sábado, 28 de enero de 2017

expos



Imaginación. Palabra clave. Esa que parece emerger en la cabeza del ilustrador. Se llama Javier Sáez Castán. Sus dibujos parecen de cuento antiguo. Seres fantásticos, reales, color y blanco y negro. Ilustraciones que pueblan historias de otros o que complementan las suyas. En el museo ABC de Madrid. Diversas técnicas. Pastel, óleo,…y muchos animales, que se pueden mezclar para construir vida diferente, imaginativa. Para que el niño no crezca limitado, impuesto, y para que el mayor todavía recuerde algo de aquello que se retorcía en su mente. En otra planta Serny, artista, ilustrador en sus orígenes. Publica su primera portada en Blanco y Negro en 1926. E ilustra a la Celia de Elena Fortún. Sus dibujos son ágiles y precisos. Elaborados en su fondo. No hay palabras pero se dice todo. Ricardo Summers e Isern, nacido en el Puerto de Santa María. La exposición ofrece también su pensamiento, “los ojos como ninguna otra forma expresiva, ofrecen el retrato mas completo de un pensamiento y de una vida”. Muchas miradas en otra exposición, al volver la calle. El enorme Conde Duque, de patios y muros recios, alberga el legado del Doctor Bethune. Canadiense, doctor, guerra civil, viene a ayudar, voluntario, organiza el servicio de transfusión de sangre. Relata y un compañero fotografía. El éxodo de los civiles de Málaga que huyen de las bombas para ser bombardeados en el camino. Descarnadas y precisas esas fotos. Los documentales dejan mal cuerpo. Las fotos al menos son instantáneas. Se intuye el futuro, de mal pronóstico, pero todavía ofrece esperanza. El celuloide es implacable. No sólo se atisba el futuro, se ve que la herida conduce a la muerte. Las miradas se clavan. Y la desesperanza se hace notar. Su labor solidaria le llevó a China, invadida por los japoneses. Una herida infectada le lleva a la muerte, 1939. Decían los románticos que el espíritu es la naturaleza invisible. Quizás nuestra propia naturaleza nos lleva a la compasión, o a luchar por unos valores que se antojan siempre válidos. Aclamados, olvidados. En boca de todos, en manos de pocos. Algunos, a veces, cuentan los días, a veces llueve, 53 días después. El espíritu se hace visible en forma de naturaleza, violenta o pausada, blanca o ventosa. Incontrolable se lleva laderas, y los ríos impetuosos o los mares, salvajes por unas horas, no entienden de obstáculos, no conocen al hombre, ni saben de su obra que pone algo donde nunca hubo nada, sólo orillas.

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