Hace años, a veces, las sorpresas en forma de música
llegaban inesperadamente a través de lo que se escuchaba en casa ajena, cuando
entrar a un local de cualquier tipo te ofrecía una nueva variante en forma de
acordes. Y claro, aunque para gustos no hay nada escrito, algunos lo tenían
bueno, o por lo menos, coincidente con los míos. Los anglosajones solían señalar
el tema musical que estaba sonando en el establecimiento (playing now), colocando
el CD en sitio visible al lado de la caja. Y si no, se preguntaba. Me vienen
dos recuerdos, uno foráneo y otro local. Empecemos por John Sutter, inmigrante suizo
que consiguió del gobierno mexicano una vasta extensión de terreno sobre la que
construyó el primer asentamiento de la hoy llamada Sacramento, capital del
estado de California, corría el final del siglo diecinueve. Refugio para los
pioneros que venían del Este, el emplazamiento es desde hace ya muchos años un
lugar histórico (Fort Sutter) donde recordar la historia de esos primeros
pobladores no nativos de la zona. Visitamos ese lugar, allá por el verano del
92, y en la tienda de esta atracción turística sonaba “2 the night”. El autor,
un desconocido guitarrista llamado Ottmar Liebert, alemán, pero afincado en
Santa Fé. El tema formaba parte del LP “Nouveau Flamenco”, del año 1990, y quedó
recogido en la memoria para siempre. No puedo recordar si aquel mismo día
compré el CD o más tarde. Algún disco más de este autor puebla mi discoteca y
es que no se puede comprar todo de todo, pero descubro en Internet que sigue
creando y componiendo. Y volviendo al hallazgo en local patrio, viajamos en el
tiempo un poco hacia atrás, verano de finales de los ochenta, era un bar, no
puedo decir donde exactamente, sí la región, Guipúzcoa, después de una
excursión a Aránzazu, y en el bar sonaba Martin Stephenson and the Daintees.
Británicos, alguien dijo que los ingleses solo han hecho una cosa bien, y es la
música. Alguna más habrá, pero de este grupo sonaba por aquel entonces su
primer LP, “Boat to Bolivia”, y dentro de él, el tema que sonó aquella tarde,
en aquel preciso instante del tiempo, “Little red bottle”. Pista para enmarcar,
todavía están en la brecha, a buen seguro que estos habitantes de las islas siguen
haciendo buena y agradable música.
jueves, 23 de agosto de 2012
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