sábado, 31 de enero de 2009

olvidos y silencio roto

En ese lugar llamado Davos (Suiza) donde cada año se reunen los más grandes del planeta, en cuanto a poder económico, para hablar de lo humano y lo divino, por cierto, nada de autocrítica respecto a su incapacidad para prever la crisis, todo lo contrario, apelación a las recetas de siempre como el recorte salarial, se produjo esta semana un incidente protagonizado por el primer ministro turco Erdogan, que acusó al presidente de Israel, Simón Peres, de mentir acerca de la guerra de Gaza, después de que éste afirmara que el único objetivo de Israel es la paz. Extraña afirmación esta última ahora que el conflicto pasa de los 60 años. Después, Erdogan vuela a su país y es recibido como un héroe, aclamado en el aeropuerto. Hasta ahí, poco que comentar, salvo el valiente gesto de Erdogan. No es por fastidiar, pero Turquía tiene un conflicto abierto con el pueblo kurdo, oprimido, olvidado y fuera de las portadas. En castellano se dice estar a las duras y a las maduras.Y no parece que Turquía esté por la labor de cerrar este tema pronto. Así que aunque a Obama no le falta el trabajo, otros 20 millones de almas claman por una libertad real, y desde detrás del escenario también reclaman su parte de vida. Por cierto, un Obama que en una entrevista a una cadena árabe, rompía su silencio sobre Palestina: "no vamos a esperar al final de mi mandato para afrontar la paz entre israelíes y palestinos. Vamos a empezar ya".¿Alguien da más?

engaño

Noche y día confundidos, ¿sonrisa o llanto?, mano cerrada o abierta, esperando clemencia, ojos que miran a la nada u ojos que nada miran, ciegos de vida, espera confundida con eternidad, la muerte engaña a la vida y a los vivos.

domingo, 25 de enero de 2009

los jovenes opinan

El informe de la juventud en España del año 2008, editado por el Instituto de la Juventud, muestra en el apartado de aceptación de las instituciones un dato preocupante sobre el grado de confianza en nuestros políticos. Desde un 5,7 como nota más alta para las ONG’s, pasando por diversos organismos, llegamos a la peor nota, un 3,6, la que los jóvenes de 15 a 29 años otorgan para nuestros representantes. Como suele ser normal, la desconfianza aumenta con la edad. No parece algo nuevo, ni en nuestro país ni en otros. Ni parece algo novedoso. Ya en 1822 escribe Chateubriand en sus Memorias (con 54 años) lo siguiente: “Lo habría sido todo en su gobierno (el de Bonaparte) de haber querido; pero siempre me faltaron para tener éxito una pasión y un vicio: la ambición y la hipocresía” No parece mala la ambición, si la hipocresía, fuente repetida de tumultos parlamentarios y desencuentros forzados entre los rivales. Por eso, da gusto ver como el fenómeno Obama, extenso en palabras y promesas, incipiente en obras y acciones, ha desencadenado tal pasión, no sólo en su país sino también en el resto del mundo. Que un político sea capaz de mover tales masas, conciencias y esperanzas deja abierta una puerta para el aire fresco, esa por la que aparte del aire debe de entrar luz, esa a la que se refería en su toma de investidura como “haciendo negocios a la luz del día, podemos restaurar la confianza vital entre el pueblo y sus gobernantes”. Eso, luz y taquígrafos, dicen unos, con un objetivo que se olvida a menudo, servicio al ciudadano, y no a sí mismos, está claro. Que tomen nota los nuestros si es que quieren subir su nota.

sábado, 24 de enero de 2009

el día después

Tras el domingo viene el lunes y tras la fiesta el trabajo. Leyendo el periódico del miércoles 21, día después de la toma de posesión de Obama, es fácil encontrarse en una nube cuando las páginas de internacional me envuelven en un mundo de esperanza y cambio, de promesas de igualdad, de promesas de mejoras y de apelaciones a nuestra humanidad común. Qué malo es despertarse de golpe cuando la información sobre el mayor acontecimiento de los últimos tiempos se agota y al pasar la página después de la publicidad aparece aquello que configura la realidad cotidiana de la información, o lo que es lo mismo, aparece Gaza, la crisis del gas que afecta a media Europa, etc,…
Parece tarea complicada para una sola persona y las invocaciones a Dios no han demostrado hasta ahora su eficacia, así que ya pueden todos los destinatarios del mensaje, americanos y no nativos, el echar una mano a Obama, que ha citado las siguientes virtudes, valores, atributos o adjetivos que conforman el punto de arranque de la nueva era. Ordenadas alfabéticamente: audacia, bondad, curiosidad, esperanza, ejemplo, empeño, esfuerzo, fe, generosidad, gratitud, honradez, humildad, imaginación, juego limpio, lealtad, moderación, prudencia, propósito común, sacrificio, tolerancia, valor, y voluntad. Parece que tengamos trabajo, ¿no?

320

320 pares de zapatillas había en la tienda y pareciera que no existiera ninguna. El niño que se acerca a la adolescencia no encuentra lo que busca y para el padre, la visión es aterradora, siendo como es, alguien que duda en sus compras y para quién la variedad en el vestir nunca fue algo imprescindible. Pareciera que la libertad para elegir, cuando las posibilidades son cercanas al infinito, generara una anulación de la voluntad de decisión. No pasaba lo mismo cuando el muestrario presentaba uno, quizás dos, no más de tres artículos. Ya, eran otros tiempos, por supuesto, tiempos donde la ilusión por alcanzar ese preciado bien parecía exponencial comparada con la que se vive hoy en día.

sábado, 17 de enero de 2009

nieve

Allí, en la Vitoria de mi infancia, cuando las nevadas eran nevadas, como dirían los más viejos del lugar, se solía decir que los animales presagiaban la llegada de la nieve porque bajaban del monte, y los que no eran tan libres se mostraban especialmente nerviosos. Los mismos nervios de los animales se reflejaban en nosotros, los más aventajados de la especie. Los niños enloquecíamos cuando el movimiento de la persiana nos regalaba un manto blanco o cuando tras los cristales del aula percibíamos por los copiosos copos que los profes estaban a punto de anular las clases para dar paso a un trayecto a casa diferente, camino festivo y juguetón. Ese espíritu infantil se revivió el pasado día 9 de Enero en muchos centros de trabajo madrileños cuando el jefe proclamaba la libertad antes de hora. Bendita libertad, aunque nos llevara a un atasco descomunal. En el tuto, también se puso de moda el nerviosismo; todos para casa, libres para montar en el autobús, libres para ser desembarcados en un punto intermedio del trayecto, libres para pasar un rato molón, aunque fuera a costa de la pérdida de seguridad. Como a nadie le pasó nada, aquí paz y después gloria. Los nervios suelen llevar a la improvisación, aunque hay veces que la improvisación es casi perfecta y si no que se lo pregunten a los pasajeros del vuelo que amerizó en el río Hudson, improvisación tocada por la diosa fortuna, dirán unos, aunque para que la suerte sonría es necesario invertir, aunque sea en entrenamiento, trabajo, esfuerzo, recursos y sentido de la responsabilidad.

viernes, 16 de enero de 2009

conciencia

La conciencia es lo que tiene, molesta e impertinente, aparece cuando menos se la espera; de origen religioso o laico, uno se despierta por la noche y le remuerde, le come y le carcome hasta que no le queda más remedio que plegarse a eso que le dice que algo va mal, que no se puede ir por la vida haciendo de tu capa un sayo, es decir, pasando de todo y de todos. Esto suele ser lo normal, si no fuera así, este planeta sería dificilmente soportable. Lo anormal es lo que lleva a unos supuestos humoristas de un programa de una televisión privada israelí a hacer gracias y reirse sobre el balance de muertos en Palestina o a ironizar sobre guarderías bombardeadas. Algo huele a podrido en personas, grupos o colectivos de una sociedad, como la de Israel, que es capaz de convivir con ese humor, que no es capaz de decir basta. Eso sí, que a nadie se le ocurra hacer una broma sobre Auschwitz. Conciencias que no se despiertan por la noche, conciencias que han llegado a la cota de desprecio más absoluto por la vida humana, a desear la muerte del otro, del diferente, del supuesto prójimo, y como guinda final, a reirse del cadaver.

sábado, 10 de enero de 2009

modelos

Tras la sanción a Kanouté, jugador del Sevilla, que ha sido multado por mostrar una camiseta con el lema Palestina, uno se pregunta por qué el mundo del fútbol es incapaz de escapar del absurdo. Nuestros niños necesitan modelos y para un futbolista que aparece y da muestras de humanidad y solidaridad con un pueblo que sufre, no olvidemos que lleva sufriendo decenas de años, resulta que ese comportamiento es afeado por los prebostes federativos, garantes de que el deporte no está para reclamar nada. Se equivocan. Primero, respeten la libertad de expresión, cuando ésta no incita a la violencia, racismo, u otras barbaridades, y no creo que la palabra Palestina sea sinónimo de tales. Segundo, permitan que los niños, además de ver fútbol, tomen ejemplo de solidaridad e implicación, descubriendo que hay algo más que fútbol, mucho más, y sobre todo más importante. Nuestros niños necesitan modelos, y no precisamente el de aquellos que estrellan coches de miles de euros, no pasa nada, mañana se comprará otro, ni el de aquellos que se escudan tras sus millonarias nóminas para no decir ni los buenos días. Nuestros niños necesitan saber que dentro del deportista late algo más que el corazón de un atleta.

martes, 6 de enero de 2009

envidia

Leer a los considerados grandes acarrea inevitablemente un algo de envidia. Tras muchos años sin leer nada de García Márquez, la competencia periodística por atraer lectores pone un día entre semana en los kioscos un libro suyo, Memoria de mis putas tristes, gratuito. Lo compro y lo leo en pocas sesiones que abarcan un par de días. El ingenio y la utilización del lenguaje, de nuevo al servicio de la creación de arte, ese que parece imperecedero en la pluma del autor que invita al lector a pasear de la mano de ese amor que aparece en la vejez, con el miedo a la muerte como invitado a la escena, aderezado con los recuerdos de una vida normal a la que le faltaba eso que Eduardo Punset define como “un acto de pura supervivencia”.

Memoria de mis putas tristes. Gabriel García Márquez, 2004.

silencios

El día 1 de Enero, cumplió años, 90, J.D.Salinger, escritor americano que lleva recluído más de 50 años por voluntad propia, recluido es decir que no quiere saber nada del mundo público, guardián de su intimidad y de su vida, en pocas palabras, quiere que le dejen en paz, sin que le pregunten por las razones del silencio de su obra y del suyo. Es éste un silencio comprensible, respetable y del que sólo su libertad lo sacará o morirá con él.
Otro silencio empieza a dar que hablar. No son 50 años, son sólo unos días los que han transcurrido. El silencio puede y debe valer para reflexionar, valorar y ponderar lo que se quiere decir. Eso puede salvar el silencio de Obama, que no se ha pronunciado sobre la invasión israelí de la franja de Gaza. Silencio que empieza a incomodar y que Obama ha resuelto emplazando al 20 de Enero, fecha de su toma de posesión, porque no puede haber dos mensajes en política exterior. Ojala sea así y que el mensaje de después del día 20 sea diferente al actual, a ese que da vía libre en todos los aspectos a un estado soberano, Israel, que olvida que la solución sólo llegará por el reconocimiento de un estado palestino. Visto y escrito desde un cómodo sillón, no hay mayor problema, pero visto desde la angustia, la escasez, el hambre, la falta de esperanza y la muerte, el silencio multiplica el dolor de todos aquellos inocentes, simples habitantes y ciudadanos, que no conocen a Salinger y quizás tampoco a Obama, pero a los que Obama tiene la obligación moral de conocer y de no cejar en el empeño de aportar soluciones, ideas y palabras que arrojen luz sobre el oscuro silencio, ese que a muchos de la franja de Gaza les gustaría oír, los silencios normales de una vida digna y corriente.

san silvestre

Aprovechando el nombre de aquel remoto Papa que no sabía qué era esto del running, miles de personas se lanzan a las calles en ese día que cierra el año para en matinales o tardes, acabar el año deportivamente, antes de uvas, despedidas, entradas, bienvenidas, mensajes y demás parafernalia. La San Silvestre vitoriana, una vez más, con pésima organización en la llegada, ausencia de chips, clasificaciones, embudos insufribles y casi nulos regalos para el precio pagado, tiene una particularidad curiosa, porque aparte de compartir asfalto con personajes variopintos, aquellos que se disfrazan de cualquier cosa aprovechando el ambiente festivo, o con aquellos que protestan por las condiciones laborales al viejo grito de “obrero despedido, patrón colgado”, se hace obligatorio el compartir carretera y manta con aquellos que a sus espaldas portan fotos de presos etarras, supuestos luchadores por la libertad. Así que es mejor dar un acelerón en cualquier momento para evitar que la sonriente foto del condenado te interrogue y te diga eso de yo en la cárcel y tú corriendo, intentando ablandar tu conciencia. Será que somos civilizados y que tenemos más dignidad que esos runners, porque si no fuera así, la alternativa sería apartarlos del asfalto y después de arrancarles las fotos, preguntarles si entienden eso que se llama asunción de responsabilidades y sufrimiento ajeno. No lo entenderían. Ellos a lo suyo, cual animales o alimañas, a las que por cierto, también se les da bien correr. Mientras sus “amigos” atentaban de nuevo en la mañana de fin de año, a distancia, un señor de Lepe, restaurador, preparaba la mesa para invitar a cenar a unos cuantos emigrantes. Buenas y malas personas, así es la vida; para quien siga buscando el espíritu de la Navidad, en un restaurante de Lepe le darán la respuesta. Lo demás sobra.

cercedilla 2009

Correr a los 40 y + es a los ojos de mucha gente algo descabellado. Fórmula de ocio para el tiempo libre, para mejorar la salud o para fomentar la socialización, uno se imagina ser un atleta en grandes citas, emulando a aquellos que en los últimos años también han ayudado a popularizar el running. Uno de los alicientes es el que aún asumiendo que algún tiempo pasado fue mejor, por lo menos en eso de tener exceso de fuerzas, de vez en cuando, cuando las cosas van bien y el día, el terreno y las infinitas circunstancias y variables se alían, uno disfruta de lo lindo, recordando y rememorando la plenitud de correr sin ataduras, sin miedo a las caídas, sin prudencia, convirtiendo esa imprudencia en eso que nos hace salvajemente libres. Por segundo año consecutivo, acudimos un grupo de amigos a Cercedilla, cuna del esquiador Paquito Fernández Ochoa, para participar en la carrera de Navidad, cita que abandona enseguida el asfalto urbano para recorrer pistas, sendas y veredas que bordean la población, con duras rampas imposibles de ascender a la carrera para la mayoría de los mortales y largas bajadas, donde el último año disfruté como un enano, viviendo esa imprudencia y llenando de no se qué sustancias anímicante dopantes un cerebro sediento de bienestar.
Este año, 21 de diciembre de 2008, las pasadas nevadas convirtieron el recorrido en una prueba de obstáculos, donde la nieve, el barro, el hielo y un trazado plagado de sorpresas en forma de muros casi infranqueables, pusieron a prueba a los cientos de corredores que sufrimos o disfrutamos de la soleada mañana, buscando, en los indómitos parajes de la sierra madrileña, recovecos aliados donde volver a ser un niño….cuando las noches son lluviosas (gracias a Los Secretos)

infierno

Ni pintado viene el libro de Javier Nart, Sálvese quien pueda. Ni pintado para decir cuatro palabras sobre el sempiterno conflicto palestino-israelí. Para el pasado quedan conferencias de paz, grandes sueños y palabras huecas. Como dice el autor en su libro, fruto de su experiencia como corresponsal y fotógrafo de guerra en múltiples guerras, si algo no se entiende es el papel que juegan los niños en todo esto, niños cuyo único pecado ha sido el “de encontrarse en un infierno creado por los adultos”. De ese infierno se sale quemado, herido o muerto, atrapado en un mundo de adultos incapaces de establecer modelos no basados en la violencia o el odio. Las fotos son las de siempre, miradas perdidas en ojos abiertos u ojos cerrados en pequeñas cabezas que culminan cuerpos ensangrentados o ya limpios, mostrando orificios por los que se ha colado el infierno.
Si de algo sirve leer este tipo de libros es para no desear el mal en forma de guerra ni a tu peor enemigo.

Javier Nart. ¡Sálvese quien pueda! Mis historias e histerias de guerra. 2004

domingo, 4 de enero de 2009

ama-lia

Quisiera Amalia tapar el mundo con su bufanda, su pequeño mundo, quisiera alcanzar sus ojos con la tela roja y no ver, escondida en un refugio colorado.
Quisiera Amalia evitar que la vida entrase a borbotones por los poros de su bufanda, quisiera no sentir ruidos ni colores, sonidos ni olores.
Quisiera Amalia recordar quien le llamaba Ama y quien Lia, una de tantas cosas.
Ni siquiera aquel que conduce el coche conoce el secreto de Ama-lia esta noche fría.

un ángel

En tiempos convulsos como los actuales, cual no lo fue, evadirse mediante la lectura siempre resulta gratificantemente amargo. En esta Navidad llena de crisis, expedientes de regulación de empleo (ERE) y bombas que matan esperanzas, uno se pone a leer el último premio Planeta,La hermandad de la buena suerte, y se acuerda de otro ERE, ese que habla de entretenimiento, reflexión y evasión. Novela que se lee de un tirón,con letra gorda, no hay excusas para no leer, salvo estar ciego. Tan ciego como aquellos que arruinan las navidades, ciegos en sus objetivos de riqueza y poder. Dice Savater en un párrafo de su obra: " y aparece el ángel. Entonces, por un momento, intenso momento, vuelve la ligereza al alma y regresamos a la vìspera de nuestra mejor Navidad". Este año, para muchos no hay ángel que valga; la suerte les ha vuelto la espalda y a otros les ha quitado su vida.

La hermandad de la buena suerte (Fernando Savater) 2008