sábado, 16 de noviembre de 2013

real academia de san fernando



Es uno de noviembre, Madrid despierta entre los primeros fríos que luego dejarán paso al sol. Visitamos el museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Uno de los museos desconocidos de Madrid, en pleno centro, calle Alcalá, a escasos metros de Sol. Poca gente, muy poca. No es el Prado pero hay arte para dar y tomar, y lo que queda en los almacenes. Se agradece el que las salas vivan soledades. Un par de empleados se expanden en sus comentarios, siempre se agradece. Ahí van mis cinco obras elegidas. Luis de Morales, el Divino, y su Piedad, de 1570. Alonso Cano y su Cristo en la cruz, obra de 1640. El magnífico Baño en la playa de Sorolla, cómo con tan poco se puede hacer tanto. No hay definición en el rostro, sólo pinceladas, pero suficientes. En escultura, un busto de “La Fe”, de Luis Salvador Carmona, 1752. Y como joya ganadora me remito al “Ecce Homo” de José de Ribera, lienzo en claroscuros con ojos casi imperceptibles que miran con serenidad. Elegimos comer en Casa Refra, calle Santiago, postrimerías de la Plaza Mayor. Y la elección azarosa es acertada. Menú del día festivo a precio de día normal. Comida buena en entorno tranquilo. Desde la ventana se aprecia una placa. Aquí vivió Goya, 1777, y nació su hijo Vicente Anastasio. La vida sigue su curso.

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