Fue la súper luna azul y yo la vi como siempre, grande y blanca, o no miré bien o no supe lo que tenía que mirar.
Cerrar los ojos y vivir sin prisa oliendo a tierra mojada cuando se abren los cielos.
Las paredes son transparentes y las conversaciones ajenas me causan desasosiego, será que la mente de algunas personas se ancló, o mejor decir que fue el espíritu, o mejor decir que algo quedó varado, y ese huir no parece la solución pero la desesperación no entiende de razones. Mejor pensar que siempre hay tiempo.
Hay gentes que todavía escuchan la radio y yo la oigo hoy lejana como en aquellos días en que se colaba por las paredes o por las ventanas abiertas que daban al patio; allí, sentado en palco, podías seguir la vida y milagros del mundo más cercano.
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