde la televisión, el pc y otros artilugios permiten que el niño, joven o adolescente no sea visto más que en cruces ocasionales por un pasillo que conduce a baños ya no comunes. ¿Bueno o malo? La falta de comunicación nunca es buena y entre islas sólo vale tomar avión o barco para abordarlas. A veces da pereza, y también a veces, cuando uno llega, da la impresión de que esas puertas cerradas de nuestros pasillos pesan más cada día.

atentos y despiertos

En unas pocas horas, el mundo puede asistir a un acontecimiento especial. Si se cumplen las expectativas de voto, el hecho de que Obama llegue a la Casa Blanca no es algo trivial. No se trata sólo del color de su piel, algo histórico y con gran carga simbólica, señal también de normalización y de que las oportunidades pueden llegar a todas las capas de la sociedad. De lo que se trata aquí es de lo que ha dicho y dice el candidato en cada mitín. De la movilización que este señor está llevando a cabo con su mensaje de cambio. Las esperanzas que muchos americanos parecen depositar en él no pueden quedar defraudadas. Al igual que ellos, millones de no americanos también esperan y confían en otra forma de hacer política, es decir, en ser más justos y en construir un mundo mejor. Decía un personaje de un relato de William Faulkner, ante los acontecimientos que se sucedían vertiginosamente en el final de la guerra civil americana, y que presentaban el fin de una era, que no se podía permanecer dormido: "¿No es preferible estar despierto? ¿Quién puede querer dormir ahora, con todo lo que está pasando,habiendo tanto para ver?" Mucha gente está así, expectante, deseando ver lo que va a suceder. Yo le pediría a Obama que cumpla lo que dice, que no nos deje dormir y que las esperanzas no sean sólo eso.

viernes, 31 de octubre de 2008

mundos

En nuestro pequeño mundo hay un valor intangible, de esos que no pesan, que se palpa tras la red; es la ilusión, la ilusión de los niños, que ríen, lloran, corren, se calzan las botas y entran como rayos al campo, con los ojos abiertos, sonriendo la mayoría de las veces, niños que pasan la noche previa en vela, aquellos cuyos nervios se sienten en el vestuario, aquellos que están deseando que empiece el espectáculo. La ilusión se pierde a medida que uno crece, o por lo menos, no se exterioriza de la misma forma, los rostros se van tornando más serios y responsables, y para muestra, el botón de los adultos, a los que nos cuesta enfatizar nuestra voz y darle vida a la jugada. Afortunadamente, esa temprana ilusión puede más que las injusticias, que también ocurren en nuestro pequeño mundo. Quizás, éste nos protege de esos otros mundos, lejanos y cercanos, donde a veces parece que la injusticia y la maldad campa a sus anchas, y ante la que la ilusión parece no ser sino una gota de agua en el desierto.

jueves, 23 de octubre de 2008

me resisto

Me resisto a pensar que la dupla fútbol y violencia siga encadenada de por vida. Me resisto a observar cómo el paso del tiempo, ese que forma canas, no templa los ánimos de algunos. Me resisto a asumir que esto no tiene solución. Me resisto a no esperar que el futuro sea de otro color. Por último, me resisto a leer la noticia que aparece en la prensa de hoy, que habla de un entrenador croata, agredido en su último partido, que se ha suicidado, harto de denunciar la violencia en el fútbol regional y de que ésta quede impune.
No me resisto a acabar diciendo que la solución depende de nosotros.

sueños

Una creencia de los indios sioux habla de una red, que colocada encima de la cuna de los niños, atrapa los sueños buenos y deja salir a los sueños malos, haciendo que esos sueños agradables puedan formar parte para siempre de la vida de los pequeños. Tras la red, el fútbol se ve diferente, para empezar cuadriculado. Cuadrados imperfectos nos ofrecen la visión de jugadores corriendo tras una pelota en pos de la ansiada victoria, haciendo realidad a veces esos sueños que la noche anterior habitaron sus mentes. En estos tiempos de ahora, donde se difuminan las creencias, los seres despiertos que trotan por las verdes praderas deberían dejar escapar esos malos espíritus que tanto acechan esos terrenos de juego, donde sólo deberían campar respeto y deportividad.

miércoles, 22 de octubre de 2008

huelga

Los testigos del tuto dicen que hoy, día 22 de octubre, hay huelga. Cuando se preguntan los motivos, los más jóvenes no tienen ni idea y el mayor habla de que se protesta por cosas que están haciendo o que quieren hacer en la universidad. Seguimos como siempre, la niebla vuelve a aparecer y la información hay que ir a buscarla a google, donde los convocantes apuntan a los intentos de privatización de la universidad pública, etc,…Unos se alegran de que alguien convoque huelga, otros preguntan que qué hago. Los profesores van a ir. Algo falla en todo esto. Hay falta de información, la realidad universitaria se antoja un tanto lejana para algunos alumnos del tuto, la convocatoria les viene de perlas a algunos, un día menos, un día de ocio, un día para pasear, ¿Por qué los profesores no están a favor? ¿No es tan grave el problema? ¿Nos da igual? ¿No tenemos tiempo ni para dedicar un minuto a la cuestión? Hay otra realidad que a algunos les puede resultar más lejana, es esa realidad económica que en términos globales nos resulta inalcanzable, pero que en términos concretos nos empieza a afectar, a unos más que a otros, en forma de recortes de empleo, congelación de sueldos, subida de precios,…, la temida crisis. De esa, los testigos dicen que nadie les habla en el tuto. Esa discusión podría presentar una realidad de ahora, que les sirva a los alumnos para saber en qué mundo viven, y sin reivindicaciones concretas, estaríamos abriendo puertas en las mentes de nuestros hijos para que conozcan algo que a mí se me antoja más importante, algo que les ayude a intentar entender el bosque en su globalidad.

domingo, 19 de octubre de 2008

el factor humano

Como no podía ser de otra manera, se confirma que los humanos somos los que marcamos la diferencia, para bien o para mal, los que hacemos que esta vida sea más o menos agradable. Los que siguen en el tuto, entre más o menos deberes, diciendo que esto de estudiar es un rollo, ofrecen sus versiones de dos profesores de lengua española; uno parece que se enrolla, hace gracias, intenta crear un clima relajado, lleva a los alumnos al cine para ver "el niño con el pijama de rayas", pone cortometrajes en clase que hablan de amor en el tren y el alumno dice que le gusta la asignatura, luz en el tunel. El otro alumno comenta que su profesor dice que esa película no aporta nada y que no tiene interés. De postre, el maestro duda de la llegada del hombre a la luna, ¿espíritu crítico o mucho google?. Al alumno le parece un rollo tener lengua todos los días. Al leer esto, a algunos se les encogerá el corazón, a otros el alma. A mí, las dos cosas, mi corazón se reduce de tamaño, eso dice el doctor, el que lo ve y lo escucha, mi alma sube y baja, impotencia y momentos de lucidez esperanzada se entremezclan, dejando, como no podía ser de otra manera, luces y sombras.

sábado, 11 de octubre de 2008

una mirada

La mirada del niño protagonista, Bruno, parece arrojar la única luz sobre una película dura y sombría, llena de tonos oscuros y personajes atrapados. Los ojos de Bruno se desplazan por la pantalla aportando inocencia y sensatez, encontrándose con la mirada huidiza y vencida de otro niño, Shmuel, que al otro lado de la valla, sufre sin entender el por qué. Amistad, amor, sentido del deber, barbarie, orgullo, miedo, todo cabe en una película que hiela por momentos la sangre, donde los gritos y los gestos te dejan el corazón temblando, de donde sólo la luz de la sala de proyección, anunciando el final, te saca de la desazón que al espectador le produce el conjunto de relaciones tensas y tirantes que se ahogan bajo una intensa lluvia, cuando las inocencias se juntan para mirar a un cielo cargado de muerte.

El niño con el pijama de rayas (Mark Herman) 2008. Basada en la novela de John Boyne

viernes, 3 de octubre de 2008

pasan los días

Cual niebla que se disipa bajo los rayos del sol, la nada va dejando su lugar, ese que ocupaba con todo su despliegue, nada que nublaba mentes, contagiaba otras y rellenaba espacios. Los huecos se llenan de vida. Pareciera primavera en este comienzo seco del Otoño.
Terminan de aparecer los profesores, la tutora se incorpora a su puesto de trabajo y los engranajes ya chirrían menos. Algunos autobuses no llevan reloj, llegan tarde, y los niños corren para entrar a clase, ¡organización!, grita algún padre. Los testigos comienzan a hablar.
Un testigo dice que ha aparecido en su aula una figura llamada “el pelota”, aquel que bajo diversas formas se sitúa en una dimensión que el resto de sus compañeros no comprende. Sus observaciones delante de los profesores son extrañas y su forma de dejarse oír en presencia de otros, alabando las virtudes de aquel, casualmente el maestro, que entra en escena, son propias de una película de humor. Habría que meterse en la piel de uno de estos niños para ver qué pretenden con esto, si es que son conscientes del juego.
Hablando de juegos, éste empezó para otro de los testigos; se ha enamorado. La visión a través de un retrovisor de una pareja no tiene nada de particular excepto si uno de ellos es sangre de tu sangre. Algo que no puedo calificar se mueve en mis entrañas, la oscuridad envuelve una mezcla de gozo y pesar, unas vidas se abren camino en escalada libre y otras han iniciado la caída, no libre, afortunadamente.

jueves, 2 de octubre de 2008

verdad y mentira

“En época de mentiras, contar la verdad se convierte en un acto revolucionario”. Esta frase, de George Orwell, ya tiene unos cuantos años. Parece que el ser humano se sigue repitiendo y las malas costumbres se perpetúan. Se descubre a menudo como los adultos seguimos ejecutando agresiones contra la verdad en aras de intereses varios. No es de extrañar, como en tantas otras cosas, la costumbre y el entrenamiento hacen que los vicios se estanquen. Por lo tanto, el tratamiento habrá que darlo cuando nuestros hijos están creciendo. Decía Bettelheim, que sin saberlo, muchos padres incitamos a nuestros hijos a mentir, porque ese niño pequeño, libre, franco y sincero, descubre que sus primeros ejercicios de sinceridad se le vuelven en contra, porque a veces, la verdad que nos relata es incómoda para los progenitores. Por tanto, debemos de hacer el propósito de diferenciar el ejercicio de sinceridad por parte del niño del ejercicio por nuestra parte de recriminarle hechos que objetivamente son reprochables. Si no conseguimos discriminar estas situaciones, podemos contribuir a que la costumbre se vaya instalando poco a poco, y acompañada del miedo y del deseo del niño de agradarnos y de no crear situaciones de enfado, genere un mecanismo que poco a poco se automatizará y del que no le será fácil escapar. A esto, se añadirá más tarde la visita de la realidad, esa de la que puede que el niño quiera evadirse por esa vía que le resulta tan familiar, con lo que los tropiezos escolares, deportivos o humanos se enmascararán o edulcorarán, haciendo que el niño esquive y sortée unos cuantos encontronazos. Pero como globo que toma aire en demasía, llegará un día en el que no tendrá más remedio que admitir que algo no va bien. Cuanto antes llegue mejor.

lunes, 29 de septiembre de 2008

mirar

Cuenta William Faulkner en su relato “Los invictos” como tras las sucesivas victorias de la Unión en la guerra civil de Estados Unidos, los esclavos negros, viéndose libres de repente, de un día para otro, emprendían una huída hacia delante, lanzándose a los caminos: “…hombres y mujeres con niños que no sabían andar…iban cantando…y ni siquiera miraban a los lados…vamos a cruzar el Jordán, decían…la mayoría ni nos miró…sus ojos vacíos, desde sus caras recubiertas de sudor y polvo, no miraban a ninguna parte…”
Ese “no mirar a ninguna parte” de aquellos esclavos, cargados de años de opresión y miedo encuentra un equivalente hoy en día en la actitud de muchos de nosotros, que libres para elegir nuestro destino y reivindicar nuestros derechos, seguimos nuestro camino, con orejeras e impertérritos ante acontecimientos que nos afectan directamente y sin reparar en lo que la vida nos presenta delante y en las oportunidades de cambio que se suceden. Según las encuestas, un 45% de los ciudadanos americanos se opone al plan de Bush para salvar el sistema financiero. En consecuencia, grupos de ciudadanos se están manifestando en varias ciudades de los EE.UU gritando consignas del tipo “que se salven ellos solos”, es decir, que el dinero público no se utilice en esta operación de salvamento. Pero he aquí el problema, las manifestaciones son extremadamente minoritarias, demostrando que como suele ser habitual, no hay relación directa entre la opinión y la acción. El reverendo Jesse Jackson, activista en pro de los derechos civiles ha declarado al respecto: “el plan es una traición si no incluye a las víctimas de la tiranía”, es decir los contribuyentes de a pie, aquellos que tienen problemas para combinar el pago de la casa, la educación, el seguro médico, etc,…, en otras palabras, una gran mayoría de los ciudadanos.
Para repartir un poco las culpas, o quizás un mucho, harían bien los dirigentes y los dos candidatos a la presidencia norteamericana en hablar de forma sencilla, clara y veraz sobre este tema, del que solo parecen entender unos pocos, para explicar el para qué y el por qué, primer paso para formar opiniones libres y alejadas de criterios partidistas, estereotipos y visceralidades momentáneas.

sábado, 20 de septiembre de 2008

el día uno

Cual película de terror, parece que la nada se ha instalado en el instituto. Esa nada que todo lo invade y que hace que un grupo de aproximadamente veinte chavales y chavalas no hagan nada durante la mañana de ese primer día de clase. Un testigo cuenta cosas y yo me imagino a la chavalería mirando al tendido mientras la tutora dice su nombre y más cosas. Por cierto, el testigo no se acuerda del nombre. Recuerda que era fea, como todas las demás profesoras, según él. Habrá que preguntarle por el género masculino. Así entre bostezos, de sueño y de no sé qué mas, debió de transcurrir la mañana, corta, poco intensa, y llena de nada. Algún conocido en clase y poco más, salvo muchas ganas de salir de allí corriendo para volver al hogar de ocio y descanso que les ha acompañado durante los últimos tres meses. Por cierto, un segundo testigo asiente lo que dice el primero; la nada se multiplica por dos; yo que ustedes no me quedaría de noche en ese lugar.

viernes, 19 de septiembre de 2008

la gran partición

La independencia de la India, tras la dominación británica, llevó implícita la creación de un nuevo estado, Pakistán. Un gran éxodo, en ambas direcciones, movió a millones de personas de sus hogares, abandonando parte o toda su vida para huir de las matanzas y carnicerías que se desataban en sus pueblos. Desgraciadamente, esa migración sirvió para sembrar los caminos de muertes por hambre o para dejar escenarios de terror en el transporte de la muerte, el ferrocarril, tan querido por los bárbaros para perpetrar su limpieza particular. Lo que en un tiempo parecía una convivencia pacífica entre las comunidades hindú y musulmana, ciudadanos muchos de ellos ignorantes de la existencia del colonizador o enemigo común británico, se convirtió por momentos en una orgía de violencia alimentada día y noche por los fanatismos religiosos, los mismos que habían llevado a los británicos a la convicción de pertenecer a una raza que Dios había elegido para gobernar y someter. Una partición que parecía la solución se convirtió en un problema y los festejos por la independencia se ahogaron en sangre. Partir la tierra donde habitaban cuatrocientos millones de personas no era una tarea sencilla. Nunca hubiera acabado al gusto de todos. Uno de los británicos, artífice de la división, reconoce que “haga lo que haga, se matarán unos a otros”.
El apostol de la no violencia, Gandhi, se opuso con todas sus fuerzas y sufrió por esa espiral de locura que parecía echar por tierra toda una vida comprometida a difundir todo lo contrario, el entendimiento entre todos los actores implicados en la vida de un país equivalente a un mosaico de pequeños baldosines, país al que llega Gandhi después de vivir, mucho antes, también en un tren, esta vez sudáfricano, una "experiencia decisiva", cuando fue expulsado de su asiento por un blanco. Ante la situación creada por la partición, Gandhi recurrió de nuevo a una de sus armas, la huelga de hambre, con la intención de pacificar a las masas. Esta huelga llevó a una tregua parcial en algunas zonas y justo cuando quería llevar su pacífico mensaje en persona a Pakistán, los extremistas indios acabaron con su vida. Días antes Gandhi recitaba en sus audiencias ante las multitudes el poema de Tagore que dice “Si no responden a tu llamada, camina sólo”. Sin perder la esperanza, él seguía ahí, con su ayuno solitario, rezando para “que se purifique el alma de todos y se supriman las diferencias entre aquellos condenados a vivir como hermanos”.

“Esta noche la libertad” narra este convulso periodo de la historia de la humanidad, que ayuda a entender muchas de las noticias que vemos en los informativos sobre esa región de la tierra. Desgraciadamente, el enfrentamiento sigue y las reclamaciones territoriales continuan vivas a la espera de que algún día, esperemos que no muy lejano, las palabras de Gandhi sean algo así como el manual de cabecera que ayude a restañar heridas y a ver al otro como alguien más cercano.

Esta noche la libertad (1975) Dominique Lapierre, Larry Collins

domingo, 14 de septiembre de 2008

una canción

La señal de retirada eran las luces que se apagaban, los cuerpos que se alejaban del centro, el circulo infinito que se abría. Y uno ya sabía lo que venía. Y una fuerza centrífuga desconocida lo empujaba hacia la zona de visión. Y cuando sonaba ese primer acorde, un piano mil veces tocado, recordado, memorizado, uno se estremecía, miraba, se refugiaba, envidiaba todo aquello que otros empezaban a sentir, o simplemente sentían desde hacía ya un tiempo. Y esa mirada perdida buscaba lo que no se atrevía a buscar, quizás encontrara al rostro conocido, pero aunque ahí estuviera, todo estaba decidido. No era el momento. El momento ya llegaría, se consolaba. Y si esa cara conocida tenía acompañante, la desesperación se acrecentaba. El destino, la mala suerte, por qué, preguntas que se amortiguaban a medida que crecía la canción mientras se avivaban los sentidos y aquello empezaba casi a dejar de ser una canción lenta. Pero daba igual, uno los veía bailar agarrados y elucubraba también sobre ese momento, lo que diría, lo que sentiría. Y así hasta que se alcanzaba el momento cumbre, donde uno seguía sólo y quieto, y movía sus pies y parece que conociera la letra de la canción mejor que nadie, aunque sólo sabía una palabra.
Uno se dió cuenta mucho más tarde de que aquello no era una canción de amor, pero ya daba igual. Fue siempre una canción donde el sueño del amor se presentaba de repente, cada sábado, a la misma hora y en el mismo lugar.

nuevo curso

Un muñeco venido del cielo, de nombre E.T., nos dejó hace unos años este consejo, invitación o mandato: "SED BUENOS".En este comienzo de curso, y a lo largo y ancho de este nuevo año escolar participaremos a menudo en diálogos donde se hablará de los logros académicos de nuestros hijos, de sus mejoras en múltiples actividades. No tan fácil es oír conversaciones donde se pongan de manifiesto otro tipo de virtudes que caracterizan a nuestros muchachos, como la generosidad, la bondad, el sacrificio, la voluntad. En nuestro fuero interno apostamos por ellas, nos sentimos orgullosos, pero no "vendemos" estas capacidades, no las proclamamos. Desde esta sociedad que apuesta por la competitividad, y que la exporta a la infancia, es preciso introducir un poco de cordura y quizás sea necesario empezar a predicar a los cuatro vientos lo que realmente esperamos de nuestros hijos: que sean FELICES. Y no hay mejor vehículo para conseguir este objetivo que uno repleto de esas virtudes. Así que, sed buenos y disfrutad del nuevo curso.

martes, 9 de septiembre de 2008

paraguas negros

Decía Obama hace escasas fechas en su discurso de aceptación de la candidatura demócrata a la Casa Blanca que la única razón por la que estaba ahí esa noche era para mantener una promesa viva, una promesa según la cual "cada uno tiene la libertad para hacer de nuestras vidas lo
que queramos, pero que también tenemos la obligación de tratarnos mutuamente con dignidad y respeto".
La edición de El País de hoy muestra en portada una foto que muestra la enésima protesta por parte de un sector de vecinos del pueblo de Hondarribia (Guipúzcoa) contra la participación de las mujeres en el tradicional Alarde, que conmemora el final de un antiguo asedio a la localidad. Afortunadamente, esta vez no han ido muy lejos, es decir, no han intentado impedir por la fuerza el desfile de la compañía mixta como en otras ocasiones, y se han conformado con no querer ver el desfile tapándose con unos originales paraguas negros. Hombres y mujeres que no deben de leer los discursos de Obama, en inglés o en castellano, que no ven las noticias, o que no saben ni quién es. Porque si hubieran gastado un poco de su tiempo, quizás hubieran cerrado su paraguas. A esto se le llama falta de respeto, y la dignidad de los de los paraguas está tan oscura como sus ojos tras ellos. Pero es que la libertad también se aprende, en el colegio, en casa o en la calle, y desgraciadamente, esta asignatura está pendiente de ser aprobada por mucha gente en esa tierra llamada Euskadi, donde a veces la originalidad se vuelve patética y la estupidez se engrandece en nombre de la tradición.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

la familia

El ministro de Trabajo, Corbacho, ha reflexionado últimamente sobre la necesidad de endurecer la política de reagrupamiento familiar para los emigrantes. Algo que leído así no es más que un conjunto de palabras juntas que forman una frase, frase que cuando se asimila dice algo así como que va a ser más difícil que las familias de los inmigrantes se junten. Algo que en principio no suena muy bien porque los de aquí nos pasamos la vida de aquí para allá, visitando a la familia, reunidos, disfrutando de eso que la gente define con otra frase, esa que dice que “la familia es lo más importante”. Pues a los de fuera les vamos a decir que se aguanten un poco, que ganen más dinero, para que no vivan todos en cuatro metros cuadrados, que hay factores económicos para evaluar las reagrupaciones,…, Oiga usted, dar amor a los más cercanos y poder compartir con ellos la última parte de su vida debería estar por encima de todo. Decía hace unos días, Ramón Garro, de origen peruano y director de Inmigración del Gobierno Vasco lo siguiente: “contratamos inmigrantes para cuidar a nuestros padres y les negamos el derecho de cuidar a los suyos”. Conciso y claro. Algo fallará si esto al final acaba llevándose a cabo y no permitimos que cuando después de acabar su jornada de trabajo, lleguen a casa estas personas, no encuentren a su familia o a parte de ella esperándoles.

martes, 2 de septiembre de 2008

esos jovenes

La eterna pregunta se repite una vez más, generación tras generación, ¿qué ha cambiado de nuestros tiempos a ahora para que a los adultos se nos ponga cara de no saber lo que está pasando con los jóvenes de hoy en día? ¿Qué pasa con las nuevas costumbres, por qué hacen esto o lo otro, por qué se comportan así? Y sobre todo, ¿qué es lo que nos espera a todos?
El polivalente Goethe y Ana Frank compartieron algo en común en sus vidas, ambos eran alemanes, nacidos en la misma población, Frankfurt am Main, y con algún siglo de distancia reflexionaron sobre el tema. Allá por el siglo XVIII Goethe nos ayuda a encontrar la luz, “Dime, ¿Cómo soportas tan cómodamente la arrogante conducta de la exasperante juventud? Si otrora también yo no me hubiese comportado insoportablemente, en verdad qué insoportables serían.” Primera pista, sólo recordando como éramos podemos llegar a comprender a los de ahora.

Y allá por el siglo XX (1944), Ana Frank lee un libro titulado ¿Qué opina usted de la adolescente moderna?, y nos dice que la autora “critica de arriba abajo a los jóvenes de hoy en día, no rechazándolos totalmente como si no fueran capaces de hacer nada bueno, al contrario, dice que si los jóvenes quisieran podrían construir un gran mundo mejor,…” Segunda pista, hay un rayo de esperanza contra la idea de que las juventudes de todos los tiempos alcanzan grados acentuados de comportamiento incívico. Hoy en día vemos cosas que nos dejan un poco fríos, como el mayor consumo de alcohol y drogas acompañado de una más temprana iniciación a estas prácticas. Este es sólo un ejemplo o la punta de lanza de lo que podría dar de sí una conversación sobre el tema entre padres que bregan con sus hijos durante la adolescencia.
Pero tampoco parece sensato negar los avances que la sociedad experimenta en todos los sentidos, generación tras generación, incluido ese que habla del cuidado por el prójimo, que intenta extender la red de bienestar social a la mayor parte de la población (por lo menos en los países más desarrollados) y que difunde un mensaje de concienciación con el objetivo de conseguir unos mínimos similares para el resto del planeta.
Nuestros padres debieron pensar lo mismo de nosotros y ahí estamos, como se dice vulgarmente, levantando el país. Creo fírmemente que nuestros vástagos también lo harán, y además, mejor que nosotros. Nuestras dudas deben ser latigazos momentáneos que sacuden nuestra mente, de esos que nos recuerdan que nos hacemos mayores, circunstancia que nos lleva a la añoranza de aquellos tiempos, cuando éramos como ellos, tiempos que por lo general se echan de menos.
Me temo que Jorge Manrique no acertaba cuando decía eso de “Cualquiera tiempo pasado fue mejor”.

ver para creer

Según el dicho popular “engañar como a un chino”, a alguien de ese país debieron de pillarle ingenuamente con alguna jugarreta y a partir de ahí, todos los gatos se convirtieron en pardos. Una vez acabada la Olimpiada asiática, se descubre que esta vez el cazador ha sido cazado y hemos visto fuegos artificiales que no eran de ese momento, hemos visto a una niña muy guapa cantar con la voz de otra, la menos guapa, porque el Politburó del Partido Comunista Chino lo decidió así, hemos visto que no ha quedado claro si la emisión de la señal televisiva ha sido retrasada unos segundos para evitar imágenes indeseadas, hemos visto que los niños que representaban a las 56 etnias chinas en la inauguración parece que pertenecían todos a la mayoritaria y hemos visto que las nubes han sido manipuladas para evitar circunstancias desfavorables en forma de aguacero en ciertos eventos. Se preguntaba la Creedence Clearwater Revival el siglo pasado, en una de sus canciones: “Who will stop the rain” (¿quién parará la lluvia?) Ahora ya lo sabemos; la ingenuidad ha cambiado de lado y ahora somos nosotros los que nos creemos lo que vemos sin saber qué vemos realmente.

jueves, 28 de agosto de 2008

la meta

Partiendo de la base de que la perfección en el papel de padre esta bien como utopía y que ni siquiera nos la podemos poner como meta, ese esfuerzo que realizamos para ser padres aceptables choca con una realidad que cambia día a día. Esa realidad la conforman nuestros hijos, que se transforman con el paso de las horas, minuto a minuto, que plantean batallas para las que parece que no estamos preparados y que amagan con discursos que se escapan de nuestras concepciones del mundo. Los padres sentimos que su cercanía se aleja poco a poco y las distancias cortas que antes dominábamos van dando paso a la media distancia, esa que en algunos casos no admite casi contacto, esa de las despedidas secas y cortantes, fruto, decimos siempre, de que está cambiando. Así es, él cambia pero nosotros también. No permanecemos inmóviles esperando que el niño nos alcance, seguimos nuestra marcha en la vida esperando que el futuro resuelva las dudas sobre la cosecha de nuestro esfuerzo diario, esa que no se suele ver a corto plazo, que quizás veamos algún día, todavía lejano, en el que esos pequeños o jovenzuelos ingresen en la edad adulta con la cabeza sobre los hombros, como buenos ciudadanos y como seres humanos dotados de sensibilidad. Por eso, qué hacer cuando sabemos que en su camino hacia la vida se preguntan, como le pasaba a Ana Frank en su encierro, cosas como "¿Habrá gente que pueda satisfacer plenamente a sus hijos?" La respuesta es no. Esa satisfacción plena nunca existirá y los milisegundos compartidos con ellos, disfrutados en ese estado placentero que unos llaman paz de espíritu y otros felicidad, son sólo eso, instantes de tiempo que a veces recordamos con añoranza y que deseamos se repitan. Mientras vuelven a nuestras vidas, con intermitencia y sin avisar, para poner un paño caliente sobre nuestra existencia, acudamos a lo que dice Bettelheim sobre el tema: "Lo único que un padre o una madre puede ser para su hijo es exactamente esto: un padre o una madre tierno y solícito; esto es, una persona madura que acepta con cariño y solicitud las muestras de inmadurez del niño, le protege para que no se sienta culpable por ellas y, además, impide que tengan malas consecuencias. Al mismo tiempo que proporciona al niño ejemplos de madurez que le sirvan de guía en el transcurso de su propio crecimiento". Así que a medida que soltamos amarras, mantegamos el faro encendido, ese que señala las entradas de los puertos, siempre abiertos por si el refugio se hace necesario.

domingo, 24 de agosto de 2008

esa cosa diminuta y sensible

Hay películas de esas que enganchan, en las que, como espectadores, somos capaces durante unos minutos de meternos en pantalla y casi sentir lo que los protagonistas sienten, el miedo, la pena, el dolor, el amor o la alegría. Al encenderse las lunes tras los créditos, podemos respirar y rememorar esos sentimientos que a medida que pasan los minutos se alejan, pareciendo que se evaporan en esa realidad nuestra de cada día. Cuando uno lee el diario de Ana Frank, también una angustia y desazón se apoderan del lector, que cierra el libro, no para olvidar, pero sí para huir de alguna forma de esa casa de atrás donde reina el miedo, donde el silencio no es una opción sino una obligación, donde se duerme para acortar el tiempo y la espera, donde la angustia a veces no deja escribir y da paso a las lágrimas que escapan de los ojos de una niña que a pesar de todo muestra entereza y esperanza, que se muestra alegre y dichosa cuando se olvida del exterior y que a veces se apoya en su fé para esperar. El diario es una válvula de escape para Ana, torrentes de palabras que llenan páginas con la intención de no atragantarse en la soledad, en su falta de libertad y en los inevitables problemas entre los humanos derivados de una convivencia forzada.
Uno sabe el final antes de empezar y eso también es descorazonador, y a ese final vuelve el lector una y otra vez intentando encontrar sentido a las palabras de Ana. ¿Para qué el esfuerzo, para qué la esperanza, para qué el silencio? Dice George Steiner que su definición ideal de la vida la dió Samuel Beckett: "Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor". Ana Frank era una niña y no tuvo más oportunidades de probar o fracasar. Cuando escribe sobre su relación con Peter, otro de los escondidos, Ana habla de "Esa cosa diminuta y sensible que ninguno de los dos se atreve a nombrar aún", esa cosa, parte de una vida que alguien se encargó de cercenar el 4 de Agosto de 1944, cuando los habitantes de la casa fueron detenidos, poniendo fin al diario de Ana e instaurando el silencio de muerte que ella tanto odiaba.

Ana Frank. Diario (1947)

jueves, 14 de agosto de 2008

lo importante

Uno de los grandes de la literatura norteamericana, John Steinbeck, tras viajar una larga temporada por su país, escribió un ameno y encantador libro titulado "Viajes con Charlie". En esa obra se descubre una frase que por sí misma hace que la lectura haya merecido la pena. Dice lo siguiente:
"No hay absolutamente nada que pueda reemplazar a un hombre bueno".
Ahora es nuestro turno y podemos elucubrar lo que significa ser bueno en el mundo de hoy. Habría para todos los gustos pero seguro que encontraríamos algunas repeticiones en las contestaciones que nos pudiera dar una encuesta. Se hablaría de honradez, de compromiso, de compasión, se hablaría mucho de amor, en fin, que cada uno escoja su definición. En la labor de educación de nuestros hijos nos preocupamos de muchísimas cosas a lo largo de esos años donde todavía nos pertenecen. Y por cierto, ya podemos acordarnos de que la tarea está ahí, porque cuando uno se quiere dar cuenta, la primera parte del partido se ha acabado y uno se puede encontrar con que se ha dejado tinta en el tintero. Nos preocupamos mucho de su futuro académico, de que hagan deporte, de que aprendan idiomas, de que se relacionen con la gente y estoy seguro de que también nos preocupamos de que sean buenas personas. Argumentos que debieran conducir a intentar que nuestros hijos sean felices, objetivo último de todo bicho viviente. Ahora bien, los aprendizajes no son gratuitos, y no hablamos de pago de dinero, lo importante es saber que el pago se da en forma de trabajo y sacrificio. Sólo por ahí se consiguen los resultados. Es de cajón que esa búsqueda implica asimilar, ser corregido, aprender a ser disciplinado y es en este punto donde parece que algo se nos escapa. El castigo no es bienvenido, las costumbres se relajan, los niños se van a traumatizar, dicen unos, mis hijos son unos benditos, dicen otros, y los comportamientos incívicos de nuestros hijos, como las faltas de respeto hacia los profesores, los problemas de acoso que parecen sólo existir en la mente de los acosados, la violencia en el lenguaje, el poco respeto por el entorno que nos rodea, que se convierte en un basurero que otros limpiarán, etc.… no parecen encontrar un tratamiento adecuado , por parte sobre todo de las familias, no lo olvidemos, responsables de sus hijos, por lo menos hasta que cumplen la mayoría de la edad. Alguien dirá que es tarde para educar a los padres. Nunca es tarde para nada, se puede trabajar también con las familias, ahí necesitamos involucrar a otros agentes sociales que permitan reconducir situaciones concretas que, no lo olvidemos, causan sufrimiento y sobre todo son susceptibles de empeorar con el paso de los años. Porque los problemas que no se abordan no suelen desaparecer. Volviendo al origen, si como padres perdemos de vista eso de educar buenas personas, estaremos cometiendo el mayor error de nuestras vidas.

lunes, 11 de agosto de 2008

niños todavía

Usted es padre, aparte de eso, en su vida profesional es profesor de autoescuela, y decide emprender un viaje por España para concienciar a los más jóvenes sobre la importancia de la seguridad vial. Hasta aquí nada raro. Pero la noticia sigue y dice que el profesor y padre no va a llevar el volante, sino que será su hija, de 12 años, la que pondrá sus manos. No aclara quién llevará los pedales. La noticia como broma no está mal, pero no, no es broma, tanto que los Mossos d’Esquadra abrieron diligencias y le han pedido a la familia que no salga, a la espera de un informe de la fiscalía de menores. Independientemente del vacío legal que parece que hay al respecto y que la familia pretende aprovechar, ellos mismos dicen que van a hacer algo “curioso, fuera de lo normal, pero no fuera de la ley”, lo que a mí no me gusta de este caso es la utilización de la niña por su familia. Perfecto que el padre quiera concienciar al país sobre la seguridad vial, perfecto que esté dispuesto a sacrificar parte de su tiempo libre recorriendo España con su campaña, pero conduzca usted y que su hija lleve la pancarta, no al revés. La niña en cuestión conduce karts y parece ser una campeona en ciernes, lo cual no garantiza que tenga el conocimiento y sobre todo el nivel de responsabilidad necesario para circular entre miles de vehículos en ese papel protagonista que parece que le adjudica el padre a la hija. Desgraciadamente, en ocasiones, los padres nos escudamos en los niños para tapar agujeros negros que nos carcomen por dentro y muchas veces “obligamos” o utilizamos a nuestros hijos para llevar a cabo objetivos nuestros. Yo tengo dos hijos que rondan la edad de esa niña, normales para su edad, ni superdotados ni infradotados, y mire por donde, yo no les dejaría coger el volante todavía, hay algo llamado responsabilidad paterna, ¿o no?

viernes, 8 de agosto de 2008

no hay padres perfectos

Lo de ser padre parece que va perdiendo sentido a medida que los hijos crecen. Uno ve los anuncios en la tele y observa al bebé y luego mira a sus hijos, ya talluditos, y se da cuenta de que algo ha cambiado. Esos padres asociados al nacimiento han dejado paso a otros que a veces se desconciertan por lo que ven, oyen o sienten en presencia de sus vástagos.
Lo que va a continuación lo escribí hace ya algunos años, pero creo que sigue teniendo validez para inaugurar esta sección. Que ustedes disfruten de la paternidad y maternidad.

NO HAY PADRES PERFECTOS

La paternidad definida por cada padre o madre admite incontables interpretaciones.
Para la mayoría supone una gran revolución. Un terremoto físico, emotivo y mental. Todo seísmo implica caos y desorden, pero este caos se puede transformar, más bien, se debe transformar.
Como nadie nace enseñado, después de esos primeros meses felices, agotadores, nubosos, por lo de estar en las nubes, surgen las preguntas, las dudas, las inquietudes. Todos opinan de las comidas, de los sueños, de las posturas, de esas cosas tan necesarias, pero no suficientes.
Y uno, que busca algo más, empieza a hurgar y a investigar. Y esas casualidades de la vida hacen que en tus manos caigan libros; unos que se pueden abrir y cerrar y algún otro que se abrió y nunca se cerrará. En el fondo no es más que un intento de escribir el libro de la vida, porque la humanidad está llena de padres e hijos que se relacionan entre sí y todos con todos.
Y es bonito descubrir que Bruno Bettelheim, fallecido hace unos años, escribió este libro con 85 años, la experiencia es un grado. Este señor le puede ayudar a generar nuevos terremotos, más fuertes, devastadores. Uno se queda como desnudo con toda su historia, con sus virtudes y sus defectos, a la vista de aquel a quién queremos tanto. Y esa luz, ilusión y esperanza que representa un hijo empieza a transformar a los padres. Vemos las oportunidades que nos ofrecen nuestros hijos. No todo es dar, se recibe infinitamente. Se está ante una oportunidad única. Oportunidad para mejorar, sí, para ser mejores personas, para ser modelos de verdad para nuestros hijos. Para entenderlos y para entendernos. Para descubrir la humanidad común que nos debiera unir.
Lo dice Publio Terencio, (2 siglos A.C.), esclavo romano y autor de comedias, en una cita del libro: SOY HUMANO; NADA HUMANO ME ES AJENO.
Sigamos intentando ser padres aceptables, porque como dice el titulo del libro, no hay padres perfectos.

grandes pechos amplias caderas

No parece descabellado pensar que uno es afortunado después de vivir la parte central de una vida, y poder contarlo, en un país donde en un plazo de unos cuarenta años, diversos acontecimientos dejan más de cuarenta millones de muertos entre guerras, hambrunas, desastres naturales y represiones. Esa fue la China del siglo XX, desconocida en gran medida para el mundo occidental, pero escenario de fondo de la vida diaria de millones de personas que lucharon por vivir, o más bien por sobrevivir.
Esto es lo que podría pensar la protagonista de la novela de Mo Yan, que relata de forma excepcional la vida de una familia, teniendo como narrador al hijo varón, y como pilar del grupo a la protagonista, Madre, paradigma de madre, esa que ama sin esperar nada a cambio, la que ve como los caminos de sus descendientes divergen y convergen, en su exploración de la vida, mientras ella permanece ahí, en el pueblo, esperando los regresos que llenan de vida, dolor y sufrimiento su alma. Jintong, el narrador, sobrevive porque alguien tiene que hacerlo, no parece dueño de su propio destino, sin libertad para elegir, para el que caminar es dar un paso detrás de otro, sin saber donde se va. Vida sin control, que fluctúa de la miseria a la esperanza y vuelta a empezar, mientras Madre quizás ansíe repetir esa sonrisa que una vez quedo grabada en las mentes de sus hijos.

Grandes pechos amplias caderas (Mo Yan, 1996)

domingo, 27 de julio de 2008

los juegos olímpicos

Imaginemos algo menos tremendista que una de las catástrofes que han asolado Asia a lo largo de este año. No hay Juegos Olímpicos, éstos se suspenden, boicot internacional. Los miles de deportistas que llevan años soñando con esta cita se quedan en casa. Seguirán compitiendo unos, otros no, porque la edad ya haya pasado, pero habrá otras oportunidades, campeonatos mundiales, europeos, continentales, ligas y copas que paliarán la terrible decepción, una depresión más de nuestro mundo de acá, esas que son más importantes que las verdaderas tragedias, las que suceden allá. Como parte del sentimiento de compasión universal que surge tras un desastre natural como el acontecido en Asia, las voces discordantes con el orden establecido se han ido diluyendo hasta llegar a que ya nadie se acuerde de los tibetanos, algunos de los cuales no parecen estar pasándolo demasiado bien.
¿Tendría sentido un boicot a los Juegos? , o mejor, ¿valdría para algo? Yo creo que la respuesta es sí. Un ejemplo, para que nuestros gobernantes tomen una iniciativa real de posicionamiento contra un país que no respeta los derechos humanos y donde no existe libertad de opinión ni libertad de prensa. No para seguir una línea de coherencia que no abunda por no decir que no existe. Pero sí para fundar esa base que sirva para que esa olvidada coherencia encuentre recipiente donde crecer y perpetuarse. Dirán que el problema empezó cuando se otorgaron los juegos. Así es, no se debería haber llegado hasta aquí. Dirán que hay otros campeonatos o actos de todo tipo que se celebran en países irrespetuosos con los derechos humanos y no se hace nada. Así es también, ejemplo de la falta de un cimiento sólido para la coherencia. A la falta de pilares contribuye en gran medida el olor del dinero, por el cual, cientos de de multinacionales invierten en China y en otros países sin preocuparse por la situación real, olvidándose muchas veces de los derechos de los trabajadores que manufacturan sus productos en condiciones poco edificantes, denunciadas afortunadamente cada vez más. El beneficio ante todo. Si no hubiera juegos, habría pena, frustración y despidos en muchas empresas de esas que dejarían de ganar ingentes cantidades de dinero. El mal menor es celebrar los juegos, piensan muchos, que los chinos arreglen a su ritmo sus problemas políticos, es decir, la falta de libertad, esa de la que se nos llena la boca cuando la citamos. Pero nosotros no estamos aquí para eso, el deporte está por encima de la política. Qué mala prensa tiene ésta y que buena prensa tiene aquel. Entretenimiento, sillón, zapatillas y deporte mundialmente retransmitido. El nuevo opio de un pueblo que quizás no soporta ver las tragedias y no quiere reflexionar sobre las raíces verdaderas que las provocan. Ya, dirán que es complejo y que no se soluciona en un día ni en dos ni con el boicot. Y tienen razón. Pero algún día habrá que empezar, ¿no? La hipocresía y la coherencia son valores enfrentados e incompatibles a menos que uno nunca abandone la hipocresía.
Semanas después del terremoto del 10 de Abril de 1933 en Los Angeles, California, durante el cual se derrumbaron 70 escuelas, se aprobó la Field Act, una ley que recogía normas estrictas para la construcción de los recintos escolares. Esta ley se fue exportando al resto del país y sirvió de punto de partida para prevenciones similares en otros países. Desde aquella fecha, dice la historia que nadie ha resultado herido en un recinto construido siguiendo esas normas.
El 12 de Mayo de 2008 un devastador seísmo en el suroeste de China dejó casi 100.000 victimas, muchos de ellos en recintos escolares. Todo el mundo ha alabado la implicación de las autoridades chinas y su aperturismo a la hora de permitir ayudas exteriores, en contraste con la posición de la junta birmana ante las inundaciones, oscura y deshumanizada. Faltaría más que las autoridades chinas no se implicaran, ¿no? No hay que olvidar que los dirigentes deben de estar al servicio del pueblo. Lo que no parece tener una crítica generalizada es la comparativa con Japón, que sufre terremotos de magnitud similar, pero donde los muertos se cuentan con los dedos de una mano, donde no se caen los hospitales, las escuelas y las viviendas. Está claro que las autoridades gubernativas chinas están lejos de implicarse en ese servicio al pueblo que tanto dicen amar.
¿Qué opinan los chinos? Por una parte, nos llega por los medios la imagen de un pueblo entusiasmado con la celebración de los juegos, con recepciones masivas al paso de la antorcha, con ganas de demostrar al mundo quienes son realmente. Pero otros medios hablan de silencio, de detenciones masivas de disidentes, de silencio informativo, de intentos de silenciar las webs y blogs más críticas,…En las Olimpiadas de México, en 1968, los llamados estudiantes “antipatriotas” gritaban: “No queremos olimpiadas, queremos revolución”. Diez días antes de la inauguración de los juegos, el 2 de Octubre del 68, en la Plaza de las Tres Culturas de la capital, un número indeterminado de personas murió, tras la actuación policial y del ejército, sin ver los frutos de esa revolución que estaban iniciando. En Pekin parece difícil que veamos manifestaciones como aquellas; no es de esperar que el régimen totalitario existente lo vaya a permitir.
Será que el humo de la contaminación que dicen que cubre las instalaciones chinas no es el que ciega nuestros ojos, no, hay algo más que los ciega.

gante

Dice la información turística de Gante que ésta, capital del mundo en su momento, tiene más que ofrecer que Brujas. Uno se encuentra menos turistas que allí, quizás menos espectáculo, pero lo que uno puede admirar es igualmente espectacular, un sitio verdaderamente acogedor para pasear y admirar su enjambre de casas y canales. Lugar de nacimiento del monarca Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, uno encuentra en su recorrido importantes bellezas arquitectónicas, una de las cuales, una minúscula casa, presenta en su fachada una representación de seis de las obras de misericordia, faltaría una. Si uno ya no se acuerda de sus orígenes de educación cristiana, merece la pena recordar las cuatro primeras, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo y dar posada al forastero. Esto es precisamente lo que hicieron, allá por el siglo pasado, año 1937, unos cuantos ganteses, y otros muchos belgas, acogiendo a muchos de los llamados niños de la guerra, los que fueron evacuados de España para no ver los horrores de la contienda, algunos de los cuales no fueron repatriados tras el final, quedando sus días inmersos para siempre en esa tierra de acogida llena de agua.

viernes, 25 de julio de 2008

brujas

Todos los cocheros que en sus coches de caballos pasean a los turistas por la ciudad de Brujas aflojan el paso al llegar al lago del amor. El ensanche de los canales forma un rincon acogedor y romántico al que los cocheros se refieren en múltiples idiomas para explicar que una joven, cuyo amor no era aprobado por su padre, se escondió por aquí y murió. El joven separó las aguas del lago y enterró a su imposible amor bajo las aguas. Después de recuperar el trote normal, el conductor seguirá recorriendo los múltiples recovecos del casco antiguo de una ciudad que no tiene desperdicio en cuanto a su estética arquitectónica, el cuidado del entorno y el gusto por lo bello que parecen tener los habitantes del lugar. Las leyendas se suceden en una ciudad que parece el escenario de un cuento de hadas o de una película medieval, donde los turistas somos extras del rodaje de miles de fotos y de películas diarias. Otro rincón que muchos visitarán será la Iglesia de la Santa Sangre que alberga una reliquia con restos de la sangre de Cristo. Fue Thierry de Alsacia, uno de los caballeros de la época, quién al termino de la segunda cruzada, en el siglo XII, trajo a Brujas las gotas que Jose de Arimatea guardó, según cuenta la leyenda. La iglesia no siempre presenta la reliquia para su observación; si ese día toca que sí, verá un cilindro con algo dentro que no se puede definir, mientras los altavoces hablan en múltiples idiomas invitando a los presentes a que besen la reliquia y a que dejen su donativo para el mantenimiento del templo. Múltiples e intricados recovecos siguen a la vera de unos canales navegables desde los que la perspectiva cambia. Seguro que a más de un cochero de esos que conducen bajo sombrero de paja, les preguntarán los turistas que cómo era Brujas cuando el conde Thierry llegó de Tierra Santa. Uno dificilmente puede imaginar esta ciudad sin la pulcritud de sus calles, que refleja la luz del mediodía, y sin los extras, que soñamos con una máquina del tiempo reversible, que nos lleve a noches oscuras bajo las estrellas en oscuros rincones donde sólo se escucha el ruido de cascos de caballos que vuelven de una guerra lejana trayendo consigo el cansancio, los muertos y las leyendas que perdurarán por los siglos de los siglos.

bruselas

La pequeña región de Bruselas, que incluye la capital del país, es una de las tres en las que se divide el país de Bélgica. Enclavada en la frontera entre las otras dos regiones, ofrece al visitante el multiculturalismo que tanto Flandes como Valonia, o al menos algunos de sus habitantes, parecen rechazar. Diferencias idiomáticas, culturales y como no, económicas hacen que los que ahora son más prósperos, los norteños de Flandes, incidan en las diferencias, acompañando el ruido sobre una posible división del país. Resulta también curioso que Bruselas sea la oficiosa capital de esa entidad llamada Europa, que alberga el parlamento europeo y desde donde miles de personas trabajan para seguir construyendo un futuro común para los habitantes de este continente. El ansia nacionalista de los vecinos contrasta con el afán integrador europeo y con los aires de ciudad cosmopolita de la capital. Uno encuentra en sus calles a muchos africanos, originarios de las diferentes colonias que Bélgica tuvo. Leopoldo II, rey del país en los albores del siglo XX se convirtió en dueño y señor del Congo, donde se enriqueció a costa de los de siempre. Mario Vargas Llosa, en el prólogo al libro El fantasma del rey Leopoldo, de Adam Hochschild, dice que es una injusticia que no se equipare a este rey con Hitler o con Stalin a la hora de juzgar las mayores salvajadas de nuestra última historia. Quizás sea el fantasma de este rey el que persigue a los belgas para hacer que no se quieran sentir como tales, que aborrezcan de un pasado no tan lejano, colonial y sangriento. El barrio de Matongue de Bruselas es el barrio africano que alberga a muchos de los que la vida ha ido poniendo desde ahí abajo aquí arriba en busca de un futuro mejor, buscando sólo vivir, en la ciudad que busca ser la avanzadilla de un nuevo país llamado Europa que haga olvidar fronteras. Lástima que otros las quieran poner.

domingo, 20 de julio de 2008

las abuelas

Me sorprende la extraordinaria lucidez de alguien que en 2003, a los 83 años, es todavía capaz de escribir y publicar esta colección de cuatro relatos, no siendo el último libro publicado. Debe de persistir la ilusión por contar cosas o por expresar lo que uno lleva dentro para que a esas edades donde el cansancio infinito parece ser omnipresente haya voluntad de seguir. Un estilo escueto la mayoría de las veces, directo, traza narraciones independientes y ambientadas en entornos y épocas diferentes pero con algunos temas comunes.

Como no, el amor en sus diferentes versiones, el amor paternal hacia los hijos, el amor de pareja, el imposible, fugaz, mantenido y revivido cual película a través del tiempo y la distancia, amor no materializado que mata la vida actual, hasta llegar a una confesión en alto delante de un desconocido: "es que no estoy viviendo mi propia vida". También hay amores casi prohíbidos y escondidos tras cortinas pero que también son verdaderos.

Las diferencias sociales, que parece que no se acortan nunca, el servicio fiel y cumplidor, la multiculturalidad que sólo interesa y sólo se acepta si se dan lazos parentales, la sordidez de las vidas que transcurren en pozos imposibles de ascender.

Los cambios en el acontecer de la vida que nos vuelve mayores, la falta de comunicación, quizás excusa para no entender a nuestros hijos, que tampoco nos entienden a nosotros, algo que sucedía ayer y probablemente sucederá el día de mañana.


Las abuelas (Doris Lessing 2003)

sábado, 19 de julio de 2008

colonia


Cuando se observan las fotos de la ciudad tras el paso de los aviones aliados se puede pensar en varios factores para explicar que el edificio más alto de la ciudad permaneciera levantado teniendo a sus pies un escenario tan devastado donde sólo algún edificio adyacente parece no estar dañado. Las explicaciones son varias. Descartando la mala puntería de los atacantes, parece ser que los habitantes de Colonia se afanaron en iluminar notablemente el espacio de la catedral para evitar que fuera bombardeada y también que sus altas torres servían de referencia a los pilotos, los cuales no estaban por la labor de desperdiciar una señalización tan magnífica. Otros atribuyen su buena fortuna al hecho de que el relicario más grande del mundo alberga los supuestos restos de los tres Reyes Magos, en honor de los cuales se construyó este templo, el monumento gótico de mayores dimensiones y el espacio más visitado de Alemania. Trapiñados en Milán y traídos a Colonia en el siglo 12, estos restos convierten a la ciudad alemana en uno de los lugares más visitados por los peregrinos de medio mundo. Sea lo que fuera, ahí está la construcción, majestuosa, como simbolo para recordar lo que nunca debe volver a suceder.

transfiguración

Hay libros donde el final nos deja perplejos, resoluciones que nadie espera nos dejan un poco fuera de sitio aunque la trama nos haya llenado o despertado sensaciones gratas. Hay otros libros donde el final es antológico, no tanto por lo que sucede sino por cómo se describe. Este es uno de ellos. Stanislaw Lem, escritor polaco, publica ésta, su primera novela, en 1948. Su país ha pasado la guerra, ha estado invadido y él ha sufrido en primera persona toda ella. Los muros del hospital donde transcurre la mayor parte de la narración parecen mantener a salvo a pacientes y personal médico de lo que sucede ahí afuera, año 1940, Polonia ocupada por sus vecinos alemanes. Los muros, altos, en la espesura del bosque, no evitarán que perciban la transfiguración, ese fenómeno que describe la transformación de algo, en este caso personas, revelando su propia naturaleza. Primero la ajena, esa que no esperan y no entienden, después la suya, como reacción ante la primera. De ahí hasta el final, sólo queda leer y esperar.

El hospital de la transfiguración (Stanislaw Lem) 1948

lo raro es vivir

A través de las andanzas de dos aventureros del pasado sobre los que la protagonista intenta escribir una tesis, se trazan idas y venidas de personas que pululan alrededor de la voz narradora, unos periféricos, otros vitales, unos que aparecen y desaparecen, otros que parecen ser importantes para acabar en intrascendentes. Magnífica novela de relaciones humanas y busqueda de lo de siempre, de ese sentido de una existencia cotidiana en lugares normales y corrientes, donde habitan los personajes, uno de los cuales, atormentado e indescifrable, dice que vivir y morir son dos caras de una misma moneda, y que lo raro es vivir. Carmen Martín Gaite publicó este libro en 1996 y falleció cuatro años más tarde.

Lo raro es vivir (Carmen Martín Gaite 1996)

el animal moribundo

Thomas Morton, allá por 1600, fué uno de los ingleses que cruzó el oceáno para convertirse en colonizadores de los hoy llamados Estados Unidos. Espíritu transgresor, se enfrentó a los peregrinos puritanos de Plymouth y fundó un lugar llamado Merry Mount donde la vida parece que era un poco más alegre y menos encasillada que en la colonia original. En su libro, La nueva Canaan inglesa, Morton dice que los puritanos "hacen mucha gala de religión pero carecen de humanidad". El protagonista de El animal moribundo, pone este ejemplo para hablar de esos personajes diferentes que en el mundo ha habido y a los que de alguna forma se suma para reclamar "Una utopía de franqueza". Así que siguiendo esa franqueza para consigo mismo, busca una independencia personal, que no soledad, huyendo del compromiso en el amor y en la familia, mientras que el sexo y la obsesión con la desaparición final fluyen por todos los rincones de la novela.
El animal moribundo (Philip Roth) 2001

amsterdam

Resulta sobrecogedor el tomar las escaleras, que estrechas y en elevada pendiente, suben a las habitaciones de una casa donde se escondieron ocho personas, huyendo de la persecución de los judíos por parte de las autoridades nazis durante la ocupación alemana de Holanda en la segunda guerra mundial. Es la casa de Ana Frank, en Amsterdam, hoy convertida en un museo para describir a través de la historia de Ana el horror de la barbarie. Museo de extraordinaria acogida, con gran afluencia de público, resume entre paredes semi vacías el legado de un diario en el que aflora la esperanza infantil y el miedo a la muerte. Frases sueltas de ese libro se suceden en una muestra sencilla pero en la que sobran casi las palabras. La oscuridad, las cortinas siempre cerradas y el silencio no sirvieron de nada. Alguien delató su presencia y activó la cadena de acontecimientos que les llevó a los campos de exterminio donde sólo el padre de Ana sobrevivió. Padre que contestó miles de cartas tras la publicación del diario y que las solía acabar con estas palabras: "Espero que el libro de Ana te inspire el resto de tu vida y que te impulse a luchar, en la medida de tus posibilidades y dependiendo de las circunstancias, por la paz y la solidaridad".

el derecho a la verdad

El artículo que a continuación aparece lo publiqué en Diciembre de 2005. Casi tres años han pasado y podríamos cambiar el nombre del desafortunado protagonista por alguno de los que en el Tour de Francia actual siguen dando positivo en los controles antidoping. Algo ha cambiado en los últimos tres años; la ley del silencio se va resquebrajando y por entre las grietas asoman comentarios que hace algunos años eran impensables. En el año 1998, pareciera que los culpables del dopaje eran los policías y la organización. Ahora a los verdaderos culpables y responsables ya se les empieza a llamar tontos. Menos mal.

EL DERECHO A LA VERDAD
Corría el año 1919 y en las series mundiales de béisbol, ocho jugadores de los Chicago White Sox se dejaron comprar para entregar el título a sus rivales. Una vez descubierto el asunto, a la salida del juicio, un niño se acercó a uno de los implicados, Joe Jackson, y le dijo: "dime que no es así, Joe".
Esta frase, "Say it ain’t so Joe" la convirtió Murray Head en 1975 en una canción desgarrada en busca de la verdad. Tengo el derecho a saber la verdad, Joe, decía la canción.
Nuestros hijos también se hacen preguntas en su mundo de modelos e ídolos, y le preguntarían a Roberto Heras, ciclista acusado de dopaje en la última Vuelta a España si eso es verdad. Los expertos dicen que sí y el inculpado dice que no. Sería bueno que se aclarase, por el beneficio de todos, pero sobre todo por el de los niños, que necesitan modelos llenos de virtudes, de humildad, de verdad, de juego limpio y de hábitos deportivos sanos. Si es verdad Roberto, que mejor forma de acabar esta historia que siendo modelo de arrepentimiento sincero.

lunes, 7 de julio de 2008

deseo infantil

Cuando uno es pequeño no sabe lo que es la muerte, aunque se juegue con ella en peleas imaginarias o reales y se crea uno morir después de darlo todo sobre un terreno de juego. Hay muchas cosas por las que yo vendería mi alma al diablo. Y una de ellas sería el poder tener no sé cuantos pocos años y estar en un campo de fútbol, corriendo como un poseso, comiéndome la hierba y luchando por la victoria. En el fondo, lo que el niño desea es ser feliz y lo busca a cada paso y en cada minuto. El encuentro con la finitud de la existencia nos cambia la cara, pero seguimos buscando felicidad allá donde se puede. Porqué no ahora, en la Eurocopa, como meros espectadores pasionales. El fútbol, tan denostado por muchas cosas, tiene su parte buena: generar pequeñas dosis de felicidad, ilusión o satisfacción. Si dentro de unas horas no ganamos la copa, el viaje hasta la final habrá merecido la pena. Y si la ganamos, miel sobre hojuelas, ese niño oculto y lejano chillará, saltará y se olvidará de la muerte una vez más.

viernes, 27 de junio de 2008

sombrero de paja

Un sombrero, que parece de paja, esconde la escena. El señor mayor tiene su cabeza un poco agachada, al cobijo del sol bajo ese invento alado. La sombra cercana le alcanza minimamente. Alguien a su lado, más joven, mientras sostiene los empujadores de la silla de ruedas se pone a su altura. Su cara, también oculta bajo la prenda que domina el cuadro. Encaran la entrada de un portal, siempre poco amables para aquellos que no dependen de sus piernas. Queja o lamento, risa o pregunta, interjección o interés, recuerdo u olvido, nunca sabremos que se ocultaba esta tarde de sol, ni quién inició todo, ni cómo se terminó.

amor

Me despertó eso que llaman ruido. Eso que llaman agua me rodeaba; la luz inexistente no me impidió sentir eso que llaman roce.
A esa sensación siguió el calor y otras cosas que no entendí. Y como no veía, sólo sentía. Y sentí que algo a mi lado buscaba lo mismo que yo.
Y ese algo se transformó en alguien. Y un día nos vimos. Y quizás sentimos eso que llaman amor.

dalit

Narendra Jadhav, autor del libro, ocupa en la actualidad un cargo directivo en la Universidad de Pune, en la India. El libro recoge el testimonio de los padres del autor y el suyo propio narrando el devenir de su familia, clasificados como dalits (oprimidos), llamados aquí intocables, o parias de la tierra, o descastados, porque están fuera del sistema de castas indio, aquellos desposeídos de todo y cuya función social es mendigar los trabajos marginales que nadie quiere, por decreto divino. Lo que empieza como una boda más de compromiso donde la niña no elige marido, se convierte con el paso del tiempo en una historia de amor y respeto, dando origen a una familia que no sólo lucha por la supervivencia en un entorno hostil sino que además asume un compromiso militante en la causa de liberación de los dalits. La mujer no acaba de aceptar al principio el espíritu de lucha de su marido y se pregunta que "¿Quiénes somos para hacer proyectos si la vida decide por nosotros?" El sistema de castas, parte del dogma religioso hindú, dejaba poco espacio para la libre decisión. La figura de Babasaheb Ambedkar surge entonces para guiar a los dalits y se convierte en la referencia de millones de personas que depositan su confianza en él en la búsqueda del respeto para los intocables. En los años 30, la pareja protagonista participará con él en los primeros esbozos de su lucha, como los intentos por conseguir acceder a los templos sagrados. El líder descubre más tarde que no merece la pena el desperdiciar la energía en esa tarea y que hay que encauzar los esfuerzos en otra dirección. El objetivo está claro, conquistar el respeto, la independencia y la igualdad. La educación se convierte en el medio. El alejamiento de una religión que marca su mísera condición desembocará ya casi al final de la vida de Babasaheb (1956) en un movimiento de conversión masiva al budismo por parte de los dalits. "¿Para qué sirve una religión que se interesa en la vida después de la muerte? ¿Qué pasa con la vida?"Antes, la propia constitución de la India, en 1950, de la que Ambedkar fue uno de los redactores, había establecido la abolición de la intocabilidad. La realidad es que hoy, todavía millones de personas viven aprisionados en el sistema. Hace un par de años, sin ir más lejos, la decisión del Gobierno de establecer un 50% de plazas universitarias de medicina para los intocables desató una huelga de los médicos y una gran polémica en una nación que no termina de desprenderse de los prejuicios raciales. Damu y Sonu, los padres, faro y motor de su vida, en palabras del escritor, se empeñaron en que sus hijos estudiaran. El autor, economista de carrera, trabajó en el Fondo Monetario Internacional y en varios otros puestos gubernamentales del país. Su padre, que no acababa de entender en que trabajaba su hijo, le pregunta en un momento dado que si su trabajo servía para mejorar la vida de la gente. Quizás sea por eso que ahora la Universidad centra sus esfuerzos teniendo como referencia ese ideal que considera a la educación como el motor del cambio.

Intocable
Una familia de parias en la India contemporánea
Narendra Jadhav Espasa Hoy (2002)

miércoles, 25 de junio de 2008

verano

Aquí no hay pista de baile, no hay noche forzada, no hay grandes altavoces, aquí la pista es una inmensa carretera en un inmenso país. Aquí hay luz, días, noches, faros. Aquí hay ventanillas abiertas, aire golpeando el rostro. Aquí hay coche, radio, publicidad y música. Dos personas, un coche, dos manos enlazadas, volante que pierde una. Aquí hay tiempo, tranquilidad, espacio por recorrer, atardeceres brillantes. Canción nunca oída hasta ese momento, que aparece por sorpresa, a él le gusta y a ella también. El coche se convierte en espacio de sueños. La buscan, la encuentran, la compran, la oyen, la sienten, pero nunca suena igual, nunca sonará igual que aquel infinito y cálido verano de viajes en coche blanco.

sábado, 21 de junio de 2008

rompiendo esquemas


Hay personajes para los que su sóla evocación infunde un respeto tal que no parece haber detractores alrededor. Mahatma Gandhi, el apostol de la no violencia es uno de ellos. Sorpresivamente, uno se topa en un libro titulado "Intocable" con el descubrimiento de un personaje, uno de los intocables, o perteneciente al grupo social o casta más desfavorecido de la India, auténticos apestados, que compartió época con Gandhi. Este señor de la foto, el doctor Ambedkar, o más popularmente conocido como Babasaheb, luchó por los derechos de los intocables, y tenía discrepancias con Gandhi en cuanto a la forma de abordar esa lucha. Pues bien, en el que parece ser el primer encuentro personal entre ambos, uno de los protagonistas del libro comenta que el encuentro no funcionó, y añade: "¿Sabes que Gandhi ignoraba que Babasaheb era un dalit (intocable)? Creía que Babasaheb era un brahmán (sacerdote) generoso que tomaba partido por los dalits. ¿Como un hombre de tan baja casta podía ser tan brillante? Incluso el Mahatma no ha sabido liberarse del sistema de castas". Es bueno descubrir que hasta los más grandes son humanos y aunque con menos frecuencia que el resto, también tuvieron tiempo de compartir los defectos y miserias de los mortales. Seguiremos informando sobre el tema.

jueves, 19 de junio de 2008

tráfico y toreo

Todos conocemos a conductores que al volante de un automóvil son capaces de sentir un auténtico desprecio por la vida, la suya y la de los demás, cuando adoptan conductas temerarias en las carreteras. Nunca lo reconocerán. No suelen pensar que el azar, en forma de múltiples variables, puede aparecer para romper la “normalidad”, y en forma de obstáculo imprevisto, somnolencia, despiste o estado de la vía, hacer que eso que solo le pasa al otro le pase a ellos. Imagino que si uno vive para contarlo, una experiencia de ese tipo hará recapacitar a algunos. Otros, desgraciadamente, reinciden, y su aparente poco aprecio por esta existencia continúa a pesar de los pesares sufridos.
Cuando uno ve imágenes de cómo torea José Tomás, lo primero que le viene a la cabeza es la idea de su poco aprecio por su vida. Primera diferencia con los conductores, sólo pone en peligro la suya. Desvalido delante de un animal, que sólo con su peso y mediante un topetazo puede aniquilarte, se enfrenta a las diversas suertes del toreo con un grado de abandono que produce miedo. Quiero imaginar que mucho antes del paseíllo, la decisión ya está tomada. El diestro va a salir a darlo todo, quizás entregado en manos de un ángel de la guarda al que se le reza con pasión, con los sentidos plenos para reconocer el peligro, pero con la convicción de que lo que se pretende ofrecer no está al alcance de cualquiera, se trata de un espectáculo casi único. Igual que hay deportistas que se entregan más que otros y a los que los espectadores alabamos ese esfuerzo fuera de lo ordinario, al torero de Galapagar hay que agradecerle ese plus que le convierte en alguien que ejecuta los lances como si fueran los últimos de su vida, porque aquí también se puede presentar el azar, en forma de toro bravo de conducta imprevisible, para poner punto final a todo. Algunos dirán que por ese dinero también lo harían. Asoma la segunda diferencia, en la carretera no hay dinero en juego, no hay carreras, perdón, si las hay, imaginarias, pero contra conductores desconocidos, de los que sólo se percibe que estorban, que interrumpen una marcha hacia la nada. Carreras sin premio que muchas veces acaban en la cuneta.
Pero al igual que en el deporte, o en cualquier tarea que se desarrolle, profesional o no, el plus de entrega puede no tener que ver con el dinero, hay otros factores a tener en cuenta, como el simple deseo de hacer bien las cosas, de ser el mejor, de pasar a la historia, o simplemente de tener la conciencia tranquila y no engañar a nadie, incluido uno mismo, de ahí que el conductor que desafía a la vida se convierta en un estúpido y José Tomás en alguien que no engaña a nadie.