Todo era verde, tornó amarillo. La vida incluida.
Hay pocos termómetros, será para no desanimar a la gente.
Islas de cemento o islas de calor.
La sombra la dan los árboles que se agitan ante los vientos, el suelo se alfombra de ramas.
Las tormentas bajan la temperatura, cuando cae la última gota la tierra colabora en la evaporación del agua y volvemos a las andadas. Fue un espejismo.
Hay mañanas, madrugadas, en las que paseo buscando que mi piel tenga frío, o algo parecido.