domingo, 30 de diciembre de 2012

la loca



Es parte de la colección austral de Espasa-Calpe. El color de la portada es naranja, que corresponde a Biografías y vidas novelescas,  y se está agrietando. Quizás el siguiente lector acabe con el libro, que no el libro con él. Tengo mis dudas de que una vez acabe en la estantería alguien lo vuelva a tomar. Los libros no tienen vida propia pero deberían llevar impresa la de sus dueños. Para la imaginación. Mis manos han conseguido hacer lo que el tiempo no consiguió, el papel, fino, se rompe y el lomo se despega. El papel amarillea y huele a papel o a viejo, algo que el ebook nunca conseguirá. Y pienso si alguien leyó jamás esta edición de la posguerra, de 1945, de precio 4,5 pesetas. A mí me costó 5 euros en feria de libro usado. Se ha revaluado el precio, y por mucho. El original es de 1932, y su autor es el hispanista alemán Ludwig Pfandl. Disfruto con la lectura de los pormenores de la vida de Juana la Loca, pero el libro no sólo abarca su soledad y su locura, sino que empieza antes, con sus padres, los reyes católicos, y sigue hasta desgranar la vida del bisnieto de Juana, el príncipe Don Carlos, que nunca reinó, encerrado por su padre Felipe II, apartado de la sucesión, también fuera de sí, quizás la herencia ancestral. Son historias que conforman eso llamado historia, de alianzas y matrimonios, con amor o sin amor, llenos de intrigas y extraños comportamientos, de personas nacidas para hacer lo diferente a lo común, para reinar, las más de las veces cediendo el testigo a los adláteres que por ellos lo hacían. Historias que se agolpan en estanterías esperando ser rescatadas por manos ávidas de conocer eso que pasó hace tantos años.

Juana la Loca. Ludwig Pfandl. 1932

jueves, 27 de diciembre de 2012

el mundo gira



El mundo gira, ajeno a los habitantes que lo pueblan, mientras éstos se mueven, olvidados del entorno o cercanos, en un abanico de posibilidades infinitas, ajenos a todo, cercanos a alguien, salvadores potenciales de algún semejante, benefactores de seres queridos o simplemente habitantes sin más, que pasan sin otra preocupación que su vida. Y muchos de nosotros, llegadas estas fechas nos encerramos en nuestras pequeñas bolas de navidad de árboles que son tan pequeños que no pueden ocultarnos de tamaña realidad exterior. Los ciegos no verán y otros verán demasiado, y es que la navidad es símbolo de todo y de nada. Existen algunos que no se esconden, como ese paseante que a las tres de la tarde del día 25 se dirige a pasos muy cortos apoyado en bastón sin rumbo fijo, quizás haya comido ya en una residencia cercana, quizás esté perdido, quizás no se sienta sólo, y lo que es seguro es que está en su tiempo de descuento, anciano que ya hecho su labor, ya casi agotadas sus posibilidades de hacer algo más de lo que su vida le habrá deparado, ya libre probablemente de conciencias que asaltan en estas fechas, pero generador de pensamiento para el espectador no ciego.  Esa conciencia que habita dentro de muchos, y que nos jode, literalmente, a veces, y que nos explota nuestra bolita de árbol, o nos rebaja la altura de nuestro abeto y quedamos desnudos, expuestos, no a los ojos de los demás, sino a los nuestros. Y me encuentro con el cuñado de un amigo y bastan cinco minutos para conectar y ver que la onda es la misma, y hablamos de la educación, y él habla de la revolución de la conciencia, que no el lavado, tan habitual. Revolución para salir de esta espiral, y salir de la falsedad, y definir objetivos, no para este país, no, no sería suficiente, la globalización no se puede seguir sólo por la tele, nos afecta, y es que nos hemos vuelto todos dependientes, aunque nos quede tan lejos el sufrimiento remoto. Y una vez definamos qué queremos, habrá que buscar los líderes nuevos, habrá que pedirles que salgan, que se postulen, no se aceptan profetas, ni salvadores, se buscan gentes de bien cuyo mirada vaya más allá de los confines de eso llamado patria, y entre todos habrá que parar el mundo, por un momento.

sábado, 22 de diciembre de 2012

un año mas

Dice la prensa de hoy que los ricos españoles son un 8,4% más ricos que hace un año. No será por acertar en la lotería. La crisis se cierra sobre los de siempre mientras los de arriba se lucran. Y nosotros esperando que salga la bolita, la lotería del pobre, la que suele tocar al rico sólo porque compra más. Todos miramos hacia arriba esperando que baje el gordo, y ellos se ríen de nosotros, en su intimidad, eso sí, parte del esperpento del engaño. Al rico empresario no parece importarle mucho la creación de empleo, las cifras mandan, por lo menos en este país. Todo se relocaliza, es decir, se cambia de localidad, principalmente el empleo, y vemos que Bangladesh se  convierte en el segundo fabricante mundial de textil para el mundo occidental. Y allí, vemos que en Noviembre, noticia desapercibida, mueren 120 trabajadores en un incendio en una de esas fábricas, donde las condiciones de seguridad son nulas y donde el trabajador gana 45 dólares de media al mes. Empresas que explotan al trabajador y que luego venden a nuestros queridos fabricantes de marca, que hacen oídos sordos y miran para otro lado. Ropa manchada de humo y fuego para adornar unas navidades que dejan pedrea para unos, paro para otros y miseria para los más, los de allá, los que no importan porque son oscuros, hablan un lenguaje raro y con los que no tenemos nada en común, salvo esa común humanidad que ya hemos olvidado. Por esto el mensaje de feliz navidad es absurdo, anacrónico e infantil, terriblemente infantil.

domingo, 16 de diciembre de 2012

la toma del agua-semana santa del 2000

La toma del agua es un enclave de turismo rural en medio del bosque, cercano a Riopar, entre sierras, de Alcaraz y Segura, donde hace ya muchos años, días previos a la semana del santa del 2000, pasamos tres noches, donde todavía se pagaba en pesetas y donde el frío de la noche se calentaba con un fuego de chimenea dulce y evocador, bajo el techo de una coqueta cabaña de madera. Parajes de montaña abruptos, lejos de la imagen de la Mancha como llanura extensa, el entorno es bonito. Visitamos pueblos como Alcaraz, con sus torres gemelas que dominan la plaza mayor, y descansamos en bancos bajo balconada porticada; otros como Riopar, con su castillo en ruinas, enclavado en el llamado Riopar viejo. Y nos acercamos al nacimiento del río Mundo, enclave precioso, conocido popularmente como “los chorros”, donde el agua surge de las profundidades de la montaña para caer rompiendo contra las paredes. La subida no es muy dura y muy agradecida. Otra de las actividades fue visitar el centro de educación ambiental La Dehesa, en Riopar, donde se pueden ver y alimentar animales en un agradable paseo guiado y donde los lobos fueron los protagonistas; son criados desde recién nacidos con biberón y jugaban con el monitor mientras los niños abrían los ojos tras la verja. También visitamos el Santuario de Nuestra Señora de Cortes, llamado así porque Alfonso VIII reunió allí a las Cortes castellanas. Las fotos de exterior nos muestran muy abrigados y las de interior dibujan un parchís al lado de la chimenea. La instantánea para el recuerdo muestra a tres niños de escaso pelo que duermen como benditos sobre la cama de matrimonio, con pijamas idénticos y manos que se abandonan bajo el sueño.

aquella edad

Fue en la feria del libro de Madrid de 2012. Él tenía 88 años. No quise ir yo, soy muy vergonzoso para esas cosas. Fue Elena y pidió la firma del libro. Allí estaba el autor, con grandes gafas, sin las colas de los autores de éxito. La dedicatoria es de trazos grandes, y simple. Ramiro Pinilla ha estado la mayor parte de su vida literaria alejado de las grandes editoriales. Ahora que es parte de ellas se le conoce pero menos. Pero aquí borda una sencilla novela de niños y sueños, de silencios y amor, de esos intangibles que definen vidas, aunque no se vean, basada en la ficción de la vida de un futbolista. Descubro el origen de la palabra alirón y me quedo con una frase lapidaria sobre la que más de uno debería reflexionar: “es pecado cobrar dos mil pesetas por jugar como los niños”. De lectura obligada para quién un día fue niño y caminó de la mano de su padre al campo de fútbol.


Aquella edad inolvidable. Ramiro Pinilla. 2012


sábado, 15 de diciembre de 2012

palacio real-madrid

Escenario de eventos que aparecen en televisión, escenario de vida de reyes, también residencia efímera del presidente Azaña, republicano, que le llama Palacio Nacional, es el Palacio Real uno de esos monumentos madrileños que se ven pero que no se visitan por los madrileños, hasta que un día lo hacemos, para descubrir historia y conocer que son 2800 las habitaciones de las cuales sólo se puede ver una mínima parte. Lo que se ve está plagado de esculturas, pinturas, alfombras, tapices, relojes, y hasta tronos, los actuales que ocupan los reyes de ahora, confiados a otro hogar más lejano del mundanal ruido de la ciudad. La historia no habla, sino por boca de la guía que desgrana fechas y actos. Las esculturas, muchas de ellas negras, hermosas, no apuntalan las bóvedas de grandes frescos. Aparecen los Goyas y La muerte de Séneca, de Luca Giordano, que dicen que era ambidiestro, origen, entre otras causas, de su gran producción. La galería de pinturas, a la que sólo se accede con visita guiada no es extensa, pero interesante. La Virgen de la rueca, de Luis de Morales, el Divino, ilustra la entrada, y la Salomé, de Caravaggio, destaca sobremanera. Familiares reales pintados por la mano de Federico de Madrazo dejan paso a más salones, para recepciones y mesas. Ya fuera del recinto principal se puede visitar la Farmacia Real y la armería donde armaduras y espadas cabalgan a lomos de inertes caballos de gesto congelado. Los reyes y sus atavíos, para guerra o parada militar, los que un día cruzaron tierras y mares, hoy varados para el recuerdo de los visitantes, que callados unos, alegres otros, dan vida a la mañana del frío lunes de primeros de diciembre.

los bravos

Me alegro de haberme acercado ese día a la feria del libro antiguo de otoño de Madrid. El paseo de Recoletos acoge a libreros de toda España año a año, los que parecen una especie en extinción, tan rodeados como están de aparatos de toda índole que presentan imágenes, textos y ya libros. Pero el libro de siempre tiene su encanto. Y el usado aún más, a veces encuentras un marca páginas, una anotación, una fecha, algo que te hace pensar. No encontré nada de eso en este libro, sólo pasión, la que pongo yo para acabarlo, tan enganchado que me deja. El libro es de aquella famosa biblioteca RTV, de Salvat, de portada en cuadro naranja, en edición del 71, aunque la obra es del 53. Me alegro de haberme gastado el euro, así sin más, dicen que leer es caro, o que el placer también, ya me dirán. Y lo elegí como quien elije un sobre sorpresa de esos de la infancia, soñando con lo que albergará. Y éste libro alberga de todo, ambientado en un pueblo, contiene la soledad, el calor, el silencio de muchos o de todos los días, las miradas y la enfermedad, las pocas palabras y el deseo de escapar, la rutina esa que hace pasar la vida, el amor a escondidas, y el amor a la luz, gastado o nunca querido, y el domingo. Y la miseria, también rutinaria, de la que no se sale tan fácil, y es que los protagonistas parecen condenados o encadenados a ese pueblo, uno de tantos de aquellos años cincuenta.


Los bravos. Jesús Fernández Santos. 1953

de zarzuela

Del camerino al escenario y vuelta atrás. Esta es la historia de Zarzuelas en la Villa, o gala lirica de romanzas y dúos que enamora al espectador. Para un profano como yo, que quiere sentir, sin distinguir un tenor de un barítono, el espectáculo es difícilmente superable. En primera fila, a escaso metro del artista iluminado en medio de la penumbra, que cantan e interpretan las piezas, en solitario, a dúo o incluso a trío, todo parece diferente. Un piano y la voz o la música y las voces, sólo eso, no hay más ni más se necesita para desgranar romanzas que hablan de amor y romances.


Zarzuelas en la Villa representó el 9 de diciembre en el Teatro Fernán Gómez de Madrid. Son los magníficos cantantes del día: Sandra Ferrández, soprano, Julio Morales, tenor, y César San Martín, barítono.

preludio coral

Uno ya acumula muchas navidades, y como en botica, hay de todo. Y la magia que ya se fue ya no se busca pero a veces basta algo o alguien o unas voces para enternecer el alma. Suena White Christmas o Blanca Navidad, sólo eso hace falta, soñar con las de antaño, arrinconadas y presentes, y el día acompaña, es día 14 del último mes, día brumoso, de lluvia fina que cala poco a poco. Y el concierto de Vox Aurea donde canta nuestro amigo PJ se celebra en una parroquia del barrio de Huertas, dice el párroco que esta no es una iglesia milagrera, que alrededor tiene varias de ellas que parecen quitar público a su humilde templo, y pronostica que serán minoría en un futuro los que traspasen la puerta, pero todos los caminos valen, dice, para llegar a Dios. De planta pequeña pero suficiente para albergar a los artistas y público. Es el Cristo del Olivar y alberga dos esculturas dignas de ser visitadas, la que da nombre al templo, obra del portugués Manuel Pereira, siglo XVI, y la Virgen del Rosario, de Luis Salvador Carmona, siglo XVIII. Y las voces suenan mezcladas, a coro, o de forma coral, y suenan sostenidas, marcadas a veces, y visten de negro, y reciben el aplauso tras velada corta pero emotiva en su final, y es que se lo merecen, obra de conjunto, el triunfo del grupo sobre la individualidad, una pequeña sociedad que sigue los mandatos del director con rigor y disciplina, y la música tiene esa magia, me eleva el espíritu; temporalmente, todo es distinto, todo habita en múltiples calles repletas de humanidad que recibe el maná del cielo en forma de agua que se resiste a ser blanca, como aquella navidad.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Tiepolo

Los tipos populares son personas del pueblo llano, hombres y mujeres que habitan y viven, comunes podríamos llamarlos, gentes que pasan y quedan, inmortalizados algunas veces en grandes obras, con ojos inquisidores que miran de frente o que miran a alguien lejano o que no miran al pintor. El cuadro titulado “Tipos populares” lo pintó Lorenzo Tiepolo, artista italiano que vivió sólo durante 40 años (1736-1776) muriendo en Madrid. Las reproducciones que descubro después no hacen honor a la realidad, suele pasar, pero en este caso más. Gran coleccionista de arte, mecenas, apartado de la corte, exiliado en Arenas de San Pedro, el infante Don Luis de Borbón, hermano de Carlos III, no sería un tipo popular al uso, perteneciente a la realeza, objeto de intrigas de palacio para eliminarlo de la carrera al trono, se refugió en el arte, acaparando gran cantidad de obras, como ésta de Tiepolo, así como muchos cuadros de Goya o Baret. La exposición sobre el infante que se presenta en el Palacio Real de Madrid recoge parte de esa labor de coleccionismo. Descubro autores como Francisco Sasso o Charles Mellin antes de abordar la singularidad gastronómica de este país, que viaja por la geografía para encontrar apelativos y adjetivar los platos populares de siempre. Léase las lentejas, en este caso a la burgalesa, será por la morcilla, será por lo que sea, saben a gloria. Y el lugar se llama Café Gijón, fundado allá por 1888, escenario de tertulias sin tele, de literatura y arte con cristales a la calle, el local se llena a la hora de comer, de tipos populares, para comer bien, a precios todavía asequibles, de menú de un día lunes, de noviembre del 2012.