lunes, 29 de septiembre de 2008

mirar

Cuenta William Faulkner en su relato “Los invictos” como tras las sucesivas victorias de la Unión en la guerra civil de Estados Unidos, los esclavos negros, viéndose libres de repente, de un día para otro, emprendían una huída hacia delante, lanzándose a los caminos: “…hombres y mujeres con niños que no sabían andar…iban cantando…y ni siquiera miraban a los lados…vamos a cruzar el Jordán, decían…la mayoría ni nos miró…sus ojos vacíos, desde sus caras recubiertas de sudor y polvo, no miraban a ninguna parte…”
Ese “no mirar a ninguna parte” de aquellos esclavos, cargados de años de opresión y miedo encuentra un equivalente hoy en día en la actitud de muchos de nosotros, que libres para elegir nuestro destino y reivindicar nuestros derechos, seguimos nuestro camino, con orejeras e impertérritos ante acontecimientos que nos afectan directamente y sin reparar en lo que la vida nos presenta delante y en las oportunidades de cambio que se suceden. Según las encuestas, un 45% de los ciudadanos americanos se opone al plan de Bush para salvar el sistema financiero. En consecuencia, grupos de ciudadanos se están manifestando en varias ciudades de los EE.UU gritando consignas del tipo “que se salven ellos solos”, es decir, que el dinero público no se utilice en esta operación de salvamento. Pero he aquí el problema, las manifestaciones son extremadamente minoritarias, demostrando que como suele ser habitual, no hay relación directa entre la opinión y la acción. El reverendo Jesse Jackson, activista en pro de los derechos civiles ha declarado al respecto: “el plan es una traición si no incluye a las víctimas de la tiranía”, es decir los contribuyentes de a pie, aquellos que tienen problemas para combinar el pago de la casa, la educación, el seguro médico, etc,…, en otras palabras, una gran mayoría de los ciudadanos.
Para repartir un poco las culpas, o quizás un mucho, harían bien los dirigentes y los dos candidatos a la presidencia norteamericana en hablar de forma sencilla, clara y veraz sobre este tema, del que solo parecen entender unos pocos, para explicar el para qué y el por qué, primer paso para formar opiniones libres y alejadas de criterios partidistas, estereotipos y visceralidades momentáneas.

sábado, 20 de septiembre de 2008

el día uno

Cual película de terror, parece que la nada se ha instalado en el instituto. Esa nada que todo lo invade y que hace que un grupo de aproximadamente veinte chavales y chavalas no hagan nada durante la mañana de ese primer día de clase. Un testigo cuenta cosas y yo me imagino a la chavalería mirando al tendido mientras la tutora dice su nombre y más cosas. Por cierto, el testigo no se acuerda del nombre. Recuerda que era fea, como todas las demás profesoras, según él. Habrá que preguntarle por el género masculino. Así entre bostezos, de sueño y de no sé qué mas, debió de transcurrir la mañana, corta, poco intensa, y llena de nada. Algún conocido en clase y poco más, salvo muchas ganas de salir de allí corriendo para volver al hogar de ocio y descanso que les ha acompañado durante los últimos tres meses. Por cierto, un segundo testigo asiente lo que dice el primero; la nada se multiplica por dos; yo que ustedes no me quedaría de noche en ese lugar.

viernes, 19 de septiembre de 2008

la gran partición

La independencia de la India, tras la dominación británica, llevó implícita la creación de un nuevo estado, Pakistán. Un gran éxodo, en ambas direcciones, movió a millones de personas de sus hogares, abandonando parte o toda su vida para huir de las matanzas y carnicerías que se desataban en sus pueblos. Desgraciadamente, esa migración sirvió para sembrar los caminos de muertes por hambre o para dejar escenarios de terror en el transporte de la muerte, el ferrocarril, tan querido por los bárbaros para perpetrar su limpieza particular. Lo que en un tiempo parecía una convivencia pacífica entre las comunidades hindú y musulmana, ciudadanos muchos de ellos ignorantes de la existencia del colonizador o enemigo común británico, se convirtió por momentos en una orgía de violencia alimentada día y noche por los fanatismos religiosos, los mismos que habían llevado a los británicos a la convicción de pertenecer a una raza que Dios había elegido para gobernar y someter. Una partición que parecía la solución se convirtió en un problema y los festejos por la independencia se ahogaron en sangre. Partir la tierra donde habitaban cuatrocientos millones de personas no era una tarea sencilla. Nunca hubiera acabado al gusto de todos. Uno de los británicos, artífice de la división, reconoce que “haga lo que haga, se matarán unos a otros”.
El apostol de la no violencia, Gandhi, se opuso con todas sus fuerzas y sufrió por esa espiral de locura que parecía echar por tierra toda una vida comprometida a difundir todo lo contrario, el entendimiento entre todos los actores implicados en la vida de un país equivalente a un mosaico de pequeños baldosines, país al que llega Gandhi después de vivir, mucho antes, también en un tren, esta vez sudáfricano, una "experiencia decisiva", cuando fue expulsado de su asiento por un blanco. Ante la situación creada por la partición, Gandhi recurrió de nuevo a una de sus armas, la huelga de hambre, con la intención de pacificar a las masas. Esta huelga llevó a una tregua parcial en algunas zonas y justo cuando quería llevar su pacífico mensaje en persona a Pakistán, los extremistas indios acabaron con su vida. Días antes Gandhi recitaba en sus audiencias ante las multitudes el poema de Tagore que dice “Si no responden a tu llamada, camina sólo”. Sin perder la esperanza, él seguía ahí, con su ayuno solitario, rezando para “que se purifique el alma de todos y se supriman las diferencias entre aquellos condenados a vivir como hermanos”.

“Esta noche la libertad” narra este convulso periodo de la historia de la humanidad, que ayuda a entender muchas de las noticias que vemos en los informativos sobre esa región de la tierra. Desgraciadamente, el enfrentamiento sigue y las reclamaciones territoriales continuan vivas a la espera de que algún día, esperemos que no muy lejano, las palabras de Gandhi sean algo así como el manual de cabecera que ayude a restañar heridas y a ver al otro como alguien más cercano.

Esta noche la libertad (1975) Dominique Lapierre, Larry Collins

domingo, 14 de septiembre de 2008

una canción

La señal de retirada eran las luces que se apagaban, los cuerpos que se alejaban del centro, el circulo infinito que se abría. Y uno ya sabía lo que venía. Y una fuerza centrífuga desconocida lo empujaba hacia la zona de visión. Y cuando sonaba ese primer acorde, un piano mil veces tocado, recordado, memorizado, uno se estremecía, miraba, se refugiaba, envidiaba todo aquello que otros empezaban a sentir, o simplemente sentían desde hacía ya un tiempo. Y esa mirada perdida buscaba lo que no se atrevía a buscar, quizás encontrara al rostro conocido, pero aunque ahí estuviera, todo estaba decidido. No era el momento. El momento ya llegaría, se consolaba. Y si esa cara conocida tenía acompañante, la desesperación se acrecentaba. El destino, la mala suerte, por qué, preguntas que se amortiguaban a medida que crecía la canción mientras se avivaban los sentidos y aquello empezaba casi a dejar de ser una canción lenta. Pero daba igual, uno los veía bailar agarrados y elucubraba también sobre ese momento, lo que diría, lo que sentiría. Y así hasta que se alcanzaba el momento cumbre, donde uno seguía sólo y quieto, y movía sus pies y parece que conociera la letra de la canción mejor que nadie, aunque sólo sabía una palabra.
Uno se dió cuenta mucho más tarde de que aquello no era una canción de amor, pero ya daba igual. Fue siempre una canción donde el sueño del amor se presentaba de repente, cada sábado, a la misma hora y en el mismo lugar.

nuevo curso

Un muñeco venido del cielo, de nombre E.T., nos dejó hace unos años este consejo, invitación o mandato: "SED BUENOS".En este comienzo de curso, y a lo largo y ancho de este nuevo año escolar participaremos a menudo en diálogos donde se hablará de los logros académicos de nuestros hijos, de sus mejoras en múltiples actividades. No tan fácil es oír conversaciones donde se pongan de manifiesto otro tipo de virtudes que caracterizan a nuestros muchachos, como la generosidad, la bondad, el sacrificio, la voluntad. En nuestro fuero interno apostamos por ellas, nos sentimos orgullosos, pero no "vendemos" estas capacidades, no las proclamamos. Desde esta sociedad que apuesta por la competitividad, y que la exporta a la infancia, es preciso introducir un poco de cordura y quizás sea necesario empezar a predicar a los cuatro vientos lo que realmente esperamos de nuestros hijos: que sean FELICES. Y no hay mejor vehículo para conseguir este objetivo que uno repleto de esas virtudes. Así que, sed buenos y disfrutad del nuevo curso.

martes, 9 de septiembre de 2008

paraguas negros

Decía Obama hace escasas fechas en su discurso de aceptación de la candidatura demócrata a la Casa Blanca que la única razón por la que estaba ahí esa noche era para mantener una promesa viva, una promesa según la cual "cada uno tiene la libertad para hacer de nuestras vidas lo
que queramos, pero que también tenemos la obligación de tratarnos mutuamente con dignidad y respeto".
La edición de El País de hoy muestra en portada una foto que muestra la enésima protesta por parte de un sector de vecinos del pueblo de Hondarribia (Guipúzcoa) contra la participación de las mujeres en el tradicional Alarde, que conmemora el final de un antiguo asedio a la localidad. Afortunadamente, esta vez no han ido muy lejos, es decir, no han intentado impedir por la fuerza el desfile de la compañía mixta como en otras ocasiones, y se han conformado con no querer ver el desfile tapándose con unos originales paraguas negros. Hombres y mujeres que no deben de leer los discursos de Obama, en inglés o en castellano, que no ven las noticias, o que no saben ni quién es. Porque si hubieran gastado un poco de su tiempo, quizás hubieran cerrado su paraguas. A esto se le llama falta de respeto, y la dignidad de los de los paraguas está tan oscura como sus ojos tras ellos. Pero es que la libertad también se aprende, en el colegio, en casa o en la calle, y desgraciadamente, esta asignatura está pendiente de ser aprobada por mucha gente en esa tierra llamada Euskadi, donde a veces la originalidad se vuelve patética y la estupidez se engrandece en nombre de la tradición.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

la familia

El ministro de Trabajo, Corbacho, ha reflexionado últimamente sobre la necesidad de endurecer la política de reagrupamiento familiar para los emigrantes. Algo que leído así no es más que un conjunto de palabras juntas que forman una frase, frase que cuando se asimila dice algo así como que va a ser más difícil que las familias de los inmigrantes se junten. Algo que en principio no suena muy bien porque los de aquí nos pasamos la vida de aquí para allá, visitando a la familia, reunidos, disfrutando de eso que la gente define con otra frase, esa que dice que “la familia es lo más importante”. Pues a los de fuera les vamos a decir que se aguanten un poco, que ganen más dinero, para que no vivan todos en cuatro metros cuadrados, que hay factores económicos para evaluar las reagrupaciones,…, Oiga usted, dar amor a los más cercanos y poder compartir con ellos la última parte de su vida debería estar por encima de todo. Decía hace unos días, Ramón Garro, de origen peruano y director de Inmigración del Gobierno Vasco lo siguiente: “contratamos inmigrantes para cuidar a nuestros padres y les negamos el derecho de cuidar a los suyos”. Conciso y claro. Algo fallará si esto al final acaba llevándose a cabo y no permitimos que cuando después de acabar su jornada de trabajo, lleguen a casa estas personas, no encuentren a su familia o a parte de ella esperándoles.

martes, 2 de septiembre de 2008

esos jovenes

La eterna pregunta se repite una vez más, generación tras generación, ¿qué ha cambiado de nuestros tiempos a ahora para que a los adultos se nos ponga cara de no saber lo que está pasando con los jóvenes de hoy en día? ¿Qué pasa con las nuevas costumbres, por qué hacen esto o lo otro, por qué se comportan así? Y sobre todo, ¿qué es lo que nos espera a todos?
El polivalente Goethe y Ana Frank compartieron algo en común en sus vidas, ambos eran alemanes, nacidos en la misma población, Frankfurt am Main, y con algún siglo de distancia reflexionaron sobre el tema. Allá por el siglo XVIII Goethe nos ayuda a encontrar la luz, “Dime, ¿Cómo soportas tan cómodamente la arrogante conducta de la exasperante juventud? Si otrora también yo no me hubiese comportado insoportablemente, en verdad qué insoportables serían.” Primera pista, sólo recordando como éramos podemos llegar a comprender a los de ahora.

Y allá por el siglo XX (1944), Ana Frank lee un libro titulado ¿Qué opina usted de la adolescente moderna?, y nos dice que la autora “critica de arriba abajo a los jóvenes de hoy en día, no rechazándolos totalmente como si no fueran capaces de hacer nada bueno, al contrario, dice que si los jóvenes quisieran podrían construir un gran mundo mejor,…” Segunda pista, hay un rayo de esperanza contra la idea de que las juventudes de todos los tiempos alcanzan grados acentuados de comportamiento incívico. Hoy en día vemos cosas que nos dejan un poco fríos, como el mayor consumo de alcohol y drogas acompañado de una más temprana iniciación a estas prácticas. Este es sólo un ejemplo o la punta de lanza de lo que podría dar de sí una conversación sobre el tema entre padres que bregan con sus hijos durante la adolescencia.
Pero tampoco parece sensato negar los avances que la sociedad experimenta en todos los sentidos, generación tras generación, incluido ese que habla del cuidado por el prójimo, que intenta extender la red de bienestar social a la mayor parte de la población (por lo menos en los países más desarrollados) y que difunde un mensaje de concienciación con el objetivo de conseguir unos mínimos similares para el resto del planeta.
Nuestros padres debieron pensar lo mismo de nosotros y ahí estamos, como se dice vulgarmente, levantando el país. Creo fírmemente que nuestros vástagos también lo harán, y además, mejor que nosotros. Nuestras dudas deben ser latigazos momentáneos que sacuden nuestra mente, de esos que nos recuerdan que nos hacemos mayores, circunstancia que nos lleva a la añoranza de aquellos tiempos, cuando éramos como ellos, tiempos que por lo general se echan de menos.
Me temo que Jorge Manrique no acertaba cuando decía eso de “Cualquiera tiempo pasado fue mejor”.

ver para creer

Según el dicho popular “engañar como a un chino”, a alguien de ese país debieron de pillarle ingenuamente con alguna jugarreta y a partir de ahí, todos los gatos se convirtieron en pardos. Una vez acabada la Olimpiada asiática, se descubre que esta vez el cazador ha sido cazado y hemos visto fuegos artificiales que no eran de ese momento, hemos visto a una niña muy guapa cantar con la voz de otra, la menos guapa, porque el Politburó del Partido Comunista Chino lo decidió así, hemos visto que no ha quedado claro si la emisión de la señal televisiva ha sido retrasada unos segundos para evitar imágenes indeseadas, hemos visto que los niños que representaban a las 56 etnias chinas en la inauguración parece que pertenecían todos a la mayoritaria y hemos visto que las nubes han sido manipuladas para evitar circunstancias desfavorables en forma de aguacero en ciertos eventos. Se preguntaba la Creedence Clearwater Revival el siglo pasado, en una de sus canciones: “Who will stop the rain” (¿quién parará la lluvia?) Ahora ya lo sabemos; la ingenuidad ha cambiado de lado y ahora somos nosotros los que nos creemos lo que vemos sin saber qué vemos realmente.