miércoles, 22 de agosto de 2012

sf


Compuesta por John Phillips e interpretada por Scott McKenzie, la canción “San Francisco” se estrenó en el festival de Monterrey del verano del 67, el llamado verano del amor. Todo un himno a partir de ahí.  Hoy se recuerda por la muerte del intérprete. “Si vas a San Francisco, asegúrate que llevas algunas flores en tu cabeza”, dice el comienzo. Algo me ata a esa ciudad, quizás la felicidad que allí y en sus alrededores viví, y es que ese bien tan escaso, huidizo, volátil, escapista, hace que volvamos el rostro hacia él cada vez que las sombras aparecen y aunque probablemente cualquier otra ciudad u entorno pudieran haber servido de attrezzo para la aparición de ese extraño estado mental, lo cierto es que le tocó a aquella y por eso siempre hay una deuda pendiente, un viaje pendiente, un querer volver por si aparecen de nuevo, por ahí, los hados del bienestar, en un día soleado, o en una tarde donde la niebla lo impregna todo, o en la mañana donde sople el viento del pacífico. Nunca llevé flores en la cabeza, al menos externamente, sí dentro, pájaros y flores, inocencia, deseos y tantas otras cosas, y volveré si el tiempo cronológico no lo impide y entonces me acordaré de McKenzie y de esos momentos por los que merece la pena haber vivido.

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