Ocurrió hace unas pocas horas, estará presente unas horas más, a lo sumo unos días, luego su olvido dará paso a lo inmediato o actual. Hablo del clásico, de la grandiosidad del escenario, del resultado inesperado, de la alegría y la decepción, del hay que tomar medidas ya tras olvidar la remontada que todavía estaba caliente. Y dentro de ese absurdo y desquiciado ambiente que rodea al fútbol, me quedo con Flick, entrenador del Barcelona, que se gira tras el gol y todavía busca con quién abrazarse, necesita encontrarlo urgentemente; también me quedo con el menos es más, jóvenes que ayer no eran casi nadie derrotan a una pléyade de estrellas; la ansiedad o vaya usted a saber qué derrota a los velocistas blancos, de los que se aseguraba iban a hacer destrozos en la portería rival, si fuera todo tan fácil mejor no empezar a jugar. Y por último preferiría no quedarme con los insultos que no son nuevos, lacra que no es racismo, es sencillamente falta de educación o cómo tener la nada en vez de cabeza.
Macarrones con salsa de pistacho
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Cocer la pasta durante 10 minutos y mientras tanto preparar la salsa de la
siguiente manera: Pochar un calabacín mediano cortado en trozos con piel.
Pelar ...
Hace 3 meses
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