La postal es del 74. Es de la colección Escudo de Oro. Ya no se mandan tarjetas
postales con sello y dirección vista, y mensaje visto, a la vista de todos. El tema
es el de castillos, el de Santa Catalina, Jaen. Estuvimos allí hace años, a los
pies la ciudad y los olivares. La postal de la amistad, dice el lema. Creadas para
mantenerla o iniciarla o romperla o cultivarla. Fuera de moda, no la amistad. Me
la pone en el libro a modo de marcapáginas la vendedora. Libro de segunda mano
en rastro pequeñito en Vitoria, en la Plaza, con mayúsculas, hoy repleta de
terrazas y juegos, ayer sólo de juegos y coches. El libro cita el autoexilio,
aquel en que quizás haya que sumergirse para sustraerse de entender el entorno
que nos rodea. Cuesta mucho. Lo dice Albert Boadella. Quizás sea la edad, lo
comentan también, están viviendo en un mundo que ya no es el que era, la
infancia y sus manifestaciones parecen de otro planeta. En común los llantos de
los niños. La incomprensión ante el mundo. No se llora de adulto porque está
mal visto. Y hablo en plurar porque al autor catalán le acompaña Dragó en este
diálogo a dos. No hay miedo a hablar ya a cierta edad. Se habla sin pudor y lo
hacen de todo y de todos. Da que pensar el libro, obliga a ello, porque las
opiniones no siempre coinciden con lo que parece el sentir general. Se afila la
palabra y se obliga al interlocutor a pronunciarse sobre el particular. Y todo
con mucho humor. Me divierto por momentos. No puede ser de otra forma, también
hay que quitar hierro para no volverse loco. Mención especial para el sexo,
tema sobre el que se debate largo y tendido desde diferentes aproximaciones. Todo
sea por llegar al éxtasis o forma de parar el tiempo, irreal y breve pero
buscada por doquier a cualquier edad.
Dios los cría…Albert Boadella y Fernando Sanchez Dragó (2010)
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