sábado, 19 de julio de 2008

transfiguración

Hay libros donde el final nos deja perplejos, resoluciones que nadie espera nos dejan un poco fuera de sitio aunque la trama nos haya llenado o despertado sensaciones gratas. Hay otros libros donde el final es antológico, no tanto por lo que sucede sino por cómo se describe. Este es uno de ellos. Stanislaw Lem, escritor polaco, publica ésta, su primera novela, en 1948. Su país ha pasado la guerra, ha estado invadido y él ha sufrido en primera persona toda ella. Los muros del hospital donde transcurre la mayor parte de la narración parecen mantener a salvo a pacientes y personal médico de lo que sucede ahí afuera, año 1940, Polonia ocupada por sus vecinos alemanes. Los muros, altos, en la espesura del bosque, no evitarán que perciban la transfiguración, ese fenómeno que describe la transformación de algo, en este caso personas, revelando su propia naturaleza. Primero la ajena, esa que no esperan y no entienden, después la suya, como reacción ante la primera. De ahí hasta el final, sólo queda leer y esperar.

El hospital de la transfiguración (Stanislaw Lem) 1948

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