sábado, 7 de marzo de 2015

Gavarnié-2003


Verano de 2003. Escapada al norte. Un destino que es Francia. El Tour como reclamo. La posibilidad de cumplir sueños. Una etapa en directo. Ya la vi hace muchos años. Fue en Vitoria, año 77, allá donde yo aprendí a montar en bici, por aquellas calles, ya mas hechas, pasaron los ciclistas, muy rápidos, llegando a meta. Me enteré después de quién había ganado. Velocidad de paso y ruido, emoción. Aplausos. Han pasado años hasta el 2003, cambió el siglo y poco después cambió la percepción o asomó la realidad o la verdad. Y los héroes se transformaron en bellacos, en impostores o farsantes. Y todo era mentira, o nada era verdad. Excepto el ruido, el calor o el frío, la espera, las multitudes, las grandes cumbres. Sí, vimos a los héroes caídos luego. Y como nosotros miles de personas que abarrotaban cunetas. Pero los Pirineos son mas que dos ruedas. Las hay y muchas, de aficionados, pero también hay infinitas veredas y caminos para subir y bajar, y miradas para perderlas en paisajes que se escapan a la comprensión, en picos o cascadas de alturas de vértigo. Nuestro punto de partida fue Luz St. Sauveur. Y allí un camping con bungalow estrecho pero suficiente. La subida a Luz Ardiden a un paso. Las caravanas toman el último tramo de la subida, esperando. Se acaba el bosque y empieza el espectáculo de un paisaje salvaje. El circo de Gavarnié es el reclamo de la zona. Andar y andar para llegar a la cascada de 423 metros, la mas alta de Europa, eso dicen las guías, la caminata merece la pena. Al día siguiente, decimoquinta etapa, gana Armstrong, el más difícil todavía, después de caerse en la subida última, recupera y supera a todos. En la bajada expectación, las teles portátiles muestran la llegada. Hemos visto el asalto del heroico americano. Ídolos al barro. Otro día,  visita a un bonito pueblo, St. Pé de Bigorre. Y las cuevas de Betharram. Cumplen cien años de visitas. Hay un tren en la publicidad que recorre el lugar. No lo recuerdo. Otro camino mas para llegar al Circo de Estaubé y el lago de Les Gloriettes. Naturaleza y agua. De ahí a Lourdes, cita con la creencia. Multitudes en la gruta y en toda la ciudad. Negocios que venden de todo. Los enfermos con fe, los no enfermos pidiendo para que nada cambie. Todos expectantes, todos sin entender nada. Otro día dedicado a subir al Tourmalet en coche y pasear por praderas verdes, donde las vacas viven ajenas a todo. El mítico puerto del Tour exhibe carretera estrecha y vértigos al final con curvas que parecen que acaban en el vacío. Fotos y sol. También en Biarritz, ya de vuelta a casa nos recibe un buen tiempo. Para estar en la playa un rato y poder mancharnos con algo del chapapote que en Otoño del 2002 había anegado Galicia. Negros pegotes que ni toda el agua del mundo puede disolver. Viajeros infatigables en busca de orillas. Negros pies y recuerdos de chapoteos. Recuerdos que se desvanecen. La playa era estrecha. Mucha gente. La pared que contiene el mar era alta, piedra. Escaleras para subir. Niños pequeños, todavía.

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