martes, 13 de julio de 2010

fotos

Veo un conjunto de fotos de Vitoria, año 1958. Las fotos viejas siempre me producen tristeza. No es por el blanco y negro, tampoco es por la falta de color. Imagino esos escenarios vistos por personas que ya han desaparecido, recorridos por los ojos todavía ilusionados de alguien que en unos pocos años llegará a esa ciudad en busca de algo mejor, tapias que ya no existen pero que entonces delimitaban algo, casas en construcción, el sueño de toda una vida, calles por las que rodar con un auto, otro sueño, colegios donde mandar a los hijos, otro sueño, todo son sueños, convertidos en realidad, es verdad, la realidad creció y creció hasta que sin darte cuenta la otra realidad viene a buscarte y un día desapareces en uno de esos edificios, en una esquina despoblada, pálida, en blanco y negro. Y entonces, no puedo por menos que llorar.

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