lunes, 16 de julio de 2012

África


Según el Indice de Democracia, elaborado por la publicación The Economist, en el año 2011 no había ninguna democracia que se pudiera calificar como plena en el continente africano. Sólo 7 países tenían el honor de ser llamadas democracias defectuosas y más de la mitad de los países siguen teniendo regímenes autoritarios. Leo con avidez y verdadero interés el libro de Martin Meredith que pretende explicar qué ha pasado tras los primeros 50 años de independencia de los países africanos (el texto se publica en 2005). Lo primero que resalta el autor a modo de prefacio es el humor con el que los habitantes de África afrontan las adversidades. Y a buen seguro que debe de ser cierto porque tras las casi 700 páginas uno no sabe cómo es posible que el ser humano aguante todo eso y más. Y hay adivinos que predecían en 1967 que el futuro iba a ser brillante. Adivinar es gratis y no exige responsabilidades.  Y se empiezan a desgranar las causas, y no por orden de importancia aparece la excesiva demografía, la odiosa herencia colonial, que enseñó el autoritarismo como forma de gobierno, el complejo entramado de etnias, grupos, clanes y tribus que, con diferentes lenguajes y religiones, conformaban naciones creadas a golpe de regla sobre mapa donde los intereses comunes eran inexistentes.  El modelo europeo de democracia no era exportable porque la sociedad africana no distinguía todavía de clases, y se crearon Estados de partido único, sin oposición, lo que ayudó al crecimiento de la corrupción, el lucro de los gobernantes, la creación de una élite de ladrones y saqueadores de las arcas públicas, el derroche, el culto a la personalidad, en fin, la tiranía más absoluta. Tras guerras de independencia, la nueva tiranía generó nuevas guerras dentro del propio estado, búsqueda de identidades, en busca de recursos, luchas por el poder, el interés por conseguir el acceso a un poder ilimitado que garantizaba el bienestar de unos pocos, es decir, millones de muertos por el camino. Si a eso añadimos los embates de la naturaleza en forma de sequía, con el consiguiente impacto en la agricultura, las crisis del petróleo, la ineficiencia de la empresa estatal, la huida del capital privado ante tamaño caos y para terminar, el sida, todavía es más sorprendente que la vida no haya desaparecido. Sin duda, el libro para entender el presente de ese continente llamado África.
The state of Africa. Martin Meredith (2005)

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