viernes, 12 de diciembre de 2008

hermanitas sin ruido

Esta semana ha fallecido Jose María Larrauri, el que fuera Obispo de Vitoria. Dice mi madre que Larrauri fue el sacerdote que me bautizó a mí hace ya algunos años, cuando estaba destinado en Albacete, donde pasó 20 años ejerciendo su labor. Larrauri ha fallecido en la residencia que las Hermanitas de los Pobres tienen en la capital alavesa. La antigua residencia de estas Hermanitas se encontraba en la calle donde yo vivía en Vitoria, Portal de Villarreal, así es que acudí muchas veces a ese lugar en mis años pequeños, bien a la misa de Domingo, o a la misa de sábado. Los recuerdos que a uno le quedan de aquello hablan de un patio jardín con bancos donde había ancianos sentados, de monjas de largas túnicas, de belenes navideños, de una tapia que delimitaba su mundo, de ropa para los abuelos y de un olor a comida característico, que luego he revivido en alguna visita a otras instituciones similares. Buceando en la red, uno descubre que esta congregación, que dispone de residencias repartidas por el país, no parece tener una página web propia. Especializadas en el cuidado de los más necesitados en la edad anciana, sus residencias se califican de privadas sin ánimo de lucro. Su fundadora, Juana Jugan, francesa, no sale tampoco mucho en la web. De hecho, no aparece en la wikipedia. La reflexión que a uno se le ocurre es que hay gente, afortunadamente mucha, que no hace ruido, que pasa por la vida sin aspavientos, sin vender su trabajo, sin ponerse medallas, sin homenajes ni bustos ni calles, simplemente viviendo y como en este caso, dedicándose y sirviendo a los demás, sin robar a nadie. Ahora que los catastrofistas hablan de que no nos va a llegar ni para pipas a los pensionistas del futuro, nos queda el consuelo de que puedan quedar Hermanitas dispuestas a acogernos, si es que la indigencia visita nuestra vida.

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