miércoles, 15 de junio de 2016

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La tarde continúa. Y el palacio episcopal, en su trasera deja ver el patrimonio imaginero de la archicofradía de la Sangre. Nos recibe una cofrade. La visita es gratuita. Y nos cuenta, tanto que se convierte en una guía excepcional que habla y sigue de su Murcia y de su historia. Como esas inundaciones del XVII que arruinan la ciudad y matan al 80% de la población. O de ese resurgimiento en el XVIII con la huerta y la industria de la seda. De su cofradía y del futuro en las familias completas, con niños y jovenes que recogen el testigo para seguir siendo “coloraos”. Todo ello antes de ver ese patrimonio que nos descubre a Nicolás de Bussy o al discípulo de Salzillo, Roque López. 3200 cofrades, data la fundación de 1411. La guerra civil se llevó muchas obras. Seguimos avanzando y nos topamos con el siglo XX. Y el espectacular Lavatorio de Juan González, 1952. O como pasear entre los apóstoles y recrearse en los detalles de cada figura. Un auténtico espectáculo. La visita toca a su fin. Cruzar el río y llegar a la Iglesia del Carmen es rápido. Esa es la sede de la archicofradía. El lugar normal de exposición de parte de las obras está reformándose. De ahí la exposición temporal anterior. Al lado está el primer parque público abierto en España, el de Floridablanca. Gran colección de enormes ficus y muchos ancianos que pasan la tarde acompañados. En la iglesia de Santo Domingo dudas sobre la autoría de la Virgen del Rosario, puede ser de Domingo Beltrán. Una virgen niña de Salzillo está tras el cristal. Otra Inmaculada espera en un pequeño paso, quizás un traslado. En el Museo Gaya vemos las flores de Luis Marsans que se exponen temporalmente. Son simples,de tallo sencillo y colores que terminan el dibujo, a veces rojos y a veces grises. El artista catalán falleció el año pasado. La hora de la cena nos alcanza en La Tapa. El pulpo, de apellido roquero, es magnífico. El miercolés decae y la noche no cierra la vida todavía.

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