viernes, 28 de agosto de 2020

mondego

Me resulta familiar Coímbra, quizás no su color. Adoquines pegados y sueltos, suelo propicio para hundirse en un abismo. Llegamos tras un viaje largo, encontramos frontera sin vigilancia y gente con y sin mascarilla. Personas que meriendan a la sombra o que hablan un casi perfecto castellano. Y las consabidas obras que en Enero hicieron casi peligroso el viaje siguen estando, acabarán algún día. Venimos a verles y a ver el mar. La cama es cómoda y me noto a punto de desaparecer del mundo consciente. La cortina se mueve gracias al viento y un ruido de fondo, cómodo, lejano, cálido y monótono, acuna el cuerpo. Poesía simple a orillas de un Mondego que cruzamos y volvemos a cruzar. Ellos están bien y subimos y bajamos cuestas para cenar al lado de la Catedral, al aire de una buena noche. Y por un momento yo me olvido del tiempo y de los tiempos que corren.

aprender

Mi sino es esperar, mientras que alguien duerme tumbado. Podría ser el comienzo de una historia, o de una película, o de una realidad que se confunde con lo que ayer soñé. También soñé o imaginé que podría ser rastreador, pero de almas, confusas y olvidadas, las que se balancean constantemente en un columpio que nunca se detiene,  arriba y abajo, y donde esas almas se empeñan a veces en preguntarse si ya llegaron o están todavía en camino. Por eso a veces me salgo de los sueños para de verdad echar a correr cuesta abajo y sentir de nuevo algo más que un corazón acelerado, sentir todo y acabar sofocado, sin una sola célula que no haya absorbido ese oxígeno. Para seguir avanzando, un paso detrás del otro, no hay secretos en el caminar. Distinguir de la huida, porque ésta no tiene fin, es precipitada, desesperada, llena de obstáculos inventados. Por eso espero, para no huir, prueba a contarme algo, que algo te diré yo también. Espero para no ser como antes, espero y doy el siguiente paso, quiero aprender, nunca fue tarde para eso.

miércoles, 12 de agosto de 2020

minimizar

Ahora que quiero dormir me pregunto qué sentido tiene el correr de un lado para otro. Replantearse la existencia, siempre hay tiempo, es necesario, hasta vital, para saber qué hacer con lo días que nos quedan por vivir. Qué esperar del mañana sin prisas, sin ruidos, sin cuestiones, hasta casi sin responsabilidad, o como volver a ser un niño que no tiene que estudiar ni demostrar nada a nadie. Y qué no esperar del mañana, sabiendo que las metas se acortan y que las altas cumbres nunca se hollarán. Minimizar esfuerzos, borrar lo superfluo (es decir, casi todo), y maximizar los minutos aunque sólo duren sesenta segundos.

autocomplacencia

Escalamos aceras para cruzar las vías del tren, no muertas, la estación al fondo a la derecha parece relucir tras la lluvia. Antes era oscura pero el tiempo y la modernidad se llevaron su atractivo. No vale que las cosas sean funcionales o prácticas, tienen que ser bonitas, que llenen los sentidos. Al fin y al cabo el dinero público parece que resulta gratis. Mientras, también desde lo público, se recorta en sanidad o en educación a la par que paseamos avenidas impolutas, llenas de árboles y césped cuidado. Fachada, pura fachada que sirve para recibir premios de Green capital y honores que no revierten más que en el ego de dirigentes apolillados. Pero escarbando un poco se encuentra la basura o el polvo debajo de la alfombra. Lo que no harán tantos ciudadanos pasivos que no solo no protestan, sino que consolidan a los dirigentes en sus puestos, casi de forma vitalicia; ciudadanos libres, adoctrinados, orgullosos de algo que se me escapa. A algunos de por aquí les sobra con el pan y el vino, de Rioja por supuesto, para estar satisfechos. Absurda autocomplacencia.

domingo, 9 de agosto de 2020

aprovecha

No dejes de escribir aunque ya lo hayas escrito todo. Aprovecha cualquier hueco inesperado y visible, y apóyate en la muleta que te facilita respirar, hazlo, no olvides cómo coger un bolígrafo.

domingo, 2 de agosto de 2020

redondear

Redondear las letras que surgen de la nada, de la cabeza, que vienen de ahí dentro, del fondo de un alma que recogiéndose se vierte, que se vuelca, que quiere volar, que vuela.


hoja

Me sigo sorprendiendo al ver aparecer rostros en una hoja en blanco. Alguien pensará que no quiero dejar ninguna sin pintar. A veces sale una sonrisa, no decir más.

Siempre que lo decían me lo creía, todo va a salir bien. ¿Será cierto? Es futuro y no hay bola de cristal. Proyectar el futuro es cuando menos incierto, vivir el presente parece, si no más fácil, más justo para con uno mismo.

Por eso, tomar hoja en blanco y sacar algo que antes no existía.