lunes, 28 de octubre de 2024

balón

Ocurrió hace unas pocas horas, estará presente unas horas más, a lo sumo unos días, luego su olvido dará paso a lo inmediato o actual. Hablo del clásico, de la grandiosidad del escenario, del resultado inesperado, de la alegría y la decepción, del hay que tomar medidas ya tras olvidar la remontada que todavía estaba caliente. Y dentro de ese absurdo y desquiciado ambiente que rodea al fútbol, me quedo con Flick, entrenador del Barcelona, que se gira tras el gol y todavía busca con quién abrazarse, necesita encontrarlo urgentemente; también me quedo con el menos es más, jóvenes que ayer no eran casi nadie derrotan a una pléyade de estrellas; la ansiedad o vaya usted a saber qué derrota a los velocistas blancos, de los que se aseguraba iban a hacer destrozos en la portería rival, si fuera todo tan fácil mejor no empezar a jugar. Y por último preferiría no quedarme con los insultos que no son nuevos, lacra que no es racismo, es sencillamente falta de educación o cómo tener la nada en vez de cabeza. 

Y como extra diré que saber perder es tan importante  como saber ganar, y si Vinicius no ganó el balón de oro es porque muchos así lo decidieron. El deseo de ser siempre el mejor a veces se topa con lo que piensan los que deciden. Y ya que no es el brasileño el elegido, el club insiste en que se lo tenían que haber dado a otro de los blancos, y como no es así rompen la baraja y no juegan. Ahora pensarán que la conspiración anti madridista que según ellos viven en España se traslada también a Europa, es lo que tiene alimentar la suspicacia y la desconfianza, crece y te devora, y el único responsable no es otro que el ser superior que ejerce de presidente y que como tal no admite perder.

No hay comentarios: