martes, 25 de noviembre de 2008

examen

Cuando a uno le tocan la fibra más sensible todo cambia, para bien o para mal. Esa fibra suele llamarse orgullo y apellidarse herido. Todo eran bendiciones y parabienes hasta que al profesor especial, el rarito, el que gusta a la mayoría, le da por examinar o extraer conclusiones de hasta donde están atentos su alumnos. El testigo dice que el examen era muy raro. El no aprobado o suspenso acarreó la pérdida de una ilusión. Otra vez la realidad colándose donde no le llaman. El pedestal del profesor está un poco más cerca del suelo.

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