sábado, 22 de marzo de 2014

quique gonzalez



Dicen que el directo define a un artista. Y entonces habrá que decir que Quique González sobresale en ese apartado, y que alcanzó el rango de superlativo. Es bueno cerrar los ojos a veces en un concierto, no para dormir, sino para escuchar además de sentir. Escuchar que la música suena no bien sino mejor. Que el volumen es el adecuado, que no hay distorsiones, que no hay fallos de sonido. Que parece que te hubieras puesto unos cascos para ti sólo y giraras lentamente el mando del volumen hasta alcanzar ese punto donde la música no tiene rival. Como generador de estados, de sensaciones, de escalofríos. Y más cuando las letras dicen tanto como las del cantautor. Se defiende bien en todos los terrenos, en los momentos más íntimos, en el rock más guitarrero, pero donde sobresale es en ese abanico de música llamada americana que engloba el sonido country y el folk más auténtico, con guitarras adecuadas a cada momento, con violín y mandolina, con armónica y con una excepcional batería. Quique se acompaña de otros cuatro grandes que disfrutan sobre el escenario. Profesionales, eso lo dice todo, pero sin medias tintas, les gusta lo que hacen y lo demuestran, se vacían. Más de dos horas de concierto, público entregado al final, apoteosis y aplausos, y fotos. El directo como no es fácil verlo, en Alcobendas, era viernes, 21 del mes de marzo de 2014.

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