viernes, 29 de agosto de 2014

divago



Libro autobiográfico o libro de viajes, las aventuras del autor norteamericano por el planeta desvelan el mundo de discriminación racial en los Estados Unidos y el deseo del escritor de experimentar qué significaba ser negro fuera de allí. Con sus libros y sus discos a cuestas recorre a partir de la Gran Depresión del 29 varias partes del mundo, desde Cuba a México pasando por Rusia, China, Japón y acabando la mitad final del 37 en España intentando informar de lo que aquí se vive en plena guerra civil. Aventuras sin fin, viajes interminables en tren, esperas para salir o entrar de un país, con una parte final muy ilustrativa de la vida en el Madrid asediado y en la Valencia a la que se mudó el gobierno republicano. Escenas de vida cotidiana con visitas al frente de un hombre siempre deseoso de compartir las vivencias y las impresiones del pueblo, como aquella que se repetía por la ciudad del levante: “los mejores toreros y las mejores putas se han unido al enemigo, pero nos apañaremos sin ellos”. Dice James que quién se negó a dejar Madrid fue La Niña de los Peines, cantaora flamenca a la que acudió a escuchar muchas veces, recordandole el grito desgarrador del cante al blues de su país. Y otro poco de desgarro para acabar, dice Hughes que estando en España recibió una carta de la persona de la que estaba enamorada entonces, Elsie Roxborough, contaba por entonces 23 años, aspirante a productora teatral, y el texto decía: “recibí una carta suya contándome que había decidido dejar de ser negra”. Cuenta la historia que murió en el 49 por sobredosis de pastillas y que Hughes siempre conservó una foto sobre su escritorio.

Divago mientras vago. James Langston Hughes (1956)

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