domingo, 22 de julio de 2012

Hopper


Edward Hopper expone en el Thyssen. Madrid arde de calor y hay cola al fresco del interior para pararse delante de los cuadros del pintor americano (1882-1967). Arte diferente, escenas donde la luz es clave, llenas de colorido y coloristas. Trazos de Nueva York que no son grises. Escenas donde si no está el sol se sustituye por luces. Corre el año 1929, la Gran Depresión, y Hooper pinta la “puesta de sol ferroviaria”, con anochecer naranja. No aparecen las personas en esos años, más bien espacios y casas, y si aparecen forman parte de interiores. En el 39, “anochecer en Cape Cod” sorprende por el contraste de colores. Las personas salen tímidamente o permanecen dentro, parecen inexpresivas, con miradas perdidas, enfocando la nada, dicen que fue el artista que mejor pintó la soledad, de interiores, de personas en habitaciones, pensando a lo lejos, mirando no se sabe qué, siempre ventanas.

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