martes, 2 de septiembre de 2008

ver para creer

Según el dicho popular “engañar como a un chino”, a alguien de ese país debieron de pillarle ingenuamente con alguna jugarreta y a partir de ahí, todos los gatos se convirtieron en pardos. Una vez acabada la Olimpiada asiática, se descubre que esta vez el cazador ha sido cazado y hemos visto fuegos artificiales que no eran de ese momento, hemos visto a una niña muy guapa cantar con la voz de otra, la menos guapa, porque el Politburó del Partido Comunista Chino lo decidió así, hemos visto que no ha quedado claro si la emisión de la señal televisiva ha sido retrasada unos segundos para evitar imágenes indeseadas, hemos visto que los niños que representaban a las 56 etnias chinas en la inauguración parece que pertenecían todos a la mayoritaria y hemos visto que las nubes han sido manipuladas para evitar circunstancias desfavorables en forma de aguacero en ciertos eventos. Se preguntaba la Creedence Clearwater Revival el siglo pasado, en una de sus canciones: “Who will stop the rain” (¿quién parará la lluvia?) Ahora ya lo sabemos; la ingenuidad ha cambiado de lado y ahora somos nosotros los que nos creemos lo que vemos sin saber qué vemos realmente.

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