Me embarqué en un mes que trajo muchas cosas, hasta una obsesión que a veces quema, y sin barco tomé la bicicleta, envié algunas postales cambiando palabras y pidiendo que acabaran en una pared, enviaba sonrisas, muñecos, más bien caras, de esas, amarillas. Por las noches me acostaba, me levantaba por las mañanas, intuía que el mes iba a aportar eso y más. Pedaleaba sin mirar atrás mirando rostros aquí y allá, contra el viento o a favor, con nervios visibles e invisibles, cerraba los ojos, los abría y seguía estando encima de la bicicleta. Reventó la rueda, la arreglé, empezó a diluviar, me fijaba en las gotas y en las burbujas, luego todo era agua, riada, busqué refugio y esperé hasta que todo pasó, ya no crecían las nubes. A veces me olvidaba del paso de los días y tenia que preguntar si era lunes o jueves, y hasta el número del día. Y fueran treinta o uno más los días de aquel mes llegó un momento en que los alcancé. Sin celebración busqué la noche, dormí y desperté en el siguiente mes.
domingo, 20 de octubre de 2024
domingo, 13 de octubre de 2024
max
Desconozco de donde salieron estos pequeños libros que presentan los ganadores de los premios Max Aub, en versión internacional y comarcal. Todo organizado por la fundación de dicho nombre que se encuentra en Segorbe. Encuentro ediciones del 87, del 90 al 93, del 98 , 99 y 2002. Aparece como ganador un joven de 21 años, Juan Manuel de Prada. Y leo un corto y angustioso relato del peruano José de Piérola.
tubo
destronado
Un día en la vida de Quico, un niño de tres años que ha perdido su condición de último hijo en una familia numerosa; desde la mañana hasta la noche de un tres de diciembre de 1963 por donde desfilan los miembros de la familia, el servicio, el doctor y un desencanto y un cansancio entre los padres.
El príncipe destronado. Miguel Delibes. 1973
miércoles, 9 de octubre de 2024
lisboa.sept24.5
a veces
Ambientada en Biarritz, allí se ha instalado Carmen Godoy huyendo de la guerra. Viuda y con una hija trabaja cosiendo de sol a sol; su padre la quiere relacionar con un millonario americano pero entonces aparece su antiguo novio de Madrid, Paco.
Obra sencilla y agradable de leer.
Todo sale bien…a veces. Pío Baroja. 1937
protección
lisboa.sept24.4
En Carcavelos se vende comida y ropa en el mercadillo de los jueves. Imagino los contenedores que vienen de China llenos de cajas de cartón que cada día se vacían sobre las mesas en montones que la gente baraja, mueve y vuelve a mover mientras los comerciantes gritan para que se les oiga. Es bueno en un idioma ajeno no confundir los números y no pensar que el precio es aún más bajo. El aire suena y hasta dentro de la Iglesia se oye mientras el altar de Nuestra Señora de los Remedios luce lleno de azulejos. La playa es pequeña, recogida y agradable, de punta a punta recorrida hasta las rocas horadadas por el agua. Luego en coche hacia Cascais pasando antes por Estoril, lujo en casas, también en la marina, repleta de tiendas, barcos y restaurantes de postín. La comida india está rica y después visitamos la ciudadela, bonito espacio con galerías de arte y una encantadora librería solidaria. El litoral a la salida de Cascais presenta un océano verde y plateado, el viento arrecia y hay alguna playa inaccesible. Un helicóptero suspendido presagia algo malo, quién lo sabe, y un velero parece tan frágil que asusta. No conducir me produce sueño, el cansancio es infinito, despierto y veo una playa, vuelvo a despertar y veo otra. Del sopor me saca la torre de Belém y una música militar y un pastel de esos que llevan vendiendo aquí desde 1837, la espera en la sempiterna cola es escasa.
miércoles, 2 de octubre de 2024
emigrante
Lorenzo y su ya esposa Anita emigran, después de las despedidas y preparativos toman el barco hasta Buenos Aires y de ahí el tren a Santiago de Chile. Aventuras en el mar, todo nuevo. Las entradas en el diario son a veces escuetas, otras se expanden. El nuevo mundo trae conflictos, esperanzas, un hijo, trabajo, negocios, celos, poca caza, otra palabras, otros aires, temblores de tierra, vida que no acaba de asentarse, será la nostalgia, tan infinita, la que gane la batalla. El abanico de posibilidades crece, el entorno se ha abierto definitivamente, el escenario es cambiante a diferencia del diario de un cazador, pero lo entrañable que del primero es difícilmente superable.
Diario de un emigrante. Miguel Delibes. 1958