viernes, 16 de septiembre de 2011

neurona persistente

Una de las características de la memoria es la persistencia. Y a veces me sorprendo que en mitad de la nada surjan notas, que en común forman melodías, que ligan un punto del tiempo a sonidos familiares. Y la melodía se remonta casi al principio de los tiempos, a un salón de actos, a la antigua usanza, con techos altos y persianas inalcanzables, que nunca vi abiertas, y en el patio, de butacas, los padres y madres aplauden, no hay fotos, no hay videos, no era la época, y los niños, muy pequeños, se desgañitan en cantar. Cantar para ahuyentar el miedo, el sudor, el pudor y la vergüenza, pero la luz del escenario casi no deja ver el patio y suenan las voces, “eran tres alpinos que venían de la guerra,…”, y el más pequeño llevaba un ramo de flores, ese era yo, y la princesa no sé quién era, porque en mi colegio no había niñas, años 70. Y el rey, padre de la princesa, no quería que su hija se casara conmigo y no me acuerdo si me fusilaron o salí corriendo, o hubo boda, la persistencia tiene sus límites, y es que Google transmite diferentes letras e infinitos finales. Y quizás fuéramos vestidos de algo parecido a alpino y de eso tampoco hay conexión sináptica, y como decía, las fotos nunca existieron para poner realidad a lo que quizás sea sólo un sueño disfrazado de retazos químicos.

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