sábado, 20 de septiembre de 2008

el día uno

Cual película de terror, parece que la nada se ha instalado en el instituto. Esa nada que todo lo invade y que hace que un grupo de aproximadamente veinte chavales y chavalas no hagan nada durante la mañana de ese primer día de clase. Un testigo cuenta cosas y yo me imagino a la chavalería mirando al tendido mientras la tutora dice su nombre y más cosas. Por cierto, el testigo no se acuerda del nombre. Recuerda que era fea, como todas las demás profesoras, según él. Habrá que preguntarle por el género masculino. Así entre bostezos, de sueño y de no sé qué mas, debió de transcurrir la mañana, corta, poco intensa, y llena de nada. Algún conocido en clase y poco más, salvo muchas ganas de salir de allí corriendo para volver al hogar de ocio y descanso que les ha acompañado durante los últimos tres meses. Por cierto, un segundo testigo asiente lo que dice el primero; la nada se multiplica por dos; yo que ustedes no me quedaría de noche en ese lugar.

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