Me despertó eso que llaman ruido. Eso que llaman agua me rodeaba; la luz inexistente no me impidió sentir eso que llaman roce.
A esa sensación siguió el calor y otras cosas que no entendí. Y como no veía, sólo sentía. Y sentí que algo a mi lado buscaba lo mismo que yo.
Y ese algo se transformó en alguien. Y un día nos vimos. Y quizás sentimos eso que llaman amor.
viernes, 27 de junio de 2008
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