sábado, 22 de febrero de 2025
parpadeo
idilios
Idilios vascos, seis cuentos ambientados en el País Vasco, escritos entre 1889 y 1892. En realidad, se trata de una remodelación de Vidas sombrías, a las que se les añade el relato Elizabide el vagabundo, delicioso, suave, de romerías y de manos que se dan bajo las estrellas.
Idilios vascos. Pío Baroja. 1902
túneles
ingratos
Lo vuelve a hacer, vuelve a emocionarme leer rápido a un novelista que hasta hace cuatro días no conocía, recordar, bucear hacia abajo, muy profundo, es la infancia que lo es todo, un libro sobre qué significa crecer y olvidar tantas cosas en el camino, puro sentimiento con un personaje para el recuerdo, la Emérita.
Los ingratos. Pedro Simón. 2021
sábado, 15 de febrero de 2025
sombrerero
Mateo, el sombrerero de la calle Mayor, se cruza con el dolor, con el flan, con los números, dos, con los años, con la comida, todo se cruza, se mezcla en la tarde de un sábado plácido que parece no transcurrir. Hace una semana era la bombilla, el transistor, el cable, lo simple hecho imposible, los teléfonos que son dos parecen cientos, todo comunica, la señal no llega.
reportajes
Sexto volumen de las memorias, ensayos reporteriles los llama el autor. Comienza con Lo que desaparece en España, tipos como el maragato pescatero, el aguador, el memorialista o escribiente, o los charlatanes. Sigue con su vida en el Madrid de entonces, calles, gentes y anécdotas pueblan el ameno reportaje. Continúa con la música callejera y después dedica un capítulo a Don Salvador, quizás Borbón, quizás no, un personaje que decía ser hijo de Isabel II desde su pensión del número 23 de la calle Aduana. Sebastián Iradier, musico vitoriano, tuvo una vida viajera, se le conoce por La Paloma, y menos porque su obra El arreglito le sirvió a Bizet para la Ópera Carmen. Otro episodio sorprendente es el viaje que realiza Baroja en 1935 junto con chófer y fotógrafo, Mariano Marina de Pablo, por la geografía española, algo así como una Z invertida, empezando en Amurrio y llegando a Arcos de la Frontera. Todo para seguir la expedición de Miguel Gómez y Damas de 1836, general carlista, que guerreando, batallando y robando se enfrenta a los realistas y cristinos, y que ya desde el sur, acosado, emprende rápida huída hasta Orduña tras seis meses de refriegas. Todo un ejercicio periodístico, buscando recuerdos de aquello y tomando el pulso a la vida, que fue publicado en la revista Estampa. Acaba el libro con otra relación de personajes curiosos, denominados esta vez oscuros.
Reportajes. Pío Baroja. 1949
adjetivo
enigmas
Otro libro olvidado en anaqueles, contiene varios ensayos, el primero sobre aquelarres, demonios, brujas e inquisidores. Le siguen los iluminados o alumbrados, con sus herejías y delirios dentro y fuera de la Iglesia, con acusadores y acusados. A continuación el pueblo gitano y su origen y costumbres. Finaliza el volumen con un recorrido por la lucha social en España hasta desembocar en las Comisiones Obreras como sindicato. Ya en el XVIII hay trazos de esa lucha que se afianza en el XIX sobre todo alrededor de la industria textil en Cataluña. Vendrá la dictadura para romper todo pero no para evitar que las reivindicaciones sigan ahí, tomando cada vez más fuerza hasta que en 1966 se haga publico el escrito “Ante el futuro del sindicalismo”, que en pocas palabras resume lo que debe representar una asociación en defensa de los trabajadores.
Grandes enigmas históricos españoles. Círculo de amigos de la historia. 1978
martes, 4 de febrero de 2025
rostros
Pasa que a veces me confundo del todo y quiero mirar el mundo por la ventana que está tapiada o por el día que amaneció bajo la niebla impenitente. Será que quiero enmascarar el objetivo, para perder de vista lo que vendrá que no es otra cosa que lo desconocido, será por eso que doy vueltas en la cama sin darme cuenta. Y al despertar me pregunto que qué me puede conmover hoy en día, y no sé si la muerte, la ajena, más lejana o más cercana, quizás ni eso, tampoco la conversión en polvo o la conversación pendiente que nunca se completará, me acuerdo de la última persona conocida que falleció, pesar, pesadumbre, no puedo con lo que tengo, y nunca se sabe lo que deparará el día, y al empezarlo y al transitarlo me sorprende lo que trae en forma de imagen, lo opuesto a todo, el paradigma de las alegrías de la vida caben en los rostros de una foto.
vagabundo
Novela de otoño vital, de hombre que cuenta su vida hasta llegar al crepúsculo, que repasa sus amores y las andanzas por los caminos con coplas y guitarras, con compañeros de sendas, que aún ajenos a la guerra civil, se ven sorprendidos por los acontecimientos para caer presos o heridos, alguno hay que todo lo tenia y no de bueno, época de delación, traición y miseria. El final podría ser tranquilo pero es inquieto, el espíritu de vagabundear no se pierde.
El cantor vagabundo. Pío Baroja. 1950
sábado, 1 de febrero de 2025
aguas
No puedo saber si les pasa a ustedes pero yo a veces siento extrañas miradas que salen de muchas páginas y que no me miran, más bien lo hacen al vacío, quizás sea lo propio de la foto fija, puede que sea fruto del alcohol que me pone fuera de lo que soy y que me hace pensar que alguien, algo, apaga las farolas que estaban encendidas, justo cuando comenzaba un rojo y deslumbrante amanecer, con esas nubes de las que desconozco el nombre, son segundos gloriosos, luego menos, luego se va el color, no saco foto para revivir ese momento, habrá más, tantos como amaneceres, los que también verán los abetos que han sobrevivido a la Navidad, solo les queda la vida, en el fondo como a todos los vivos, me dormí después pensando en lo que decía Google, y es que caminé sobre las aguas.
dolor
Triste el primer capítulo, tristísimo, como el resto del libro. Y demoledor. Alguien se puede preguntar cuál es la razón de leer este libro, publicado hace tantos años, y respondo que para entender el presente y también para no olvidar, para recordar que algunos tenían cara de personas normales porque buenas es un hecho que no lo fueron, para recordar el origen del mal, la educación que dejó alumnos confusos y muertos de miedo, para no olvidar el delirio y la insatisfacción permanente, el odio, la anestesia moral generalizada, la cobardía, el silencio y la indiferencia de tantos.
¡Arriba Euskadi! La vida diaria en el País Vasco. José María Calleja. 2001
pequeñito
Dibujo en el colegio en pequeñito, soy también pequeño. Luego copio esas láminas de guerreros en acción o de soldados en traje de campaña, luego en casa dibujo los rostros del cine o de la televisión, son rostros hermosos, el canon lo pongo yo. Después nada o casi nada. Después dibujo con mis hijos en pórticos de iglesia o en sus bancos, en casi penumbra, santos e imágenes, también sobre las praderas, unas flores o una montaña, o esa vaca. Después me lanzo a la locura y la espiral me lleva a acabar cuadernos y cuadernos y a gastar tinta y bolis, y descubro técnicas desconocidas y superficies nuevas, y queriendo dibujarlo todo me conformo con una parte, mínima. Y esos momentos llegan a ser hasta mágicos, hasta sanadores en algún momento, hasta gratificantes, momentos que me sacan de este mundo.
campo
A veces llega el clásico en un país extraño con gente en las gradas que llevan camisetas con colores o blancas, que no entienden nuestro idioma ni lo entenderán, que son personas que sirven de actores para mostrar al mundo que no es tan fiero el león como lo pintan, una capa de otro color para esconder lo negro, y con los protagonistas de siempre; unas veces ganan unos, otras otros, esta vez le tocó a ese grupo de jóvenes descarados.
Los modelos en el mundo del fútbol escasean, por supuesto que hay más de los que no hacen ruido que de los que lo hacen, pero a estos se les nota más, protagonizan portadas, entrevistas y todo tipo de informaciones, se repiten las jugadas conflictivas, también las palabras, son poco edificantes, cometen errores por su juventud, impulsividad o por vaya usted a saber y luego se arrepienten en rueda de prensa, otros ni siquiera se arrepienten, y es que amparados por el poder del club al que representan hablan en forma de queja e insatisfacción permanente, siempre hay un culpable al que achacar la pérdida, pasiones incontrolables que no son fáciles de esconder en este mundo de pantallas. Y todo por tan poco, por uno o tres puntos, lo más cercano a la miseria.
filtros
Boyero habla de todo en este libro, de cine, de periodismo, de fútbol, de libros, música y política, y mucho de vida, de la suya y de lo que ve. No he sido seguidor suyo de siempre, sabía que estaba por ahí, nada más, pero siempre huí de los críticos de cine; ver su documental de hace tres años me llevó a leer sus columnas de El País donde habla de otras cosas, donde se vuelve mordaz, no es políticamente correcto y se expresa sin filtros, o lo que es lo mismo sin miedo, esas son las palabras que me gustan.
No sé si me explico. Carlos Boyero. 2024
noticia
Y la noticia repetida, escrita ahora junto con un poco de música, siempre el canon, hacen temblar todo lo que soy, y el arco iris pone color y el pájaro movimiento, aunque vuele sin saber nada, ajeno. Y uno de mis ojos que se abre, el otro aún más. Llevo cuatro líneas y no cabe mi mundo de palabras, ni tampoco los abrazos, y menos los que quedaron pendientes, que se acumulan y se salen del papel y hasta de mí hacia un destino incierto.
retales
Escribir de retales, a partir de una sílaba que puede ser doble o triple, todo pasa por el índice de repetición, y luego elegir conjunciones, olvidando su clasificación, y quizás hilar con palabras de antes, de las de toda la vida, no de esas nuevas que justo llegaron al diccionario, y una vez terminado el escrito de retales de colores leerlo en voz muda, que sola en la cabeza habita y no pretende ir más allá de los confines de la piel.