Dice Tony
Judt que corresponde a los ciudadanos concebir el papel del gobierno, y que si
no lo hacemos otros lo harán. Viene esto al paso de las elecciones andaluzas
donde la abstención vuelve a ser esa mayoría silenciosa que nunca se pronuncia
y donde los nuevos partidos apuntan pero se quedan lejos de las decisiones. Suena
todo a conservadurismo, no digo político, sino mental. Miedo al cambio y
dejación de funciones. Algo que nunca hubiera hecho el autor, que escribiendo
al final de sus días, en plena enfermedad sin remisión, vuelve a plantear el
debate entre intervencionismo o no, y se decanta por la socialdemocracia, “nunca habían tenido tantas personas tantas oportunidades
vitales”, dice el politólogo Ralf Dahrendorf. Y la gran pregunta es qué quieren
las personas, ¿sólo riqueza?, y aunque está claro que no todas quieren los
mismos, quizás habría que hacer un poco de caso o por lo menos reflexionar
sobre la frase de Adam Smith, “sentir mucho por los demás y poco por nosotros
mismos….esto constituye la perfección de la naturaleza humana”. Y lo pregunta
de otra forma el británico Beveridge, “en qué circuntancias pueden los hombres
en conjunto vivir de forma que les merezca la pena”. Y Judt vuelve a poner su
pensamiento, en forma de legado postumo, al servicio de generaciones jovenes
deseosas de encontrar algo, de reducir desigualdades y de pasar a la acción,
transformadora. Y como resumen no habla de revoluciones, habla de la
socialdemocracia como la mejor opción para conservar lo logrado hasta la fecha
y construir sobre lo existente, avanzar con prudencia siempre con el objetivo
de Chamberlain en el horizonte, “hacer la vida mas agradable para la gran
mayoría”.
Algo va
mal. Tony Judt. 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario