Compuesta por
John Phillips e interpretada por Scott McKenzie, la canción “San Francisco” se
estrenó en el festival de Monterrey del verano del 67, el llamado verano del
amor. Todo un himno a partir de ahí. Hoy
se recuerda por la muerte del intérprete. “Si vas a San Francisco, asegúrate
que llevas algunas flores en tu cabeza”, dice el comienzo. Algo me ata a esa
ciudad, quizás la felicidad que allí y en sus alrededores viví, y es que ese
bien tan escaso, huidizo, volátil, escapista, hace que volvamos el rostro hacia
él cada vez que las sombras aparecen y aunque probablemente cualquier otra
ciudad u entorno pudieran haber servido de attrezzo para la aparición de ese extraño
estado mental, lo cierto es que le tocó a aquella y por eso siempre hay una
deuda pendiente, un viaje pendiente, un querer volver por si aparecen de nuevo,
por ahí, los hados del bienestar, en un día soleado, o en una tarde donde la
niebla lo impregna todo, o en la mañana donde sople el viento del pacífico.
Nunca llevé flores en la cabeza, al menos externamente, sí dentro, pájaros y
flores, inocencia, deseos y tantas otras cosas, y volveré si el tiempo
cronológico no lo impide y entonces me acordaré de McKenzie y de esos momentos
por los que merece la pena haber vivido.
miércoles, 22 de agosto de 2012
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