martes, 6 de enero de 2009

silencios

El día 1 de Enero, cumplió años, 90, J.D.Salinger, escritor americano que lleva recluído más de 50 años por voluntad propia, recluido es decir que no quiere saber nada del mundo público, guardián de su intimidad y de su vida, en pocas palabras, quiere que le dejen en paz, sin que le pregunten por las razones del silencio de su obra y del suyo. Es éste un silencio comprensible, respetable y del que sólo su libertad lo sacará o morirá con él.
Otro silencio empieza a dar que hablar. No son 50 años, son sólo unos días los que han transcurrido. El silencio puede y debe valer para reflexionar, valorar y ponderar lo que se quiere decir. Eso puede salvar el silencio de Obama, que no se ha pronunciado sobre la invasión israelí de la franja de Gaza. Silencio que empieza a incomodar y que Obama ha resuelto emplazando al 20 de Enero, fecha de su toma de posesión, porque no puede haber dos mensajes en política exterior. Ojala sea así y que el mensaje de después del día 20 sea diferente al actual, a ese que da vía libre en todos los aspectos a un estado soberano, Israel, que olvida que la solución sólo llegará por el reconocimiento de un estado palestino. Visto y escrito desde un cómodo sillón, no hay mayor problema, pero visto desde la angustia, la escasez, el hambre, la falta de esperanza y la muerte, el silencio multiplica el dolor de todos aquellos inocentes, simples habitantes y ciudadanos, que no conocen a Salinger y quizás tampoco a Obama, pero a los que Obama tiene la obligación moral de conocer y de no cejar en el empeño de aportar soluciones, ideas y palabras que arrojen luz sobre el oscuro silencio, ese que a muchos de la franja de Gaza les gustaría oír, los silencios normales de una vida digna y corriente.

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