Imaginación. Palabra clave. Esa que parece emerger en la cabeza del
ilustrador. Se llama Javier Sáez Castán. Sus dibujos parecen de cuento antiguo.
Seres fantásticos, reales, color y blanco y negro. Ilustraciones que pueblan
historias de otros o que complementan las suyas. En el museo ABC de Madrid. Diversas
técnicas. Pastel, óleo,…y muchos animales, que se pueden mezclar para construir
vida diferente, imaginativa. Para que el niño no crezca limitado, impuesto, y
para que el mayor todavía recuerde algo de aquello que se retorcía en su mente.
En otra planta Serny, artista, ilustrador en sus orígenes. Publica su primera
portada en Blanco y Negro en 1926. E ilustra a la Celia de Elena Fortún. Sus dibujos
son ágiles y precisos. Elaborados en su fondo. No hay palabras pero se dice
todo. Ricardo Summers e Isern, nacido en el Puerto de Santa María. La exposición
ofrece también su pensamiento, “los ojos como ninguna otra forma expresiva,
ofrecen el retrato mas completo de un pensamiento y de una vida”. Muchas miradas
en otra exposición, al volver la calle. El enorme Conde Duque, de patios y
muros recios, alberga el legado del Doctor Bethune. Canadiense, doctor, guerra
civil, viene a ayudar, voluntario, organiza el servicio de transfusión de
sangre. Relata y un compañero fotografía. El éxodo de los civiles de Málaga que
huyen de las bombas para ser bombardeados en el camino. Descarnadas y precisas
esas fotos. Los documentales dejan mal cuerpo. Las fotos al menos son
instantáneas. Se intuye el futuro, de mal pronóstico, pero todavía ofrece
esperanza. El celuloide es implacable. No sólo se atisba el futuro, se ve que
la herida conduce a la muerte. Las miradas se clavan. Y la desesperanza se hace
notar. Su labor solidaria le llevó a China, invadida por los japoneses. Una herida
infectada le lleva a la muerte, 1939. Decían los románticos que el espíritu es
la naturaleza invisible. Quizás nuestra propia naturaleza nos lleva a la
compasión, o a luchar por unos valores que se antojan siempre válidos. Aclamados,
olvidados. En boca de todos, en manos de pocos. Algunos, a veces, cuentan los
días, a veces llueve, 53 días después. El espíritu se hace visible en forma de
naturaleza, violenta o pausada, blanca o ventosa. Incontrolable se lleva
laderas, y los ríos impetuosos o los mares, salvajes por unas horas, no entienden
de obstáculos, no conocen al hombre, ni saben de su obra que pone algo donde
nunca hubo nada, sólo orillas.
sábado, 28 de enero de 2017
ciudad
Decepción es la palabra. Estuve en la presentación del libro en Úbeda.
Me gustó lo que dijo el autor. Me gustó su aproximación a la construcción de
una novela histórica. Pero ya desde las primeras páginas percibo que algo no
encaja conmigo. Está de moda el buscar asesinos en unos u otros lugares. Parece
ser una excusa para visitar escenarios de novelas. Habría que pensar que las
autoridades locales incentivan este tipo de literatura. Estuve no hace mucho en
Albarracín y me suenan familiares nombres y espacios. Un asedio del pasado,
real, sirve de decorado para la trama de intriga. Hay muchas clases de libros. No
dudo que enganche. Pero quiero algo más. Quiero no leer frases hechas. O quiero
que los personajes no me cuenten una lección de historia como si fueran
profesores de instituto. Quizás la clave la dio el autor cuando habló que se
debe al público, o a un tipo de público que quiere eso y busca recorrer las
calles donde aquel personaje dio muerte a éste otro o donde la historia acabó. Para
gustos están los colores.
La ciudad. Luis Zueco. 2016
sábado, 21 de enero de 2017
del tintero
Dibujos y teoremas. Redes y amplificadores. Existen los regímenes
transitorios. En ambas realidades. En la social y en el de los circuitos. También
los polinomios, característicos. Potencias y resonancias. Desviaciones relativas
y anchos de banda. Transformadores ideales y reales. Luego están las integrales
paramétricas, y está Euler. Y cambia el título y el color de la libreta. Formulas
enmarcadas. Arranco las hojas escritas, usadas y todavía queda un espacio en
blanco. Nuevas anotaciones por venir. Me pregunto porque la agenda del año 1978
llevaba tablas sobre las características del vapor de agua saturado o sobre las
solubilidades. También temperaturas de ebullición. El agua a 100 grados. Sorprende
el que el etano bulla a -89 grados. No lo entiendo. La ebullición la asocio al
calor, el cuerpo también. Alejado del invierno que contrae y constriñe, bullirá
en verano, unos mas que otros. Otras agendas tienen mapas de colores y
calendarios perpetuos que acaban en el 2000. Y anotaciones no tan lejanas. Trayectos
con encanto, como el de San Felices en Soria a Aguilar del Río Alhama, anoto
que hay bajada para bici y montañas de colores. Y sube y baja de Aguilar a
Navajún. Yacimiento celtíbero en Contrebía-Leukade y huellas de dinosaurio en
los Cayos. Y descubro que no todo lo escribí en cuanto a viajes de antaño. En ese
viaje hicimos eso y mucho más. Dormir en Arnedillo en hostal modesto al lado
del balneario y pasear por senda donde había aguas que surgían calientes del
fondo de la tierra. Y lo mejor fue extraer pirita de la tierra. Cubos imperfectos,
magníficos en su no perfección. Martillo y manos para llenar bolsas luego de
viaje en cuatro por cuatro. En la Rioja, en un pueblo escondido, perdido. O lo
mejor fue todo, el conjunto. De esas cosas que nunca olvidaré. No se puede
volver a todos los sitios. A veces se desea. El recuerdo nos martiriza. Nunca vamos
a encontrar lo mismo. No es eso. Nunca vamos a ser los mismos. Ni nunca será
ayer con su futuro todavía por pintar. Me preguntaba un día de aquellos por Pedro
Paez, anotación al margen. Jesuita y misionero español, primer europeo que
llega a las fuentes del Nilo azul. De Olmeda de las fuentes, pueblo de artistas
ahora. Exploradores de otro nivel. Nosotros explorando nuestra vida. Y me hago mas preguntas. Anoto nombres de desiertos que nunca visitaré. Extensiones
vacías de casi todo. Se pueden traducir los nombres. Hadramaut en Yemen,
recinto mortal. O Rubal Khali, en Arabia Saudí, habitación vacía. El nombre no
dice que la estancia, no cerrada, es inmensa. Poesía o realidad para designar
lugares. Lo simple da nombre. Posos de las lecturas hechas en los viajes,
cuando el cansancio dormía a todos menos a mí y quedaba la paz, momento
maravilloso, en el que todo está en esas cuatro paredes de hostal, rescoldo de deber
cumplido. Todo lo importante. Todo lo
que vamos creando y formando está aquí, seguro. Y mañana al despertar será de
día. La vida seguirá su curso, nosotros estamos de vacaciones. Mas cosas que
ver. Antes, como anoche, algunas páginas por leer. Ella quizás duerma. Y me
preguntaba qué fue de Victor Klemperer después de la guerra. Sus diarios no
tienen desperdicio. Deben ser leídos. Hizo su vida en la RDA e impartió clases
en la Universidad. Libros leídos y otros por buscar. Pasó por la guerra mundial
y sobrevivió, él que pensaba que su corazón no le llevaría lejos. Él, que escribía que había dias donde no veía el momento de sumergirse en el sueño para escapar de la vida. Acabo, será
verdad que me gustan las agendas, me persiguen con sus películas, listas, y teléfonos
olvidados, sin prefijo. De gente que llegó a ser importante, diaria, constante en mi vida.
La frase es manida, la vida te lleva y te trae. Pero no por manida menos
cierta. Aquí no hay teoría o teoremas, las integrales no ayudan. Y lo ideal se
queda en real. Y a veces duele. También a veces reconforta escribir antes de llegar al sueño.
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