Como
cualquier ciudad de provincias que se precie, Cáceres tiene vida en la
calle, familias, niños, jóvenes, parejas, todos toman las aceras y
parques para pasear; si a eso se añade que se celebra la Feria Medieval,
miel sobre hojuelas, la crisis se olvida aunque sólo sea por un
momento. El hotel es casona antigua, casa solariega, el Albarragena,
ruidoso por la noche, culpa del bar adyacente. Coqueto por el día,
austero en paredes blancas y con cama de antiguos amores. Ahí, en una de
esas salas, hoy habitación con número se casó Juan Donoso Cortés con
Teresa García-Carrasco en Enero de 1830 cuando el autor daba clases de
literatura en el Colegio de Humanidades. Dicen también que el reloj que
no mueve manivelas y yace parado en un pasillo está maldito, tanto que
algún arreglista ha muerto tras su reparación. Mejor no marques las
horas. Cáceres alberga ese fin de semana el festival Pop-Eye, a modo de
reconocimiento del mundo de la cultura. Mucha música, la presencia de
Jeannette, de Micky y de Jaime Urrutia, a modo de estrellas consagradas,
contrasta con los nuevos que reclaman paso, por el escenario pasan
muchos y el Teatro se llena de valores en alza que hacen sobre todo
buena música. El espectacular casco antiguo alberga iglesias,
callejuelas y vericuetos, plazas pequeñas, música callejera y pintura
rusa, en exposición temporal, busquen “el autobús” o “primavera en aguas
calientes”, google lo tiene todo. En fin, de todo y para todos en
ciudad que duerme tarde en fin de semana y que se presenta como la
lejana y gran desconocida.
“El amor es curvo” Jesús Lizano
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