Me embarqué en un mes que trajo muchas cosas, hasta una obsesión que a veces quema, y sin barco tomé la bicicleta, envié algunas postales cambiando palabras y pidiendo que acabaran en una pared, enviaba sonrisas, muñecos, más bien caras, de esas, amarillas. Por las noches me acostaba, me levantaba por las mañanas, intuía que el mes iba a aportar eso y más. Pedaleaba sin mirar atrás mirando rostros aquí y allá, contra el viento o a favor, con nervios visibles e invisibles, cerraba los ojos, los abría y seguía estando encima de la bicicleta. Reventó la rueda, la arreglé, empezó a diluviar, me fijaba en las gotas y en las burbujas, luego todo era agua, riada, busqué refugio y esperé hasta que todo pasó, ya no crecían las nubes. A veces me olvidaba del paso de los días y tenia que preguntar si era lunes o jueves, y hasta el número del día. Y fueran treinta o uno más los días de aquel mes llegó un momento en que los alcancé. Sin celebración busqué la noche, dormí y desperté en el siguiente mes.
Berenjenas rebozadas
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Asar las berenjenas enteras en el horno. Dejar que se enfríen y quitarles
la piel dejando la parte de arriba como en la foto. Hacerles unos cortes y
estend...
Hace 4 semanas
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