sábado, 30 de septiembre de 2023

sueños

Le conocí hace muchos años cuando yo tenia doce, recién llegado a España, al Alavés, vivía cerca de mi casa, jugaba al fútbol. La wikipedia lo define como conferencista, creo que no es exacto, aseguro que es más que eso. La vida de Jorge Valdano contada.

Valdano, sueños de fútbol. Carmelo Martin. 1994.  

salerno.costa amalfitana

Es lunes y será lunes todo el día, desde el muelle el día es brillante y hay mucha gente embarcando. Vamos en cubierta, precioso el trayecto hasta Positano con parada intermedia en Amalfi. Fotos y más fotos de la costa, de pequeños pueblos, del pueblo que sube sobre las rocas y que pinta de colores sus casas. Positano es turismo en tiendas y restaurantes, es playa con sombrillas alineadas y muy caras. Una catedral y una llamada de teléfono que trae malas noticias y ensombrece el día. Mala e irremediable, algo que no debería pasar, que pasó ayer, que las noticias a veces llevan retraso, que vivimos sin saber, y el dolor de la madre se me antoja desgarrador. Un poco de silencio. 

A Amalfi en barco porque la carretera está cortada y el autobús no trabaja hoy. Más de todo, subir a Ravello implica pegarse con otros tantos turistas, la nula organización de una simple cola para tomar un autobús lleva a escenas surrealistas impropias de ciudadanos de países civilizados, abandonamos la visita,¿qué estamos haciendo?.

Andar, comer y volver a andar, y volver a ver cosas, la catedral, el claustro, la basílica del crucifijo, una cripta con restos de San Andrés y el museo diocesano. Calles atestadas,se venden limones y derivados.

Subiremos al cementerio municipal, sudando, las escaleras no son infinitas pero lo parecen. El mejor banco de Amalfi nos sirve un mar que no acaba, volver casi de noche y oír y ver el tango que trae palabras y lamentos con figuras rectas que se acercan y se mueven bajo las estrellas.

paredes

Fue la súper luna azul y yo la vi como siempre, grande y blanca, o no miré bien o no supe lo que tenía que mirar.

Cerrar los ojos y vivir sin prisa oliendo a tierra mojada cuando se abren los cielos.


Las paredes son transparentes y las conversaciones ajenas me causan desasosiego, será que la mente de algunas personas se ancló, o mejor decir que fue el espíritu, o mejor decir que algo quedó varado, y ese huir no parece la solución pero la desesperación no entiende de razones. Mejor pensar que siempre hay tiempo. 


Hay gentes que todavía escuchan la radio y yo la oigo hoy lejana como en aquellos días en que se colaba por las paredes o por las ventanas abiertas que daban al patio; allí, sentado en palco, podías seguir la vida y milagros del mundo más cercano.

salerno.1

Nos despedimos de Marco, siempre amable y dispuesto a ayudar. A pesar de ser domingo hay tanto tráfico como un día cualquiera y los pitidos no paran. Garibaldi es un hervidero de gente que viaja. Por fuera el tren Intercity 551 parece de los años 80, por dentro es cómodo, moderno y tiene aire. La gente tose y estornuda, vamos normalizando la vida. El sol sigue, el cielo también, la tierra no se movió, los árboles son verdes, la gente habla en italiano, pareciera que cantaran, y multitud de palmeras a ambos lados. Salerno nos recibe con calor y también nos recibe Enza en perfecto castellano, es lo que tiene un Erasmus en Cádiz y las ganas de conocer un país, nos dice qué hacer y vemos el mar desde la ventana. Se cumplen ochenta años del desembarco aliado en esta costa de Salerno, era Septiembre de 1943, los primeros días. 

Es hora de comer, Il Gozzo es un restaurante que hace honor a su nombre, lugar para disfrutar de los sentidos. A esas horas de la sobremesa la ciudad parece dormir, no hay gente, eso cambiará después. En la Catedral una preciosa cripta alberga los restos de San Mateo evangelista y un mensaje, Salerno es mía, yo la defiendo. Todos los hechos principales de la vida de Jesús están allí representados excepto su muerte. Un mármol con dibujos floridos completa el conjunto donde también reposa Gregorio VII. A destacar los púlpitos grandes y diferentes. En la parte más vieja aparece la ropa tendida, el contraste, la calle estrecha y el palacio abandonado que cobija a gente. Frases y poesía y dibujos por las calles, dice Italo Calvino, “Caminar presupone que a cada paso el mundo cambia en algunos de sus aspectos y también que algo cambia en nosotros”, lo suscribo y caminamos para descubrir luego dónde va la gente de Salerno y no es otro sitio que al paseo marítimo, largo, amplio, agradable, mar a la vista con barcos y aguas, con espacios de sobra para sentarse y con luces que ponen el entorno apropiado para escuchar “Smile”, ella canta y su perro parece escucharla.

viernes, 29 de septiembre de 2023

revolución

Le vi hace muchos años en el salón de actos del colegio de médicos de Madrid. Estaba el entonces príncipe y una pianista que amenizó la velada. Vicente Ferrer acaparó todo el protagonismo, con palabra sosegada y calmada, desglosando su proyecto, sin más, sin menos. Del libro se puede decir que le deja a uno sin palabras, sin comentarios, simplemente que alguien recoja el testigo.

Vicente Ferrer, la revolución silenciosa. Alberto Oliveras. 2000.     

Nápoles.6

Más de tres horas y media de visita en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles (MANN). Fantásticas colecciones de escultura griega y romana, más todo lo proveniente de Pompeya y Herculano en forma de escultura también, mosaicos, frescos y objetos cotidianos. Se añade el gabinete secreto que recopila arte con motivos eróticos y la colección Magna Grecia que hace referencia al territorio ocupado por los griegos en el sur de Italia, allí pisamos suelos y mosaicos de entonces con protectores en los zapatos. Y de postre exposición temporal sobre Picasso y Nápoles que recoge varias obras del artista. Tenía razón la guía de Pompeya de que era el complemento ideal para aquella visita y un imprescindible en la ciudad para los amantes del arte. Después de comer bien volvemos a andar, esta vez con destino Chiaia, otro barrio distinto que le ha dado otros aires a lo antiguo, dando otro color a las tiendas y a los restaurantes. Y parte de Chiaia es Mergellina, zona que mira al mar desde cafeterías y heladerías con barquitos y yates anclados, con pequeñas playas en clubs que parecen de pago, de arena oscura y donde los usuarios empiezan a recoger. Honrarás a tu padre y a tu madre dicen los carteles pegados por la zona, palabras de evangelista, desde el muelle hablo y desde el muelle callo con un escalofrío y otro temblor que no me dejan sentir los otros temblores que se repiten cada día. Vivir sin saber qué pasará, siempre es lo mismo, estés o no estés en zona sísmica. Se oye italiano y no se entiende y mirando al mapa descubrimos que hemos pateado gran parte de esta ciudad y hasta empezamos a comprender algunas cosas. Sólo pido que se repitan los días y que el señor de la India venda sus flores (rosas rojas) y que si tiene bambinos les pueda dar de comer. Es sábado por la noche y jóvenes de todas las edades se dan cita en la plaza de Dante, se sientan en terrazas y hablan, algunas van en moto, hasta tres, sin casco, otras familias llevan al niño en medio, en fin, maneras de vivir. Quizás estamos los turistas invadiendo espacios, hay carteles que dicen que hay que limitar la llegada de personas, creo que tienen razón, que hay que lograr el equilibrio, el tiempo lo dirá. Dormimos en el apartamento que comparte pared con la iglesia de Sant'Aniello a Caponapoli, abre los domingos solamente, ya se restauró tras los bombardeos después de tantos años, no sabremos si las plegarias traspasan las paredes.

cuentos

Colección de cuentos o pequeños relatos, de autoras todas ellas mujeres, algunos extraños, irreales, otros reales sin más, preciso y triste e inacabado “Vino de lejos”, de Carmen Kurtz. También “Rosamunda” de Carmen Laforet destaca dejando esa impresión de que podría seguir. Me gusta “Muy contento” de Ana María Matute y también el angustioso relato de Concha Alós titulado “La otra bestia”.

Cuentos de este siglo. 30 narradoras españolas contemporáneas. 1995

jueves, 28 de septiembre de 2023

Nápoles.5

Nicola, el portero del edificio, viendo la vida pasar, sentado, saluda. La música, ¿donde estaba?, y de repente se oye, ha vuelto, la música callejera que llama y hace pararse estaba aquí, escondida en estas calles para alegrar la mañana. Mala organización en Nápoles Subterránea. Creo que algunos italianos tienen un problema a la hora de organizar las colas y es algo tan simple como colocar unas cintas que permitan definir filas y disuadir a los listillos. Ya dentro tras bajar las escaleras vemos los restos de un acueducto romano y nos adentramos en galerías y túneles estrechos sin luz donde la linterna del móvil es imprescindible, no apto para claustrofóbicos. Estas mismas estancias, en su lado más amplio, fueron utilizadas como refugio antiaéreo en la Segunda Guerra Mundial por miles de personas, fue Nápoles la segunda ciudad más bombardeada, tanto por los aliados como por los nazis. Se conservan un par de bombas que no explotaron, ahora desactivadas, algunos restos de armamento y trajes de la época, así como objetos que dejaron los aquí alojados. Ya fuera veremos también algún resto de un teatro romano en lo que más parece un decorado de cine donde nos cuentan rodó Vittorio de Sica la película El oro de Nápoles con Sofia Loren, no napolitana de nacimiento pero que pasó una buena parte de su infancia y adolescencia en Pozzuoli, pueblo cercano que se encuentra en la zona de los campos Flégreos o cadena volcánica que deja numerosas fuentes hidrotermales. A propósito, nos cuenta Luis, paraguayo, que la tarde anterior hubo un terremoto de 3,8 que mucha gente notó y que nosotros no percibimos.

Comemos en Pignasecca, comida callejera en mercado animado, nuevamente colas inmensas para comprar unos paninis, perplejidad en aumento. Tomamos un nuevo medio de transporte, funicular que nos lleva al barrio de Vomero, allí donde se inició la insurrección armada del pueblo napolitano contra la ocupación alemana el 27 de septiembre de 1943 en lo que se conoce como los cuatro días de Nápoles. El 1 de Octubre entraban los aliados en la ciudad. Vomero es otro Nápoles, diferente al que queda abajo. Otras casas, otras calles, otras gentes, todo limpio, tiendas caras, cafeterías, terrazas, escaso turismo; nos acercamos al mirador que se encuentra bajo el castillo de San Elmo. Buenas vistas pero incomparables con las que ofrece el castillo en su punto más alto. De anchos muros y gran altura, una auténtica mole construida en parte con la toba volcánica amarilla típica de Nápoles, albergó en la antigüedad torres de vigilancia y diferentes fortificaciones. Carlos V lo mandó reconstruir en 1537 siendo el arquitecto valenciano Pedro Luis Escrivá el encargado de la obra. Ascendemos por rampa sin escaleras y recorremos el perímetro alrededor del patio de armas que ofrece una visión de 360 grados espectacular. El golfo de Nápoles, la ciudad, el Vesubio, todo se ve y se defiende desde aquella altura, muchas cosas se reconocen y los paneles explicativos nos enseñan después de tantos años el origen de la palabra oriente (del latín orior, nacer) u occidente (occido, matar). En el patio merece la pena visitar el museo Novecento a Napoli con obra escultórica y pictórica realizada en el XX por artistas napolitanos o activos en la ciudad, muy interesante.

Ese barrio tiene también un bonito y pequeño parque, La Floridiana, que merece un paseo, con mirador a la bahía y con abundancia de tortugas en un estanque, unas ocultas, otras con la cabeza en posición levantada, inmóviles. Las calles se van llenando, desde un banco vemos la vida pasar y aparecen un par de personas mayores con cuidadoras, y aparecen ellas con bonitos vestidos y buenos bolsos, y los invitados a la boda echan arroz a los novios que acaban de dejar de serlo. Tras bajar del funicular y cenar la música se adueña de las calles.

nada

Aún siendo más o menos casi siempre un placer, de vez en cuando ese placer se multiplica, será el sol o será la luz artificial, será el estar sentado o tumbado, o nada de eso y serán las palabras dichas y susurradas, engarzadas en frases que olvidaré mañana, pero que dejan ese poso de amor por la lectura y de comedida alegría por el descubrimiento de una autora mexicana de 59 años a la que intentaré leer de nuevo. Libro grande de no muchas páginas, libro poderoso, duro y hermoso, libro que se debe leer y hasta releer.

Nada me verá llorar. Cristina Rivera Garza. 1999

miércoles, 27 de septiembre de 2023

Nápoles.4

Comemos en Via Tribunali, concurrida y llena de rincones, callejones y plazas, comercio y restauración para atraer al turismo. Hay colas para algunas pizzerías, serán buenas pero habría que preguntarles si la espera compensa. La Basílica de San Lorenzo Mayor es enorme, con Belén y muchas esculturas en piedra. Fuera vemos la vida a pie de calle con viviendas en bajos de puertas y ventanas abiertas, y otra vida en balcones con una madre que quiere dormir al bebé con motos o sin ellas. Imposible saber cuántas pizzas se comen al día en esta ciudad. Posible consultar que la tasa de paro en la región de la Campania es mayor del 19%. Seguimos por la Catedral donde la capilla de San Genaro es recargada; integrada en el conjunto está la también Basílica de Santa Restituta, una de las joyas del entorno. Allí podemos ver el mosaico de Santa María del Principio, obra de Lello da Orvieto (1322). La otra joya es él baptisterio de San Juan de la Fuente con enorme pileta y bóveda con mosaicos. Seguimos camino por calle dedicada a la venta de belenes y todo tipo de figuras y muñecos de personales famosos, se pueden imaginar quién es el que está más presente. Y como no, los miles de cuernos rojos a la venta, más parecen pimientos, aquí son considerados amuletos de la buena suerte. Más iglesias, conventos e iglesias sin mano de pintura, con suelo de azulejo, con cuadros sepultados bajo el polvo y el tiempo. Con calles estrechas y vida que no puedo imaginar tras las paredes. Descubriremos por casualidad el Palacio Venecia, antigua sede de los cónsules venecianos, el jardín es acogedor y alguien toca el piano en el interior, lugar hoy dedicado a eventos de todo tipo, de entrada libre. Santa Clara es acogedora, en 1943, el cuatro de Agosto, quedó semi destruida por las bombas, allí un fraile descalzo reza al lado de la capilla de los Borbones donde está enterrada la Beata María Cristina de Saboya, reina consorte fallecida a los 23 años. Jesús el Nuevo es grande, ornamentada, inmensa, de enormes esculturas y de curiosa fachada oscura, y se encuentra en la plaza del mismo nombre que es amplia y luminosa. No sé si antes o después de cenar el bicho más raro del mundo se posa en nuestros manos, sin saber a qué orden pertenecerá acabamos, casi, el día en el jardín encantado del palacio anterior donde el piano sigue sonando y hasta soñando, un Aperol y un cocktail bajo los faroles y bajo la luna que no se ve. Después una luz a lo lejos en forma de cruz y que cambia de color nos anima a alcanzarla, no es un bar ni nada parecido, es el reclamo celestial.

alma

Las reflexiones y la espiritualidad de aquel Papa puestas sobre papel. Lo que recuerdo es el poso de calma que dejan sus palabras.

Diario del alma. Juan XIII. 1964.   

lunes, 25 de septiembre de 2023

Nápoles.3

Hemos subido ya con calor, de buena mañana, y viendo la vida diaria en pescaderías, fruterías y tiendas de barrio como esas droguerías de toda la vida. Los mayores con su café y las motos corriendo, otra constante, los talleres para arreglarlas.
Preparan la boda en la Basílica de Nuestra Señora del Buen Consejo, alfombra blanca y flores que desprenden aroma junto a las banquetas de los protagonistas, un bonito escenario. Estamos en Capodimonte, junto a las catacumbas de San Genaro. Bajamos al subsuelo, cementerio que visitamos con guía en inglés. Dos alturas, nichos vacíos e iglesias, ahí estuvieron los restos de San Agripino y los de San Genaro, los últimos robados, traídos de nuevo, vapuleados durante siglos de disputa, nos hablan de los milagros del santo, tres días al año se licua la sangre, malo si no pasa, dice Vittorio que como buen napolitano cree en el santo. Sorprendente el estado de conservación de algunos frescos que representan a los Santos mártires o a familias de clase acomodada que fueron enterradas aquí. Un total de 52 patrones tiene la ciudad, por si acaso. Enorme la pila bautismal para bautismo por inmersión. Y con esta entrada se puede acceder a San Gaudesio. Catacumbas aún más sorprendentes, en el barrio de la Sanità, barrio olvidado al que un puente aisló y al que se intenta rehabilitar, este es uno de los objetivos de la cooperativa La Paranza que explota las catacumbas, creada en 2006, es parte a su vez de otra asociación que está integrada en la Fundación de la comunidad de San Genaro. Ofrecer alternativas y esperanza a la juventud local es una de las metas, ya han creado empleo y ofrecen guardería, ayuda a mujeres, terapia, asistencia social en general que pretende mejorar el día a día de la gente.

En San Gaudesio nos hablarán, también en inglés, del drenaje de los cuerpos. Costumbre española según la guía que luego fue abolida por los franceses y que consistía en disecar los cuerpos practicando agujeros para que salieran los fluidos corporales. La verdad es que Google no muestra referencias sobre esta práctica aparte de lo explicado en esta visita. Técnica que se aplicaba durante el siglo XVII a nobles y clérigos que aquí eran enterrados y cuyos cráneos se incrustaban en la pared mientras que la pintura al fresco terminaba el trabajo de representar a tamaño natural al finado, llevando la ropa e instrumentos de su trabajo, sorprendente el resultado. Estos fueron pintados por Giovanni Balducci (1560-1631) que a cambio de este trabajo pudo ser enterrado aquí. Tiempo de contrastes, de muerte a vida, vemos un precioso Belén napolitano que alberga al comediante Totò, natural de este barrio y como no a Maradona, de niño, sosteniendo el balón naranja con su pie izquierdo. Encima la Basílica de Santa María de Sanità, también con boda hoy, con bonita cripta y escultura de San Vicente Ferrer, otro de los patronos napolitanos, así como con pinturas de Luca Giordano. Acabamos con sonoros aplausos a la guía y seguimos camino.

domingo, 24 de septiembre de 2023

tardío

En Amsterdam hay miradas y palabras entre Larrañaga y Pepita. En Rotterdam, tras las dudas, ambos, enamorados, se entregan a la pasión. No desvelaré el final, muy interesante la trilogía que acaba aquí y que contiene el mas real, hasta ahora, acercamiento de Baroja al amor.

Los amores tardíos. Pío Baroja. 1926

Nápoles—Capri

Una esquela de perro y un perro curioso. Unas paredes llenas de pintadas, los operarios barren. Trasiego en el muelle, nos agolpamos los turistas, yo esperaba un barco con terraza descubierta, no, todos dentro, catorce asientos por fila, todos sentados, embarquen que nos vamos.

A babor se ve la costa difusa y todo el mar, y más mar. Capri está llena de turistas y para escapar del bullicio tiramos cuesta arriba por escaleras y pendientes dejando casas y villas a los lados. De ahí tomamos un  camino errado que aún y todo nos lleva a Marina Piccola, una pequeña playa, más bien calas, con clubs privados y sombrillas de colores. De ahí en autobús al bullicio de la Piazzetta para iniciar otra ruta circular que se aleja por estrechas callejas y se hunde en la naturaleza. Preciosa, cansada, de azules de mar y verdes de tierra con rocas inverosímiles como el Arco Natural, con escaleras que bajarán hasta una gruta, luego hasta un mirador, pareciéramos perdidos en esos rincones solitarios. Y llegaremos a recodos y curvas desde donde seguir viendo barquitos y yates con gente que se arroja al agua y exclamaremos algo ante los inamovibles farallones, fondo de anuncios, y buscaremos agua y la encontraremos en esa civilización que no estaba tan lejos. 

Debe de ser cierto lo que decía María Laura de que está todo inventado, los humanos hacemos cosas pensando en nuestra unicidad pero repetimos fotos, experiencias y palabras y compramos los mismos trastos que luego amontonamos. Seguro que no estaba inventado lo que escribieron Gorki, Yourcenar, Neruda o Malaparte desde esta isla. Seguro que lo que vieron los habitantes de la isla el día de la erupción del Vesubio fue único, seguro que llegaron a pensar que la lava del Vesubio les podría alcanzar.

Comemos con vistas y volvemos a Marina Piccola, esta vez por el camino bueno, la vía Krupp, que ofrece maravillosas vistas. Krupp, empresario industrial, alemán, entusiasmado con la isla y gran aficionado a la biología marina pasaba aquí temporadas y construyó y financió esta senda. Acusado de homosexualidad en 1902 murió en circunstancias poco claras meses después. Unos preciosos dibujos de C.W.Allers, pintor también alemán, se exponen en el paseo. Amigo de Krupp, acusado por homosexual y pederasta a la par que el industrial, escapó antes de ser juzgado. 

De nuevo en autobús de vuelta al centro y con tiempo por delante acabamos dando la vuelta al perímetro de la isla en un pequeño barco. 17 km preciosos pasando bajo uno de los farallones por el arco del beso, parando en aquella gruta donde el agua se hizo verde y quedando salpicados de agua marina. Luego playa donde los millones de cantos rodados tienen mares por delante y las gaviotas se fijan mucho, grandes o pequeñas; hay atardecer en la vuelta, Ischia, tras los cristales marcados de sal, oculta al sol sin que la oscuridad sea completa y ya en tierra firme dos frailes, uno de ellos a la gaita, parecen esperar un barco que nadie sabe si llegará.

sábado, 23 de septiembre de 2023

camarada

De Turín a Roma, Pablo y su guitarra. Es tiempo de guerra en España, de fascismo en Italia. Pablo y sus amores, el miedo a los que mandan, la vida, más en la calle, en Roma, las noches de fiesta, el alcohol, el amigo que se quedó atrás, un camarada ya detenido, el compromiso, un futuro por hacer.

Me sigue gustando mucho cómo escribía Pavese.

El camarada. Cesare Pavese. 1947

Nápoles—Pompeya

Algunas calles o zonas de la ciudad parecen estar abandonadas, los servicios públicos parecen no llegar o no dar abasto, se acumula la basura y la suciedad y ver a un empleado trabajar con la escoba es como ver caer una gota en el desierto. Las construcciones parecen necesitar de todo y la ropa tendida confirma que la gente vive allí. Y el fútbol que siempre tapa muchas cosas y la monja joven vestida de blanco. Los alrededores de la Plaza Garibaldi parecen concentrar a los desheredados que esperan y esperan. Nosotros esperando al tren. ¿Qué pensaría Garibaldi? ¿Y en qué se emplea el dinero público? ¿Qué tiene que ver la camorra con todo esto? Preguntas sin respuesta en un tren moderno que para a recoger gente. Afuera sopla el viento que hace bailar las palmeras, el Vesubio no se mueve. Casas a un lado, el mar al otro.

Pompeya quedó sepultada por la erupción del volcán en el año 79. Murieron miles de personas, de un total de 15.000 habitantes. También dicen que hubo gente que se salvó. Todo quedó en el olvido sepultado por metros y toneladas de cenizas y después de que la naturaleza desplazara la costa algunos kilómetros hasta que a partir de 1748 se iniciaron las excavaciones. Se ha convertido en el tercer sitio más visitado de Italia tras la Galería Uffizi y el Coliseo romano.

La visita organizada a Pompeya es larga, más de dos horas escuchando a Laura, italiana de la zona que habla un muy buen castellano. Las explicaciones son prolijas pero es imposible cubrirlo todo. Ella dice que gran parte de lo que se conoce del modo de vida de entonces ha surgido de estas ruinas conservadas durante siglos. Parece mentira pasear esas calles y ver que todo lo conocido del mundo romano en visitas previas a diferentes sitios está aquí, concentrado en una sola ciudad. Desde un pequeño anfiteatro a un teatro grande y a otro pequeño, foro incluido, templos y múltiples casas, villas y tiendas, con panaderías y bares, y por qué no, hasta con propaganda electoral en muros pintados. Sólo el 70% ha sido excavado, se sigue trabajando. Las bandadas de turistas recorremos las calles de entonces con sus enormes piedras que se combinan con pequeñas piedras reflectantes, visibles también los surcos que dejaron los carros, y entramos en patios y vemos paredes pintadas con simples adornos o con figuras humanas y nos paramos por eso del morbo delante de los moldes de yeso que se realizaron de algunos de los cuerpos encontrados. La visita podría seguir y seguir y como dice la guía en varias ocasiones para refrendar que no hemos inventado nada.

Subimos a la base del Vesubio por carretera sinuosa, con ganas de ascender al cono. Todo se frustra por el viento. Los responsables nos niegan la entrada a decenas de turistas mientras vemos como grupos anteriores bajan como si nada pasara, incluidos niños y gente mayor. Mala organización y mala gestión por parte de los que nos vendieron la excursión, nos ofrecen una pequeña devolución y un plan B que consiste en parar en un establecimiento a degustar dos gotas de limoncello mientras escuchamos sin entender las palabras de cabreo del conductor del autobús. A punto de vomito mi cuerpo por la velocidad y las curvas. A nuestra vuelta juegan al cricket en Garibaldi rodeados de todo tipo de basura por el suelo. Percibimos una vez más que los pasos de cebra son para que los coches y motos no los respeten y buscamos cena, tarea complicada pero con buen resultado, los spaghetti estaban deliciosos.

jueves, 21 de septiembre de 2023

sótano

Un libro extraño, la protagonista busca recuperarse en una clínica de lujo rodeada de personajes que parecen estar en suspenso, nadie reconoce su enfermedad, todo con apariencia de normalidad cuando nada es normal.

Introspección, diálogos y monólogos, todo sobre el paso del tiempo y lo inevitable.


El sótano. Begoña Huertas. 2023

Nápoles.2

Empezamos, es por la tarde, sin comer, Nápoles al sol, calor, bajamos por la vía Toledo, calle construida por deseo del virrey Pedro Álvarez de Toledo en 1536, tío del Duque de Alba. Calle popular llena de gente que compra y pasea y come, es lunes, da igual, será la constante, turistas y vida de la ciudad, todos juntos. A un lado, el izquierdo suben estrechas calles, al derecho se llega al mar, al fondo el Vesubio dormido que siempre está ahí. Pasamos por la plaza que preside Dante y llegamos a la galería Humberto I (para ellos sin h) donde todo resplandece, tiendas y cafés bajo bóveda y techos acristalados. Todo amplio allí donde entramos ahora, se asemeja por dentro al Panteón de Roma, es San Francisco de Paula, basílica imponente a la vista, sita en la plaza del plebiscito donde dos estatuas ecuestres inmortalizan a los protagonistas. Fernando I, rey de las dos Sicilias (nombre asignado al nuevo reino en 1816, unión de los dos anteriores). Borbón, hijo de Carlos III, decide su construcción tras la recuperación del reino a los franceses. No olvidemos que ambos reinos, Nápoles y Sicilia estuvieron bajo dominio español entre 1516 y 1713 (1707 para Nápoles) y fueron recuperados en 1734. Tras unos años de dominio francés en Nápoles, diez, hasta 1816, vuelve el reinado de los Borbones hasta 1861. Al lado los contrastes, las fachadas de las casas en general tienen más años que los que tienen con un aire de decadencia que lo cubre todo. El tráfico es ruidoso y las motos parecen hacer carreras saliendo de la nada. Los primeros napolitanos con los que hablamos viven del turismo y afirman que la ciudad también vive de eso, de los dos o tres cruceros diarios que atracan en el puerto, de la pizza y de todo lo que conlleva la visita de miles de personas. La ciudad es segura afirman también. Nosotros nos llegamos al mar, al Tirreno, azul como todos, resplandeciendo con sus barquitos y su costa. Luego nos adentramos en callejuelas que dejan ver casas apiñadas llenas de balcones y ropa tendida que mece el viento, esquelas de gran tamaño, multitud de capillas con vírgenes o santos y con las fotos de los seres queridos al lado de las velas. Es el Quartieri Spagnoli, barrio que toma el nombre de los cuarteles donde se alojaban los soldados españoles. Motos suicidas que pitan y pasan casi rozando al peatón, camareros bailando con las clientas, restaurantes y bares, farolillos y los ecos de la reciente tercera liga del Nápoles por todos lados, banderas, banderolas, fotos de los jugadores y por encima o al lado siempre Maradona, el artífice de las dos primeras ligas; allá es Dios, presente en camisetas puestas o a la venta, en todo tipo de artículos, en dibujos, grafittis, murales o incluso altares. Pizza marinara para cenar, una noche que llega antes nos saca del bullicio y nos lleva a otro plano, el que enseña a aquellos que duermen y dormirán en las calles.

miércoles, 20 de septiembre de 2023

tierra

De la cárcel al campo, uno de los compañeros de celda le convence, hay que trabajar, está su familia que le puede dar sustento. Allí las cosas parecerán una cosa y serán otra. El protagonista, desubicado, aventurero, en busca de algo que no encuentra.

De tu tierra. Cesare Pavese. 1941

Nápoles.1

Tormentas nocturnas, lluvias torrenciales, inusuales, la marquesina del autobús nos protege de aquella manera, no de los coches que dejan una ola de agua a los costados. Esperando a un Uber, él es polaco y lleva 28 años en Madrid, yo diría que su castellano hablado tiene mucho margen de mejora. Enfadado por el tráfico y las aguas que han cortado vías y formado balsas, por la cantidad de coches, por el GPS que no le marca el camino esperado, viste corbata. Confirmo que el tráfico de Madrid es locura, estresa y más cuando el coche es tu medio de vida, atiendes a dos móviles y tienes que llevar las manos en el volante. Barajas también es locura, hormiguero de personas que buscamos luminosos, sentados sin descansar, de pie en movimiento perpetuo, somos los humanos propensos a escapar y volar es una forma de hacerlo, de contener el aliento y de atravesar las nubes, ciencia ficción. 

Iberia Express se llama la compañía, le sobra lo segundo, retardos, delays, llámelo así o de otra forma. Fuera parece que hay gente perdida, billete en mano, andan buscando algo. Dentro nos ponemos mascarilla, miedo. También en otro afuera hay gente que calza los aviones, hoy se mojan. Y en otro dentro, encerrados en esa cabina llena de luces y mandos, misterio insondable, los que mueven el túnel del tiempo, los que pilotan, nos vamos.

Nos vamos a buscar lo azul y el sol y esas nubes de algodón que parecen montañas sin suelo y hasta suenan pajarillos, que no es que suban tan alto, es que los móviles no descansan ni cerca de las estrellas.

domingo, 3 de septiembre de 2023

triángulo

Por la M-30, bajo los puentes que la cruzan, se ven los aposentos de algunas personas que allá duermen, en las Ventas un autobús con matrícula foránea espera a los pasajeros que hacen fotos al coso, por las calles las gentes siguen mirando el móvil sin mirar nada más, menos mal que hay parejas que se dan la mano o se besan o sueñan y que los perros siguen a su amo y hasta saltan. Mientras, en la Corredera baja de San Pablo se puede encontrar un triángulo que podría ser equilátero, isósceles, escaleno, rectángulo, acutángulo u obtusángulo, todo depende de cómo trace las líneas con los escasos pasos que hay que dar para llegar de vértice a vértice. En uno la Hermandad del Refugio, su comedor social abre a las siete. Fundada en 1615 hacen lo que siempre hicieron, ayudar y repartir, hoy darán de cenar a todos los que allí hacen cola, emigrantes en su mayoría que de pie o sentados esperan. En otra esquina una terraza que se llena para las copas y las tapas, y en la última el supermercado DIA que ocupa lo que fue local de cine porno. Las incongruencias de una sociedad en escasos metros cuadrados. Y sin palabras y sin querer mirar ni escuchar de verdad sigo el camino, seguimos por el Madrid bullicioso que recupera la vida después de los calores, que cambió la Puerta del Sol, que movió el caballo, que faltan sombras, que las patatas bravas siguen allí, que un señor de la India vende paraguas, cinco euros el par, dice. No es que venda dos por ese precio, es que se come las aguas de la palabra, las que empiezan a caer sobre todos los que allí nos encontramos esa tarde de sábado de un mes de Septiembre de 2023.

fortuna

Siguen las protagonistas de la anterior novela. Pepita y Soledad salen de Viena en un tren y conocen gente que les acompañarán en su estancia en Munich. Las desavenencias de Pepita con su marido han trastocado las vacaciones. En Suiza se reencuentran con su primo Larrañaga. Muchas e interesantes conversaciones. Frases para la reflexión como la que sigue, “el resto de la humanidad será la manada de gentes estúpidas y vulgares a quién se conducirá como un rebaño”. Y reproches mutuos por lo que no fue entre Pepita y Larrañaga, y luego París. Y él no quiere ver lo que ocultan las ventanas.

Las veleidades de la fortuna. Pío Baroja. 1926

encierro

Si los mozos quieren correr que corran, de blanco, con pañuelo rojo y faja, hay maderas en las calles marcando un recorrido que muestra las huellas de la lluvia. Habrá sonado el cohete una vez y después de nuevo para anunciar el final de la carrera. Habrán soñado los corredores con una carrera limpia, rápida y sin percances. Luego las palabras quitarán tensión o añadirán peligros, se llenarán los bares, otra muesca, otra marca en la pared, héroes o casi. Le llaman encierro, todos encerrados durante unos minutos, un periódico que se agarra como la vida, un rezo con escalofríos, una promesa, cualquier cosa vale. Por un momento pienso en lo que pasaría si me uniera al grupo, si saltara y corriera delante o detrás o al lado, viendo cuernos, oyendo bufidos, dicen que el toro bufa, muge, brama o aturnea, o sintiendo que la calle tiembla, si la adrenalina haría algo, por mí y por mis miedos, sin que nadie supiera que estoy ahí, todo anonimato, todo por unos segundos de vértigo, jugando en el borde de la oscuridad o de la eternidad como un niño.