Siempre se representó a Cristo bello, de acuerdo a los cánones
de cada época. La fealdad o la vulgaridad no interesan nunca para propagar
mensajes o para publicitar ideas. Y aunque la belleza exterior no es sinónimo
de virtudes internas, dado que el alma sigue su curso aparte, nos pasamos la
vida esclavos de las imágenes y viendo fachadas, en todos los órdenes. Y la
cara de Cristo será la más pintada de la historia, aunque nadie le haya visto,
y las interpretaciones son múltiples, con caracteres comunes. Y ahora una
señora de buena voluntad quiere restaurar un fresco en una Iglesia y la lía,
total por pintar con los ojos que Dios le ha dado, y con su entendimiento y con
sus manos, y las bromas se hacen infinitas, y alguien pregunta si tiene arreglo
y yo digo que lo dejaría como está, ejemplo de lo que se llamaría mirar con
otros ojos la cara que nadie conoce.
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