martes, 16 de diciembre de 2008

se admiten imitaciones

La imitación es un juego de niños, juego en el que interiorizan voces y exteriorizan gestos que les llevan a parecer actores por un día. Cuando uno lleva ya unos cuantos partidos en el cuerpo, descubre un buen día que los parecidos entre jugadores son escasos; quizás la razón sea que olvidamos demasiado pronto lo antiguo y nos quedamos rápidamente con la novedad. En las edades infantiles en las que cualquier niño tiene ídolos y modelos a seguir, para bien o para mal, todos quieren ser como esas estrellas de los estadios, pero a medida que los niños crecen y los sueños se diluyen, sorprende que pocos sean capaces de imitar eso que distingue a algunos futbolistas exclusivos, no precisamente la habilidad innata o la clase, imposible de imitar, sino que en esos casos, la exclusividad proviene de una capacidad de sacrificio y trabajo extraordinaria. Llámele motivación, fuerza de voluntad, espíritu competitivo, llámele como quiera, pero no se ven por los campos de Dios jugadores que quieran ser como Raúl, y eso que ya lleva unos cuantos años dando ejemplo, tiempo ha habido de imitar sus virtudes y paliar sus defectos, si es que los tiene. Será que el trabajo y el sacrificio no están de moda, o será que su extremista mensaje no conmueve corazones, ese que un día lanzó cuando dijo que cada partido lo jugaba como si supiera que iba a ser el último.

No hay comentarios: