El mundo gira, ajeno a
los habitantes que lo pueblan, mientras éstos se mueven, olvidados del entorno o
cercanos, en un abanico de posibilidades infinitas, ajenos a todo, cercanos a
alguien, salvadores potenciales de algún semejante, benefactores de seres
queridos o simplemente habitantes sin más, que pasan sin otra preocupación que su
vida. Y muchos de nosotros, llegadas estas fechas nos encerramos en nuestras
pequeñas bolas de navidad de árboles que son tan pequeños que no pueden
ocultarnos de tamaña realidad exterior. Los ciegos no verán y otros verán
demasiado, y es que la navidad es símbolo de todo y de nada. Existen algunos
que no se esconden, como ese paseante que a las tres de la tarde del día 25 se
dirige a pasos muy cortos apoyado en bastón sin rumbo fijo, quizás haya comido
ya en una residencia cercana, quizás esté perdido, quizás no se sienta sólo, y
lo que es seguro es que está en su tiempo de descuento, anciano que ya hecho su
labor, ya casi agotadas sus posibilidades de hacer algo más de lo que su vida
le habrá deparado, ya libre probablemente de conciencias que asaltan en estas
fechas, pero generador de pensamiento para el espectador no ciego. Esa conciencia que habita dentro de muchos, y
que nos jode, literalmente, a veces, y que nos explota nuestra bolita de árbol,
o nos rebaja la altura de nuestro abeto y quedamos desnudos, expuestos, no a
los ojos de los demás, sino a los nuestros. Y me encuentro con el cuñado de un
amigo y bastan cinco minutos para conectar y ver que la onda es la misma, y
hablamos de la educación, y él habla de la revolución de la conciencia, que no el
lavado, tan habitual. Revolución para salir de esta espiral, y salir de la falsedad,
y definir objetivos, no para este país, no, no sería suficiente, la
globalización no se puede seguir sólo por la tele, nos afecta, y es que nos hemos
vuelto todos dependientes, aunque nos quede tan lejos el sufrimiento remoto. Y
una vez definamos qué queremos, habrá que buscar los líderes nuevos, habrá que
pedirles que salgan, que se postulen, no se aceptan profetas, ni salvadores, se
buscan gentes de bien cuyo mirada vaya más allá de los confines de eso llamado
patria, y entre todos habrá que parar el mundo, por un momento.
Berenjenas rebozadas
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Asar las berenjenas enteras en el horno. Dejar que se enfríen y quitarles
la piel dejando la parte de arriba como en la foto. Hacerles unos cortes y
estend...
Hace 4 semanas
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