jueves, 2 de mayo de 2013

la materia


La escultura permite la visión desde todos los ángulos. No hay pared que reciba al lienzo ni nada oculto tras él. No hay secretos guardados en marcos ni mensajes para la historia dejados para interpretaciones posteriores. La escultura permite que el observador gire alrededor de la obra y ésta se convierta en infinidad de ellas, lista para lecturas múltiples.  La exposición que hasta finales de Junio alberga la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en la madrileña calle de Alcalá lleva por título el nombre del autor, Mariano Benlliure, y el calificativo de “El dominio de la materia”. Materia diversa para llegar al mismo punto, el plasmar en obras más o menos grandes, gestos, movimientos o sentimientos. Su busto de la bailarina Cléo de Mérode que parece surgir de la piedra es magistral y el monaguillo que expresa su dolor por una quemadura expresa en tamaño natural todos los detalles de un instante. La materia admite también otras interpretaciones, y el bar La Venencia de la calle Echegaray sirve frutos materializados en vino con el testigo de paredes y mobiliario que podría contar la historia de un país. Esa materia inerte pertenece a un pasado que se echa de menos, será por la racionalización del adorno y de la luz, será por la ausencia de reformas, será por el querer conservar lo que fue. Y es que no hace falta nada más o hace falta poco para que el entorno sea agradable. La materia antes viva y cocinada después también da para mucho. Hoy que se viven tiempos de alta cocina y proliferan los maestros del humo a precio de oro, no está de más el volver a la cocina de siempre, simple y sin adjetivos, como la que transforma los lomos de bacalao en algo que se debe comer, con un pequeño rebozado, en el bar Revuelta, calle Latoneros.

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