sábado, 10 de noviembre de 2012

colores en Santiago



Otoño del 99, tres colores, verde, rojo y amarillo, son los colores de los ponchos que llevaban los niños sobre el abrigo. Con capucha, hacía frío y llovía en Santiago, las fotos lo atestiguan, aunque el frío no se inmortalice. También cada uno lleva su bastón con la concha del peregrino. Es la plaza de la Catedral, dentro la multitud se agolpa, visitas y misa, tal es el gentío que nos vemos casi atrapados con los niños en una de esas de ni para delante ni para detrás, con lo que salimos con ellos y dejamos la silla de Ander dentro, luego se busca. Y es que Santiago atrae a millares de personas, sea o no sea año santo, compostelano o no, sean peregrinos fieles o agnósticos en busca de historia o gastronomía o indulgencias, y la plaza del Obradoiro es punto de encuentro para ir en busca de todo, de llegada para los esforzados y para los que ya casi no caminan. Y las colas para ver al santo se multiplican, devoción o superstición, o todo junto. Y el hotel Los Abetos a las afueras de la ciudad nos ofreció la estancia para esas dos o tres noches, no recuerdo, en especie de dúplex.  Acogedor espacio. A la ida o a la vuelta tocó parar en Astorga donde las fotos nos muestran alrededor de una tapia con catedral y palacio, quedará su visita para mejor ocasión.

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