sábado, 31 de octubre de 2015

poesía


No hay referencias en google. El buscador no contiene todo. Nunca lo tendrá. Ni siquiera se puede saber si todavía habita este mundo. Nació en Manzanilla, provincia de Huelva, en 1921. Y le gustaba escribir. Y en editorial desconocida lo hizo y bookcrossing hizo el resto. Su libro de poemas habla de aquello que habla el ser humano, de amor, vida y muerte. De recuerdos y de añoranzas también. Y no la hay mayor que la que busca la infancia.

Yo quiero ser niña, por qué habré crecido,
yo quiero ser niña y volver al nido.

Caricias de seda. Francisca Carrasco Fuentes. 2000

juan XXIII


Biografía al uso. Relato cronológico. Echo en falta cosas. Viajero y diplomático en su labor de nuncio. Negociador, paciente. Echo en falta la mirada al interior. Quizás sea de difícil de plasmar. Dicen que era buena persona. De él dijo el político francés Robert Schuman que “es el único hombre en todo París junto al cual se tiene la sensación física de la paz”. Quizás en esa frase se resuma todo. Y lo demás sobre.

Vida de Juan XXIII. Gino Lubich.1965

asunto de familia


La familia como objeto de estudio. Los personajes se presentan y se dibujan antes de la fiesta. Luego llegan al lugar donde celebran el cumpleaños de quien parece ya estar fuera del mundo. El padre invalido, ausente en espíritu. Quizás oiga las maledicencias y demás. Llegan más invitados. Escenas de reencuentros no azarosos. Interesados. Ser alguien, consecuencia de pertenecer a una familia. Lo dice una niña, inocente y ajena al drama. Conversación con su primo, que asiente sin más, ya no es inocente. No quiere despertarla de su sueño. Conciso y preciso ejercicio de análisis de eso llamado familia.

A family matter. Will Eisner. 1998

domingo, 25 de octubre de 2015

platón



En este mundo donde todo se aplaude, estupidez incluida, con programas de tv donde se aplaude más que se habla, donde el aplauso es estridente, desaforado, de idiota feliz, me fascina Emilio Lledó  y su sencillo análisis de la realidad. Dice que Platón se planteaba si el político podía ser feliz y lo hacía porque no está claro que el que se ofrece a los demás pueda permitirse el lujo de la felicidad.
No se entiende a Platón. No se lee a Platón, los políticos cierran legislatura y se hacen fotos y selfies delante de los leones. A algunos no se les conoce palabra ni voz, y parecen orgullosos después de que las cosas sigan más o menos igual, después de hacer poco o nada. Todo teatro. Puro teatro, silbidos y aplausos de pantomima, me quedo y me estimula más el otro mundo, que no se retransmite, que camina entre sombras, que navega calles pobladas y desiertas, que se esconde en bares, que incluso juega a expresarse, que aprovecha un espacio, un momento, un minuto, incluso en el baño, con rotulador en puerta, para gritar en silencio, “Yo ya no lo tomó cada ocho horas”. Mi aplauso para él o ella.

sábado, 17 de octubre de 2015

espectador


Espectáculo 27 años después. Mismo pabellón remozado y reconstruido, mismos equipos y mismo resultado. Cuarenta y ocho minutos dan para meter las mismas canastas, unos y otros. De Boston vienen los Celtics para enfrentarse al Real Madrid. Un recinto a rebosar. Idas y venidas en la cancha. De jugadores, de los que lo fueron, de bailarinas y de saltarines de colchoneta. Música y sonidos de zapatillas sobre madera. Y aplausos. La NBA visitó Madrid de nuevo. Que la siguiente espera no sea tan larga. Volvió Amenábar en forma de Regresión al cine. Correcta nada más. Decepcionado quizás. Película de poli que investiga oscuros hechos. Colores grises en cielos plomizos de tierras americanas. Demonios reales o inventados. Es sábado y mucha gente en las salas. También en el Lara que en su sala off muestra Aislados. Obra de dos y para dos actores que no paran de hablar intentando hacer reír al público. Y a fe que lo consiguen. No hay nada más difícil. Aplausos para ellos. Las calles siguen animadas en la madrugada de un domingo que no lo será tal, víspera de festivo. Es la fiesta de la hispanidad, o nacional, no se sabe cómo llamar a las cosas para no herir susceptibilidades y levantar pasiones. Síntoma de nación de naciones o de país que no se pone de acuerdo ni en lo básico. Y el Museo de América, alejado del mundanal ruido, en Ciudad Universitaria, que despierta libre de alumnos, es un buen sitio para pasear, al que ni siquiera la gratuidad de la visita lleva más público. El museo tiene de todo y bien puesto. Ideal para niños o jóvenes o para adultos que quieran aprender. Organizado temáticamente en dos plantas repletas de espacios y vitrinas que descubren historia, sociedad y realidad de aquel continente. Me sorprenden las escenas de mestizajes que se repiten en diversos autores que retratan en lienzos escenas de hombre, mujer y descendientes, y que pretendían mostrar y nombrar las diferentes mezclas raciales que se iban estableciendo. Modelos para estratificar la sociedad y también para reflejar costumbres y usos de la época. También espacio para descubrir que en la expedición de Malaspina, de 1788, viajaba el pintor Juan Ravenet, italiano, encargado de plasmar gráficamente aquello que se fuera viendo. Un par de trabajos aparecen entre las vitrinas. Uno de ellos es el de la Mulata de Manila. Lápiz de otro tiempo sobre papel, dos siglos hace ya de aquello, pero el resultado es espectáculo, también.

sábado, 10 de octubre de 2015

sida


Fue noticia y ya no lo es. La enfermedad es noticia hasta que los medios deciden que así sea. No sólo eso, los medios controlan la deriva que toman nuestras mentes. Nos generan preocupaciones que luego se diluyen. Y detrás de los medios hay personas, interesadas, siempre, en alienar, más o menos, en asustar, más que menos. En desinformar, muchas veces. Leo un libro sobre el sida. Sale a la luz la enfermedad en junio de 1981. Los primeros casos. Se suceden. Miedo, investigación, competencia entre doctores y laboratorios, siempre el yoísmo. 78 millones de casos, más de 39 millones de muertos. Sigue la lucha, ahora hay terapias que retrasan el desarrollo de la enfermedad, que reducen la carga viral. Terapias que no alcanzan a todos los países. La prevención como arma ideal. Vacunas en el horizonte. Todo ello fuera de los medios. El libro habla de luchadores, de médicos y enfermos. De cuidadores y hermanas de la caridad, “más grandes que el amor”, que dejan en ridículo la definición teórica de una palabra que solo conoce de hechos.

Más grandes que el amor. Dominique Lapierre. 1990.

vidas


La acusada tuvo ganas de morir. Quizás las tiene ahora también. Su hija asesinada, ella juzgada. Luces y sombras en una figura de negro. La muerte llegó también para otra niña, quién no pudo casi ni vivir, sólo luchar, a su lado sus padres, peleando para que su hija tuviera una muerte digna. Música y conversaciones en consulta de dentista, y el sol que no se retira a ningún cuartel de invierno u otoño mientras la luz languidece o palidece y los mismos asuntos ocupan una vida política intrascendente y monótona donde sobran pasados y faltan responsabilidades, donde no se conoce al que era amigo, ahora delincuente. Decía Baltasar Gracián que las etapas de la vida se dividían en tres, la que había que vivir con los muertos (leer), dejando paso a la que había que vivir con los vivos, para acabar dedicándose a uno mismo, o etapa de filosofar. Cada uno sabe dónde está y donde no quiere estar,  o al menos debería saberlo, si no, es que tiene un problema, suyo, particular, propio, al fin y al cabo, no hay más vida que la de cada uno, las demás se respetan y observan, para aprender, olvidar, soñar o regocijarse, o para nada. La televisión nos trae vidas y mentiras, o medias verdades, menos que medias, incompletas, emociones falsas, delante de cámaras que rara vez filman la verdad, salvo cuando los caníbales del morbo esperan pateras o camiones repletos de seres humanos explotados. En las vidas reales suele haber dignidad y portazo a la exposición. Y el silencio, el gran silencio no llega, salvo en cumbres remotas y nevadas donde es difícil subir. De los muertos se aprende, de los vivos también, y yo aprendo, una palabra nueva, propiocepción, o de la percepción de cuerpos extraños en nuestro organismo, como un implante dental, insensible. Hay otros entes extraños incrustados en nuestra sociedad, que nos llaman a deshoras y que generan miles de desempleos. Son máquinas que hacen encuestas o nos preguntan cosas, engendros sin capacidad de responder a nuestro saludo, que se pierde estúpidamente al descolgar el teléfono. Me niego a hablar. Tras colgar, el silencio, al menos mío y libre.

sábado, 3 de octubre de 2015

historia


Ya lo decía Blanco White en los albores del siglo XIX, “los españoles deben comprenderse y convivir, si no quieren destruirse por principios y pasiones”. Acertó. Hay historia y mucha en este libro, obra que bucea en los olvidados, en los que no hicieron historia de estudiar, pero sí la suya. En los que no forman parte de textos pero vivieron su tiempo de gloria efímera o no, o simplemente miseria. Personajes olvidados, ya lo dice Juan Eduardo Zúñiga, “pasarán los años y lo olvidaremos todo, y lo que hemos vivido nos parecerá un sueño, y será un tiempo del que no convendrá acordarse”. Personajes que no salen tampoco en conversaciones o tertulias. El olvido los alcanzo antes de tiempo. Desentrañar brumas de la historia, eso hace el historiador, con papel y arrestos para bucear en papeles y legajos, y luego plasmar, pero no con estilo de academia en este caso, sino con prosa que vibra y se recrea, tanto que a veces asusta. Y para finalizar, una oda al puente, o al diálogo, o a la palabra como sustituto de la barbarie que tiñe la historia.


¡Si consiguiéramos hacer un puente! Pero a veces uno pregunta, si las orillas quieren y no prefieren el abismo que las separa. (Salvador Madariaga)

Los perdedores de la historia de España. Fernando García de Cortázar. 2006

una puerta


Desgranar en dos meses una vida parece complicado y mas cuando el que narra está enfermo de muerte, sabedor de un desenlace próximo. Y entereza respira la conversación que bucea en la vida y obra del doctor. Se exploran todas sus facetas, la profesional, la de escritor y la de pintor. Y sobre todo la de ser humano, volcado en su familia. Hombre de profunda convicción religiosa, quizás la fe le sostiene en esas últimas semanas de vida. Queda sobre todo el reflejo de un hombre de bien capaz de hacer eso que él titula como proyección sentimental, o capacidad de contagiar sentimientos al interlocutor. Simpatía, dicen de él, algo gratuito.

La puerta de la esperanza. Juan Antonio Vallejo-Nágera-Jose Luis Olaizola