Es Jueves 26 y las noticias del telediario de la noche
no hablan de muertos nuevos, bueno, sí, pero no se cuentan, no se contabilizan,
ocurre en Siria. Se habla de muertos recientes, los del cine de Estados Unidos,
y de muertos antiguos (Evita Perón en su aniversario), pero sí aparecen
sinvergüenzas, unos cuantos, por doquier, comparecencia en el congreso de los
que tienen que decir algo sobre Bankia u otras cajas de ahorro. Nadie tiene la
culpa, aquí no ha pasado nada, incluso los presidentes de Caixa Catalunya y
Caixa Galicia dicen que ellos no decidían, no tenían poder ejecutivo. ¿Para qué
estaban?, tomadura de pelo, engaño, y el ministro Montoro ahora le echa la
culpa a Europa, que no les avisó del déficit. Nos veremos todos en el infierno
pero ellos se quemarán más. Hay otros que merecen el cielo, porque el infierno
ya lo viven aquí, los afectados de Bhopal (India), generaciónes de
discapacitados que celebran su particular día olímpico para protestar por el
hecho de que la empresa Dow Chemical patrocine los Juegos. Era el año 1984,
fuga en una industria química, miles de muertos, miles de afectados, cuenten
los años que han pasado, todavía se piden responsabilidades. Estos niños
celebran carreras de sillas de ruedas y todavía sonríen. Que se encienda ya el
pebetero y siga el espectáculo, a todo color, fuera quedará la miseria moral y
la desfachatez de tantos, como el que pasaba por allí, para cerrar las otras noticias,
Sean Scully, pintor, de cuadros de cuadraditos de colores, reivindica su
pintura como antídoto contra la depresión de Europa. Y nosotros sin enterarnos
que la solución estaba en rectángulos grises y blancos, rojos y amarillos, que
no dicen nada. Gracias por descubrirnos la verdad, a ti no te libra de las
llamas ni tu sombra. Una vez acabada la previsión del tiempo los elementos
descargan con virulencia sobre Madrid, no llueve sobre mojado, llueve sobre las
llamas.
sábado, 28 de julio de 2012
domingo, 22 de julio de 2012
Hopper
Edward
Hopper expone en el Thyssen. Madrid arde de calor y hay cola al fresco
del interior para pararse delante de los cuadros del pintor americano
(1882-1967). Arte diferente, escenas donde la luz es clave, llenas de colorido
y coloristas. Trazos de Nueva York que no son grises. Escenas donde si no está
el sol se sustituye por luces. Corre el año 1929, la Gran Depresión, y Hooper
pinta la “puesta de sol ferroviaria”, con anochecer naranja. No aparecen las
personas en esos años, más bien espacios y casas, y si aparecen forman parte de
interiores. En el 39, “anochecer en Cape Cod” sorprende por el contraste de
colores. Las personas salen tímidamente o permanecen dentro, parecen inexpresivas,
con miradas perdidas, enfocando la nada, dicen que fue el artista que mejor
pintó la soledad, de interiores, de personas en habitaciones, pensando a lo
lejos, mirando no se sabe qué, siempre ventanas.
en parajes extremeños
Como
cualquier ciudad de provincias que se precie, Cáceres tiene vida en la
calle, familias, niños, jóvenes, parejas, todos toman las aceras y
parques para pasear; si a eso se añade que se celebra la Feria Medieval,
miel sobre hojuelas, la crisis se olvida aunque sólo sea por un
momento. El hotel es casona antigua, casa solariega, el Albarragena,
ruidoso por la noche, culpa del bar adyacente. Coqueto por el día,
austero en paredes blancas y con cama de antiguos amores. Ahí, en una de
esas salas, hoy habitación con número se casó Juan Donoso Cortés con
Teresa García-Carrasco en Enero de 1830 cuando el autor daba clases de
literatura en el Colegio de Humanidades. Dicen también que el reloj que
no mueve manivelas y yace parado en un pasillo está maldito, tanto que
algún arreglista ha muerto tras su reparación. Mejor no marques las
horas. Cáceres alberga ese fin de semana el festival Pop-Eye, a modo de
reconocimiento del mundo de la cultura. Mucha música, la presencia de
Jeannette, de Micky y de Jaime Urrutia, a modo de estrellas consagradas,
contrasta con los nuevos que reclaman paso, por el escenario pasan
muchos y el Teatro se llena de valores en alza que hacen sobre todo
buena música. El espectacular casco antiguo alberga iglesias,
callejuelas y vericuetos, plazas pequeñas, música callejera y pintura
rusa, en exposición temporal, busquen “el autobús” o “primavera en aguas
calientes”, google lo tiene todo. En fin, de todo y para todos en
ciudad que duerme tarde en fin de semana y que se presenta como la
lejana y gran desconocida.
“El amor es curvo” Jesús Lizano
el servicio
Israel no es como España, dice Yerach Tucker, portavoz en el
parlamento israelí de Torá y Judaísmo
unido, partido político que está en contra de que se apruebe una ley que
obligue a los ultra religiosos judíos a hacer el servicio militar (nada menos
que tres años para hombres y dos para mujeres). Y yo digo que menos mal. Y dice
el portavoz: “Nuestra misión en la vida es estudiar la Torá. La nación judía ha
sobrevivido al Holocausto, a todo, porque rezábamos. Israel no es como España.
Esta es la tierra de Dios como dicen los libros. La nación judía no puede sobrevivir
sin gente que rece noche y día. Somos un Ejército de gente que reza”. Y yo
insisto en que menos mal, en que prefiero vivir en España que en Israel, para
no aguantar la discriminación. Y para no volverme loco. Y es que un país no
puede vivir sólo de rezos y lleno de teólogos teorizantes. Y no entiendo el que
unos vayan obligados al servicio, puedan morir, no lo olviden, Israel es un
país en estado de alerta permanente, mientras otros rezan, por decreto. Claro
que la gente dice basta y empiezan a aflorar los agravios y se cuestiona todo,
es cuestión de libertades, y no de ataduras, es cuestión de derechos ciudadanos
pero también de deberes, es cuestión de dejar de rezar por un día y ver que el
mundo sigue girando, es cuestión de que todos, judíos y musulmanes olviden por
un momento sus plegarias y se vean como humanos, sólo, utópico, imposible,
ficción, todo se andará, o no, pero si no se anda, el peligro de conflicto en
tierra donde la chispa prende rápido es claro, y todo por cámbiame unos dioses
de nombre y dime qué estrategia es la mejor para llegar al cielo.
viernes, 20 de julio de 2012
elefante blanco
El elefante blanco es un tipo raro de animal, no tan raro
como que los proyectos se empiecen y no se acaben, para ejemplo, el llamado
elefante blanco, o proyecto de Hospital en Buenos Aires que nunca llegó a su
destino. Y ahora, esas dos palabras titulan la película de Pablo Trapero. Y voy
a la sala para ver al actor argentino Ricardo Darín que convierte en cine todo
lo que hace, instalándose como uno de los grandes de la pantalla. Y todo
empieza en casi silencio, y las imágenes se suceden, a modo de documental, y
todo acaba como una tremenda película, con un final trepidante, angustioso. Se
habla poco, más bien se actúa, y no me refiero al elenco de actores, magnífico,
me refiero a la acción de los que gravitan alrededor de el hospital abandonado, de los que
dejan todo para estar al lado de los más desfavorecidos, sean sacerdotes o no,
con Dios por medio o sin él, todo gira alrededor de esa fuerza descomunal
que lleva a la gente a entregarse sin más, y el film está dedicado a la memoria
de Carlos Múgica, cura villero, asesinado en el año 1974, sólo porque estaba de parte de los pobres. No dejen de verla, no sonreirán, no reirán, pero encontrarán
vida, cine de verdad, y emoción plena, y quizás hasta sientan envidia.
Elefante Blanco (Pablo Trapero). 2012
lunes, 16 de julio de 2012
África
Según el Indice de Democracia, elaborado por la publicación
The Economist, en el año 2011 no había ninguna democracia que se pudiera
calificar como plena en el continente africano. Sólo 7 países tenían el honor
de ser llamadas democracias defectuosas y más de la mitad de los países siguen
teniendo regímenes autoritarios. Leo con avidez y verdadero interés el libro de
Martin Meredith que pretende explicar qué ha pasado tras los primeros 50 años
de independencia de los países africanos (el texto se publica en 2005). Lo primero
que resalta el autor a modo de prefacio es el humor con el que los habitantes
de África afrontan las adversidades. Y a buen seguro que debe de ser cierto
porque tras las casi 700 páginas uno no sabe cómo es posible que el ser humano
aguante todo eso y más. Y hay adivinos que predecían en 1967 que el futuro iba
a ser brillante. Adivinar es gratis y no exige responsabilidades. Y se empiezan a desgranar las causas, y no por
orden de importancia aparece la excesiva demografía, la odiosa herencia
colonial, que enseñó el autoritarismo como forma de gobierno, el complejo
entramado de etnias, grupos, clanes y tribus que, con diferentes lenguajes y
religiones, conformaban naciones creadas a golpe de regla sobre mapa donde los
intereses comunes eran inexistentes. El
modelo europeo de democracia no era exportable porque la sociedad africana no
distinguía todavía de clases, y se crearon Estados de partido único, sin
oposición, lo que ayudó al crecimiento de la corrupción, el lucro de los
gobernantes, la creación de una élite de ladrones y saqueadores de las arcas
públicas, el derroche, el culto a la personalidad, en fin, la tiranía más
absoluta. Tras guerras de independencia, la nueva tiranía generó nuevas guerras
dentro del propio estado, búsqueda de identidades, en busca de recursos, luchas
por el poder, el interés por conseguir el acceso a un poder ilimitado que
garantizaba el bienestar de unos pocos, es decir, millones de muertos por el
camino. Si a eso añadimos los embates de la naturaleza en forma de sequía, con
el consiguiente impacto en la agricultura, las crisis del petróleo, la
ineficiencia de la empresa estatal, la huida del capital privado ante tamaño
caos y para terminar, el sida, todavía es más sorprendente que la vida no haya
desaparecido. Sin duda, el libro para entender el presente de ese continente
llamado África.
The state of Africa. Martin Meredith (2005)
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