Según el Indice de Democracia, elaborado por la publicación
The Economist, en el año 2011 no había ninguna democracia que se pudiera
calificar como plena en el continente africano. Sólo 7 países tenían el honor
de ser llamadas democracias defectuosas y más de la mitad de los países siguen
teniendo regímenes autoritarios. Leo con avidez y verdadero interés el libro de
Martin Meredith que pretende explicar qué ha pasado tras los primeros 50 años
de independencia de los países africanos (el texto se publica en 2005). Lo primero
que resalta el autor a modo de prefacio es el humor con el que los habitantes
de África afrontan las adversidades. Y a buen seguro que debe de ser cierto
porque tras las casi 700 páginas uno no sabe cómo es posible que el ser humano
aguante todo eso y más. Y hay adivinos que predecían en 1967 que el futuro iba
a ser brillante. Adivinar es gratis y no exige responsabilidades. Y se empiezan a desgranar las causas, y no por
orden de importancia aparece la excesiva demografía, la odiosa herencia
colonial, que enseñó el autoritarismo como forma de gobierno, el complejo
entramado de etnias, grupos, clanes y tribus que, con diferentes lenguajes y
religiones, conformaban naciones creadas a golpe de regla sobre mapa donde los
intereses comunes eran inexistentes. El
modelo europeo de democracia no era exportable porque la sociedad africana no
distinguía todavía de clases, y se crearon Estados de partido único, sin
oposición, lo que ayudó al crecimiento de la corrupción, el lucro de los
gobernantes, la creación de una élite de ladrones y saqueadores de las arcas
públicas, el derroche, el culto a la personalidad, en fin, la tiranía más
absoluta. Tras guerras de independencia, la nueva tiranía generó nuevas guerras
dentro del propio estado, búsqueda de identidades, en busca de recursos, luchas
por el poder, el interés por conseguir el acceso a un poder ilimitado que
garantizaba el bienestar de unos pocos, es decir, millones de muertos por el
camino. Si a eso añadimos los embates de la naturaleza en forma de sequía, con
el consiguiente impacto en la agricultura, las crisis del petróleo, la
ineficiencia de la empresa estatal, la huida del capital privado ante tamaño
caos y para terminar, el sida, todavía es más sorprendente que la vida no haya
desaparecido. Sin duda, el libro para entender el presente de ese continente
llamado África.
The state of Africa. Martin Meredith (2005)
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