sábado, 31 de julio de 2010

empleo

Se aprueba la reforma laboral. No hay libertad de voto, al contrario que para la votación sobre la abolición de los toros en Cataluña. Para las cosas importantes hay ataduras de partido, no vaya a ser que la conciencia traicione al carnet. El portavoz de empleo del Psoe ofrece su testimonio. Su capacidad de convicción no traspasa la expresión de su rostro, dice que la reforma apuesta por la flexibilidad, no por el despido. El rostro sigue siendo el espejo del alma. No parece que él esté convencido de lo que dice, mal comienzo. Y digo yo, si las empresas se permiten hoy en día despedir con beneficios, qué no harán ahora. Ojalá acierten y yo esté equivocado. El tiempo nos lo dirá.

miércoles, 28 de julio de 2010

toros

Sólo he ido dos veces a los toros en mi vida. Una hace muchos años, 20 quizás, en Las Ventas de Madrid, una corrida cualquiera, por ir, por conocer de qué iba eso. No volví a ir, no era algo que necesitara. Las aficiones surgen de no se sabe dónde, muchas veces de los sueños, otras veces de la realidad, de lo que nos cuentan cuando somos niños o de lo que vemos hacer a los adultos más cercanos. Mi bisabuelo fue veterinario en la plaza de toros de Albacete. Mi abuelo, por otra vía, gustaba mucho de la fiesta. Recuerdo que en su casa nunca faltaba la revista El Ruedo, que yo leía con gusto en los meses de Agosto, los vacacionales. Y recuerdo que yo imitaba a los dibujantes que en esa publicación mostraban su buen arte y pasaba ratos dibujando estampas toreras, con caballos y reses, con matadores a caballo y a pie, en muy diversos lances, dibujos inexpertos y carentes de opinión. Nadie hubiera discutido entonces las corridas de toros. Mi padre heredó de ambas ramas su afición, disfrutó en la plaza y después en la tele. Yo no heredé la afición pero sí la curiosidad. Me gustan las prohibiciones que tienen sensatez. Nunca se me hubiera pasado por la cabeza que alguien pudiera pensar en prohibir este espectáculo. En este debate hay de todo menos amor a los animales. A éstos los quieren cuatro, lo cual no digo que esté bien, pero todos comemos cerdo, ternera, merluza y algunos de los que prohíben se irán esta noche de cena y no comerán verdura. No es hipocresía, es falta de coherencia, es ganas de salir en la tele, es oportunismo, es búsqueda de protagonismo, cuando el mundo y nuestro país tienen tantas cosas por resolver. Pero la política es a veces oscura, retorcida y llena de sombras. No me manifestaré, no creo que vuelva a ir a los toros, pero sí pensaré en aquellos que, movidos por no se sabe qué, recuerdos, memorias, afición, diversión, quisieran ir en Cataluña y no podrán. Por cierto, la segunda vez que asistí a una corrida fue con mi padre el verano pasado, meses antes de que falleciera. Quizás fuera la última que vio, en directo seguro. Incluso televisada. Creo que disfrutó. Y eso no tiene precio.

domingo, 25 de julio de 2010

in the mood for love

Cuando imagen y música se mezclan adecuadamente, casi sobran las palabras. Esto es lo que sucede a veces en esta película. De título original “la magnificencia de los años pasa como las flores”, una estupenda banda sonora acompaña a la cámara a ritmo lento o normal, con unos personajes iluminados, que relucen en el entorno difuso y triste de la ciudad. El amor, como juego, como engaño, como pasatiempo, como apuesta de futuro o como necesidad vital, eje central de la cinta, que se ve con agrado, con el deseo de que se cumpla lo previsto y con ganas de que suene otra vez la melodía y la cámara se ralentice, y caiga la lluvia, y salte la chispa, aún sin palabras.
In the mood for love (Deseando amar). Wong Kar-Wai. 2000

la promesa

Eva Schloss, una niña que creció deprisa en los campos de concentración nazis. Ella y su familia, una más en Amsterdam, viviendo tranquilamente hasta que los alemanes irrumpen para arrasarlo todo. Compré este libro en esa ciudad, en el museo de la resistencia, icono de lucha y compromiso por parte de muchos ciudadanos. Veo en la página web de Eva, todavía vive, fotos suyas en Amsterdam, parece una turista más, delante de canales y monumentos. Nuestro aspecto exterior no delata el sufrimiento pasado. Parece feliz. Eva era vecina de Ana Frank, mas tarde, el padre de Ana se casó con la madre de Eva, ambos viudos tras el fin de la guerra. El testimonio de Eva es desgarrador a veces, pero siempre esperanzado, con un padre que intenta hacerla fuerte ante todo lo que se avecina. De él viene esa promesa que un día le transmitió: “todo lo que haces deja rastro, nada se pierde….todo está conectado, como una cadena que no se puede romper”.
The promise. Eva Schloss. Barbara Powers.2006

en el día de santiago

La autodeterminación de un país suele ser objeto de celebración. Kosovo ha recibido el espaldarazo del Tribunal de Justicia Internacional con la resolución que declara que la declaración de independencia no viola el derecho internacional. Los ciudadanos de Kosovo lo celebran. Ni son los buenos, ni los serbios son los malos. Simplemente, ahora, los kosovares son más libres para tomar sus propias decisiones, sobre todo para depurar las malas hierbas que crecen en todo país, sea libre o no. Al día siguiente de la resolución, el gobernador del Banco Central de Kosovo es detenido por corrupción. Buen ejemplo. Aquí le damos vueltas a si esa declaración de Kosovo afectó, afecta, o afectará a nuestro sistema de autonomías. Pues claro que afecta, pero vendarse los ojos a veces es fácil aunque a la larga sea inútil. Como se vendaron los ojos algunos monitores de campamentos de Euskadi y Cataluña que impidieron que sus monitorizados, los niños, vieran la final del mundial. Incluso alguno mintió diciendo que había ganado Holanda. Viva la libertad. ¿Cuál era la alternativa de un domingo a esas horas? Se definen solos, lo malo es que a veces la venda no desaparece nunca y pasan sus días así, sin ver más allá de sus narices. A propósito de mundial, sigue la resaca, la copa, la falsa, se muestra en Madrid, colas y más colas para hacerse una foto. No lo entiendo como tampoco entiendo que el alcalde de O Carballiño (Orense) viaje a Alemania a declarar al pulpo Paul predilecto de su localidad, le lleve una placa que le hace mucha ilusión, al pulpo, una camiseta con su nombre, y de paso se toma unas cervezas, supongo. En fin, hasta que al votante se le termine la paciencia, como siempre. O al santo Santiago se le despierte la mente, haga caso al rey de España, e ilumine a los políticos. Después de esto no sé en quién depositar mi confianza.

martes, 20 de julio de 2010

memoria

El autor convoca al consejo de ancianos y les deja que hablen. Eso dicen que se hacía en las antiguas tribus, donde la sabiduría de los mayores era algo a tener en cuenta. Ambos personajes construyen un escenario de cercanía, lleno de humor, de episodios comunes, con respeto mutuo, con el escepticismo que da la edad, ese que le lleva a Fernando a decir que ya no cree en nada, que no entiende lo que dicen los políticos u otros muchos. Yo no tengo todavía los años que tenían ellos cuando parieron este libro, pero me siento identificado con ellos. O me he hecho viejo prematuramente o el nivel de incomprensión alcanza límites insospechados. El consejo de ancianos nunca podrá repetirse, ambos fallecieron, lástima, hubiera sido precioso verlos describir con su sarcasmo e ironía los que nos rodea. Quizás hubieran tenido ganas una vez mas de cambiar el mundo, la tuvieron, todos la hemos tenido alguna vez. Pero no, cada cosa a su tiempo, ambos coincidieron, estaban en ese punto donde querer no es poder.
La buena memoria de Fernando Fernán-Gómez y Eduardo Haro Tecglen. Diego Galán. 1997

domingo, 18 de julio de 2010

letras

Invito a mis hijos a que lean, en concreto les hablo de El guardián entre el centeno. La respuesta es prometedora: no. ¿De qué va? , pero y ¿por qué? Ayer veía a un niño leer con fruición mientras esperaba las maletas en el aeropuerto. Todo va por barrios. Los libros llegan por vías desconocidas, para quedarse la mayoría de las veces, pero hay veces que no llegan, no cuajan, y me apena, porque no sólo se aprende, también se disfruta, es diversión, es llanto a veces, es todo otras. Los libros como fuente de inspiración o como objeto de algo parecido a la locura. Leo con asombro la noticia de la detención de una señora norteamericana de 74 años, llamada por la policía “el vándalo de los condimentos”. Su delito consistía en llenar de salsas el buzón para depositar libros de la biblioteca local en Boise; mayonesas o kétchup eran sus armas contra los libros. Qué extraña razón mueve a alguien a hacer esto. Me gustaría saberlo. Fue puesta libertad poco después de pagar una multa. Me inclino por la enfermedad, por la devastación de un cerebro donde la naturaleza se ha impuesto a la voluntad y ha dicho basta, y llena de agujeros la memoria y el recuerdo. Y de nuevo el amor, omnipresente, leo que José Saramago fue incinerado con una copia de Memorial del convento, el libro por el que conoció a su mujer, Pilar del Río. Ésta, una vez lo leyó, sintió la enorme curiosidad de conocer a quién había escrito aquello, concertó una cita y llegó el amor. Años después, las cenizas se juntan, precioso. El libro pasará el verano en la mesa del salón, por si acaso.

sábado, 17 de julio de 2010

luther

El 5 de diciembre de 1955, los negros iniciaron un movimiento de protesta en Mongotmery, Alabama, consistente en no utilizar los autobuses. El motivo, la detención, unos días antes, de Rosa Parks, que se negó a ceder su asiento a un pasajero blanco. Tras ese día, una señora de 72 años, a la pregunta de cómo se encontraba, respondió: “tengo los pies cansados, pero mi alma descansa”. Se iniciaba así un largo camino hacia la liberación real de todo un pueblo. Siguiendo los preceptos de Gandhi, Martin Luther King Jr se convirtió en el líder de este movimiento. Acción directa y no violencia como ejes de un ejercicio de paciencia y actividad para denunciar la agonía de una parte de los Estados Unidos, supuestamente emancipados, pero todavía bajo la opresión del poder blanco. Este libro suma fragmentos de discursos y documentos en los que Luther King deja translucir su fuente de inspiración, su ideario y su pragmatismo, todo en busca del objetivo final, un sueño que en parte se ha ido haciendo realidad.
Martin Luther King. Un sueño de igualdad.2001

sueños

Nunca más, nunca intentaré despertarte cuando estés dormida. No, no sorprenderé tus sueños misteriosos, fáciles o imposibles, repletos de amor o amantes, llenos de dicha o locura; a veces puedo creer ver lo que sueñas cuando te miro en mis horas de insomnio. Tú no me ves, quizás te lo haya contado alguna vez. Tus párpados van y vienen, y a veces gimes o lloras o pareces reír, o un pequeño grito delata lo que tú sólo sabes; nunca más volveré a hacerlo, pero perdóname, estaba aterrado, llorabas, las lágrimas eran reales, húmedas, tomé una y no quise esperar, quise sacarte del abismo. Y entonces me abrazaste.

cuando ella era buena

Philip Roth nunca me deja indiferente. Un comienzo impresionante inicia esta su segunda novela, publicada hace ya más de 40 años. Fabuloso contador de historias, las diversas tramas aparecen y desaparecen, con desenlaces provisionales imprevistos, equívocos que no llevan al lugar sugerido, con diálogos constantes, con sentimientos desnudos, con familias encontrándose a sí mismas, todo para desembocar en un desenlace impactante.
Cuando ella era buena. Philip Roth. 1967

satyagraha

Probablemente, sobre Gandhi esté todo ya dicho. Pero leerle en primera persona nunca está de más. Este libro contiene escritos y discursos originales, de su puño y letra, sin interpretaciones ni comentarios. Desde 1906 hasta el borrador de una nueva constitución del Partido del Congreso, terminado un día antes de ser asesinado, en Enero de 1948. Los mensajes son claros y Gandhi mantiene la coherencia, palabra de gran calado para nuestros tiempos, en los que va perdiendo poco a poco vigencia en la práctica. Proclama la acción directa, no violenta y la no cooperación con el invasor para lograr los objetivos de independencia para su país, todo con la ayuda de la fuerza que nace del amor y la verdad, la satyagraha.
Gandhi. Política de la no violencia. 2008

martes, 13 de julio de 2010

en tierras bajas

La censura es algo que afortunadamente no conocen nuestros jóvenes de hoy en día. Algunos de ellos ni siquiera creerán que ha existido. Escribes algo y a la hora de publicarlo tienes problemas. No les gusta a los que mandan, que se convierten de la noche a la mañana en los amos de tu libertad. Hertha Müller, nacida en Rumanía, pero de familia alemana, vio éste su primer libro censurado durante la dictadura. Un par de años más tarde pudo ver la luz al completo en Alemania, donde ella se estableció al poco tiempo. Cuando leo esta versión no censurada imagino los cuantiosos esfuerzos, imaginación y gasto de energía baldía que han de hacer los corregidores para encontrar lo censurable. En el fondo, los censores dan pena. Oficio retorcido se mire por donde se mire, ajeno a la realidad de lo que se vive y se siente.
Leer este libro no es fácil. Se requiere atención, fantasía y una predisposición para aceptar su prosa impregnada constantemente de poesía. Recuerdos de infancia, esquemáticos, breves, en un entorno rural, a lo largo de 15 relatos. La premio Nobel llega a mí por haber obtenido dicho galardón. Es lo que tienen los premios, siempre injustos para muchos y justos para otros, pero siempre acercando la posibilidad de que podamos leer algo que de otra forma difícilmente llegaría a nuestras manos.

En tierras bajas. Hertha Müller. 1982

fotos

Veo un conjunto de fotos de Vitoria, año 1958. Las fotos viejas siempre me producen tristeza. No es por el blanco y negro, tampoco es por la falta de color. Imagino esos escenarios vistos por personas que ya han desaparecido, recorridos por los ojos todavía ilusionados de alguien que en unos pocos años llegará a esa ciudad en busca de algo mejor, tapias que ya no existen pero que entonces delimitaban algo, casas en construcción, el sueño de toda una vida, calles por las que rodar con un auto, otro sueño, colegios donde mandar a los hijos, otro sueño, todo son sueños, convertidos en realidad, es verdad, la realidad creció y creció hasta que sin darte cuenta la otra realidad viene a buscarte y un día desapareces en uno de esos edificios, en una esquina despoblada, pálida, en blanco y negro. Y entonces, no puedo por menos que llorar.

domingo, 11 de julio de 2010

campeones !!!

La final del mundial se viene encima. Ámsterdam muestra un aspecto naranja. Madrid será roja. Dentro de un par de horas, unos lo celebrarán y otros no. La máxima expresión del fútbol pasa por esta final. El deporte como fiesta y como generador de ilusión.
Prorroga, unos que quieren jugar y otros que hacen todo lo posible para que no jueguen. Esta no es la Holanda del fútbol total.
Segunda parte, el éxtasis, gol, España campeona del mundo. Se lo mereció, puso más de eso a lo que se juega, fútbol. La fiesta en España, yo, aquí, en tierra extraña. Una lágrima furtiva.
Acabó todo. La vida sigue, mañana es lunes y algunos tenemos que trabajar. Buenas noches.

más en amsterdam

Mientras tomaba algo sentado en una terraza, enfrente del zoo de Ámsterdam, un señor se acercó a la terraza con la que parecía su señora, arrastrando ambos unas pesadas maletas. Escogieron una mesa apartada, yo pensaba que con el objeto de sentarse. Él parecía mayor y cansado. Pero permanecieron de pie y sin querer, acabe fijándome en lo que hacía. No era otra cosa que la que hace cualquier artista antes de empezar su trabajo. Prepararse, pintarse los mofletes, tapar su cabeza con un gorro, tocar su nariz con la roja de los payasos y embutirse en una de esas batas o sabanas de llamativos colores. Todo artista debiera tener su camerino, pero los callejeros a veces no son considerados ni siquiera artistas y probablemente éste rincón era su camerino particular. El payaso, tras pintarse se dirigió a la entrada del zoo y las maletas se transformaron en asientos y ambos se sentaron, plantaron la sombrilla para protegerse del sol y él empezó a hacer animales con globos. Me imagino que habría mas y luego vendría la música o la actuación. Al doblar la esquina se encuentra el Hollandsche Schouwburg, un antiguo teatro, en su día utilizado por los nazis como centro de deportación para los judíos. Hoy en día, alberga un monumento a los judíos asesinados en aquellos años. El museo de la resistencia holandesa contra la invasión nazi, en la misma calle, cuenta cuanto les gustaba a los oficiales alemanes el visitar el zoo y cuanto necesitaban ese espacio los judíos para esconderse junto a los animales. Al fin y al cabo, eran tratados de la misma forma. Sin la barbarie, el teatro posiblemente seguiría hoy existiendo, los camerinos no podrían ser usados por nuestro protagonista, pero por lo menos no tendría que recordarnos lo cerca que a veces estamos de perderlo todo y convertirnos en bestias, bien desnudas o disfrazadas bajo elegantes uniformes.

viernes, 9 de julio de 2010

el viaje

Es difícil saber por qué la gente viaja. Yo sí lo sé. Viajo porque no quiero hacer otra cosa. Y viajo pidiendo, y mis ojos hundidos me delatan y cuando me miro a un espejo descubro que se hunden al ritmo del resto de mi cara, que deja ver unos pómulos salientes que parecen ocupar todo, y es entonces cuando me veo rebuscar entre las sobras de los demás y me veo dando la mano a un desconocido que se ha perdido y que no encuentra donde está, y no pregunta y yo lo hago, y le digo que de donde es, en el lenguaje universal, y le ayudo a encontrar su camino, y le pido una moneda porque vivo en un parque, digo, y es verdad, y dormiré allí hasta que me muera, y eso será hoy o mañana o dentro de mucho, y así es, me encontrarán, todavía más demacrado, apagado como una vela que repiquetea bajo un techo de luces, símil de noche estrellada que se apaga poco a poco, sin interruptor. Me acuerdo de ese cielo artificial. Yo era pequeño y no era azul, era rojo, digo el cielo, y me quede anonadado viéndolo, y pensé que así deberían ser todos los techos de este mundo. Y allí había un tío que no dejaba de hablar sentado en un sofá muy alto, de color rojo, y enfrente suyo, una señora asentía y se reían juntos, y él no paraba de mover su cabeza de un lado para otro. Parecían felices. Y así como aquella imagen llega a mí y se desvanece, estrecho otra mano que no me hace ni caso y da igual lo que diga. Y se apartan de mí, como de un apestado, al que nadie quiere, sólo yo mismo y cada vez menos. Y el cielo rojo vuelve a mí cuando el parque y su noche me envuelven y pienso en todo y en nada y me acuerdo de todos y de nadie y esta noche no se ven las estrellas, maldita luz de la ciudad. Pero las pinto con mi cabeza y me veo a mí mismo riendo en un sofá rojo, feliz como aquel, con alguien a mi lado, y descubro con alegría que me estoy durmiendo. Despierto por un segundo y sigo durmiendo.

The catcher in the rye

Quizás a usted esto le suene a una declaración de pesimismo: la vida se nos escapa por entre las manos. Pero que venga alguien a rebatir que no es cierto. Aprovecho la frase para decir que lo que pretendo es que usted aproveche el tiempo, en este caso, en lo que a la lectura se refiere. ¿Por qué este libro? Porque su autor escribió poco, se encerró en vida y a pesar del éxito de esta obra rehusó seguir escribiendo y rehusó el contacto con el exterior, convirtiéndose en un auténtico guardián de su silencio. Y me apetece saber qué escribe alguien que hace eso. Y lo que escribió quita el sentido. Publicado en 1951, cuenta las peripecias de un chaval de 16 años en un corto espacio de tiempo. Adolescencia divertida, desesperada, el barullo de esa época, el barullo de la vida, el barullo infinito que lleva a no saber lo que se quiere, algo que desgraciadamente o afortunadamente no es sólo consecuencia de los pocos años vividos. Mas razones para leerlo: porque es delicioso, porque te obliga a pensar, porque la influencia de su autor en la literatura posterior es muy significativa, porque describir la soledad no es fácil, porque la indecisión te aguarda en cada esquina, porque hay cosas que hay que leer obligatoriamente antes de nada, o porque si no hubiera leído este libro, nunca hubiera leído lo siguiente: “Si un cuerpo encuentra a otro cuerpo, cuando viene entre el centeno” (Robert Burns)

El guardián entre el centeno. J.D.Salinger. 1951

martes, 6 de julio de 2010

por los ojos de un niño

Hay veces que compro un libro por el título. Hay veces que la portada es sugerente, con su mezcla de imágenes y colores. No suele ser lo habitual pero en este caso lo hice por el título. Atractivo, sin leer ni siquiera el resumen de la contraportada. ¿Qué aporta una familia a la revolución mundial? El autor, croata, explora el comportamiento de una familia antes, durante y después de la segunda guerra mundial. El resultado no puede ser más disparatado, y me refiero a lo divertido del asunto, a pesar de las circunstancias. La esperanza inicial de un mundo mejor tras el final de la guerra, la decepción o el engaño, todo visto por los ojos del narrador, un niño, que a modo de redacción de colegio cuenta lo que ve, transcribe los hechos y los diálogos entre los familiares y los visitantes de su casa. Y lo hace sin comentarios, sin juicios de valor, como un pequeño, al que su madre dice en un momento dado, “qué suerte tienes de ser un niño”.

El papel de mi familia en la revolución mundial. Bora Cosic. 1969

domingo, 4 de julio de 2010

libertad

Hay países donde la libertad es un desafío o un reto todavía a largo plazo. Leo con asombro y con pesar que el fiscal español Castresana, que dirigía la comisión internacional de la ONU contra la impunidad en Guatemala, abandona. Su lucha contra la corrupción se vio amenazada al principio por los intentos de soborno. Luego llegaron las amenazas, los intentos de descrédito, y finalmente, si no se marcha, llegará la violencia. Hay otros países donde la libertad permite que se puedan decir barbaridades e incluso practicarlas. Todavía existen clínicas en España que dicen que curan la homosexualidad. Si hoy salieran por las calles de Madrid, coincidiendo con los miles de personas que celebran el día del orgullo gay podrían reflexionar sobre lo que hacen. No saldrán, su mente no es libre, está prisionera de grandes prejuicios. Seguimos en nuestro país. La democracia es sinónimo de libertad. Por eso a Antonio Gutiérrez (PSOE), que no votó a favor de la reforma laboral, será sancionado, dicen que con 300 euros, por romper la disciplina de voto. Anacronismo absurdo que tendrá que cambiar, tarde o temprano. Pero sí existe libertad para evadir dinero. Se han descubierto 6.000 millones de euros en Suiza. Probablemente sólo una punta del iceberg. Patriotas que evaden para no pagar los servicios que los no ricos necesitamos. Una libertad que se convierte en delito y que tiene que ser perseguido. Menos mal que siempre nos quedará Obama. Su declaración sobre la situación de los inmigrantes irregulares y la necesidad de una regularización en su país saca brillo a la palabra libertad, y vuelve a convertirle en faro para navegantes. No hay nada como tener las ideas claras.

sábado, 3 de julio de 2010

el olvido que seremos

Empecé a llorar en el capítulo 3 y seguí llorando en el cuatro. Pienso que habrá gente que deje de leer ante tal torbellino de emociones. Sigo ensimismado. La historia de varias vidas, de una familia, de un país, muchas historias caben en este libro. Llegué a él por un comentario de Vargas Llosa al respecto. No se suele equivocar. El que me lo vendió dijo que no me arrepentiría. No estoy loco si digo que hay libros que deberían ser de obligada lectura. Tal es el volcán de belleza y miseria que sueltan las páginas de esta obra. Volví a llorar en el 30. Los ojos se me humedecen y no quiero seguir porque estoy en público, en una sala de espera de un aeropuerto, maldito miedo al qué dirán. Vuelven la belleza y la miseria, siento envidia por el autor y mi corazón siente empatía hacia él. Pasan unos días y vuelvo a tomarlo. Estoy llegando al final. El capítulo 40 trae más lágrimas. El autor dice que su testimonio es inútil. Acabo con un escalofrío. No dejen de leerlo. Para el autor: gracias. Imprescindible.
El olvido que seremos. Héctor Abad Faciolince. 2006

dinamarca

Dicen las encuestas que los daneses se consideran los más felices del mundo occidental. Desde dentro y por unos días uno observa unos buenos servicios, un país bonito y agradable y una sensación de tranquilidad en el aire. Buenos cimientos en un principio. Dinamarca es verde, es calle y parque cuando los rayos solares aparecen, cuando a las cuatro de la mañana es de día y cuando anochece tarde. El agua todo lo empapa, con su presencia constante, la cerveza también. Bicis por doquier, para hacer deporte pero sobre todo como medio de transporte. Los estudiantes celebran el final de su bachiller con gorra blanca y fiestas a bordo de furgonetas o camiones. Dentro de Copenhague aparece Christiania, intento de comunidad independiente, reducto hippy, amenazado por los que quieren evitar que la diferencia y la marginación habite en el centro de una ciudad. Para la curiosidad de los turistas y para la reflexión de todos. El calor llega y los ciudadanos invaden parques a modo de playas y canales convertidos en piscinas. Quizás la felicidad consista en eso, en contentarse con lo que hay en cada momento de la vida. Hoy toca luz, luego llegará el duro invierno y el calor del hogar.

jueves, 1 de julio de 2010

canetti

Practica Canetti algo que nos falta a la mayoría de los seres humanos, la capacidad de escuchar. Se auto define el autor como “un espía que escuchaba todas las variantes del ser humano”. No le importaba que la gente le viniera a contar sus cuitas, no buscando ayuda muchas veces, sino sólo como desahogo, y de estas escuchas, muchas veces silenciosas, él extrae lo que le ayuda a entender al otro. A veces se encontraba con alguien del que dice: “no me dirigió una sola frase que exigiese una respuesta”, pero él seguía a lo suyo. Sus años ingleses son muchos aunque en este muestrario de personajes se intente centrar en los que pasó bajo las bombas alemanas durante la segunda guerra mundial, donde conoció a muchos de los iconos de la cultura británica del momento. Nacido en Rustschuk (Bulgaria), de familia judía emigrada de España, emigra desde Austria a Inglaterra huyendo de la amenaza nazi. Inicialmente, un desconocido en su tierra de adopción que escucha para después ponerse a crear, sacando lo que esconden los humanos, analista de caracteres complejos, de esos que desbordan en imaginación al novelista más avezado. Las descripciones de algunos personajes son deliciosas, como la de Mr. Milburn. Buscador de silencios, de miedos, de soberbia, con descripciones de amores sin amor, con personajes reales que se dedican afanosamente a buscarlo, el que él mismo buscó también a lo largo de su vida, el que él definió como “una serpiente con dos cabezas que se vigilan sin cesar”.
Fiesta bajo las bombas. Los años ingleses. Elías Canetti. 2003