miércoles, 9 de noviembre de 2011

huecos

El cementerio es un remanso de paz y de flores todavía frescas. Las historias individuales de cada ser que reposa no están escritas, están dormidas, están muertas. Sólo algunos conocerán las circunstancias, los matices, los hechos, las vidas en suma. Los que todavía se acercan a honrar memoria y evitar olvido. Algunos nichos reflejan la falta de recuerdo. Bajo antiguos cristales se empolvan olvidadas fotos o floreros caducos y hasta las inscripciones parecen querer borrarse para siempre. Ya nadie hace un hueco para la visita. Y es que los allegados desaparecieron, se extinguió esa rama o su interés. Y el sol quiere asomar por otro pequeño espacio para acabar la tarde que inicia su ocaso. Y el hueco es pequeño, tanto como el que mi mente me ofrece para escapar de la melancolía, de esa que se nutre también con el recuerdo del calor de una mesa camilla.

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