sábado, 14 de septiembre de 2019

würzburg





Lunes de septiembre, el primero. Estamos en Würzburg. De camino a Nuremberg. Hay camiones, obras, verdor y buen tiempo. Ya aparcados merece la pena una visita a la catedral de San Kilian. Mucha gente. Reconstruida tras la guerra, con torres estilizadas, está repleta de lápidas funerarias, alguna pintura y un ábside blanco inmaculado lleno de luz. A destacar también su bonito claustro. Algunas obras reseñables son la Piedad, fechada en 1410, y un magnífico conjunto escultórico en piedra que representa la dormición de la Virgen (Marientod-1440). También el blanco domina la iglesia de Neumünster. Más luz por aquí y por allá, no se vaya sin ver el Cristo, llamado Crucifijo doloroso según la traducción que hace el folleto en castellano, de alrededor de 1350. La cruz es un añadido, sería mejor verlo con la blanca pared solo de fondo. Una joya para los amantes del arte. La capilla de María es iglesia, bonita y colorida por fuera, tonos caliza y blancos. Bullicio a su alrededor. Dentro es alta y blanca. Un precioso tríptico de 1514 preside el altar y representa la Anunciación en el centro con el nacimiento y la visita de los reyes a los lados. De los estragos de las bombas hablaré más tarde. Viñas en pendientes imposibles mientras nos acercamos a la fortaleza que domina la ciudad. Antes el puente sobre el río, el público aprovecha el sol en las terrazas. Vino y cerveza. Agradable el paseo en cuesta. Buenas vistas desde lo alto tras gruesos muros de piedras. Espacios para fotos. Imagino asedios a lo que parece inexpugnable. Hoy la vida parece detenida en este lado, museos y castillo cerrados. Hay verde y arboles. Bajamos por otro lado, escaleras, más corto, y nos encontramos con la iglesia de Stift Haug. Imponente el lienzo de Tintoretto que preside el altar. Una crucifixión, me pregunto cómo llegó hasta aquí. Más paredes blancas. Hablemos de música, de lo que se hace con un timbalón, da para Canon o para Despacito, o de la que sale de un violín con manos, es el Adagio. Por lo demás silencio, lo puede haber aquí sentados, mirando al cuadro, sólo hace ruido mi bolígrafo, y poco más. Ella pasando hojas.
La reconstrucción de San Miguel es tremendamente original. Gusto por lo blanco, todas las figuras lo son. Vía crucis precioso, altar, techos, figuras que parecen sacadas de casi un comic. No hay hieratismo, hay vida en apóstoles y santos. Parecen bailar sobre nombres escritos en cirílico y en hebreo.
Es hora de llegar a Nuremberg. De buscar el hotel que se encuentra bien situado. De ver que en la misa hay música, que también hay río, y de admirar la preciosa fachada de San Lorenzo, bañada por el sol. De ver otra oración en el huerto, escenas en piedra, en el exterior de las iglesias, que se repite en muchos lugares. En la plaza principal hay otra iglesia, la de Nuestra Señora, con precioso tríptico. Puentes de pequeño y gran formato. Calles peatonales y sensación de tranquilidad. Cenamos en Enchilada y la noche da para paseo y fotos de reflejos en el agua que forma islas. En la estación de tren no vemos los raíles pero la gente pulula. Una librería abierta en 1841 vende revistas en cantidades inimaginables. Personajes típicos de estos lugares esperan no se sabe qué.

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