
Pasamos
del frío a una primavera que a la gente altera. Las terrazas se llenan de moradores
escondidos durante el invierno y las televisiones rezuman de loables
comentarios a lo que llaman buen tiempo. Es el itinerario de Hernán Cortés una
exposición para alquilar un guía. Sin él se queda como sucesión de vitrinas. Contradictorio
el personaje y una exposición que en un par de videos breves presenta a un
personaje aventurero y a un entorno a descubrir idílico. Se suceden los restos
arqueológicos y pictóricos, muchos de ellos traídos de México. Y sólo encuentro
una referencia a la Marina, o Malinche, guía e interprete de Cortés, y amante. Un
pequeño cuadro que no cuenta su historia. No se entiende al conquistador sin
ella, sólo por ello ya cojea la exposición. Igualmente se establece un punto
equidistante entre conquistadores y conquistados. Sin querer juzgar los hechos
acaecidos hace ya tanto tiempo no se deben de pasar por alto otros puntos de la
historia, suficientemente acreditados. Quizás sea que todo cambia cuando se
invierte el papel de conquistador o conquistado según la patria de cada cual. Dos
enormes esculturas orantes de marmol blanco, casi al final de la exposición
iluminan la escena. La esposa y la hija de Cortés, obras de Diego de Pesquera,
vienen de Sevilla. Ya fuera, algunas fotos, una de ellas presenta el Museo subacuático
de arte de Cancún. incredulidad bajo el agua. Que pena no saber bucear.
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