Yo estuve allí, seguro, pero no me acuerdo, año 1972, mayo, primavera, nueve años de edad. La última vez que la vuelta ciclista a España llegó a Vitoria. Hasta ayer, 39 años después, día en que la etapa finaliza en una ciudad que en poco se parece a la de antaño. Tampoco me acuerdo de cómo era entonces. Y las bicis venían y se iban. Y tras las sirenas y las motos, el ruido inconfundible del deslizamiento de los tubulares, y el silencio tras el aplauso, tanta espera para tan poco. Pasado el glamour del ciclismo, desenmascarada la realidad, veo sin ilusión a los corredores, en la tele, donde no hay silencio tras el paso, donde los comentaristas se empeñan en seguir dotando de duende a un deporte al que la inocencia mató. Y a pesar de eso, todavía hay gente en las cunetas, Euskadi siempre fue tierra de bicis, y muchos de los seguidores agitan esa pancarta que dice “presos a casa”. Sí, volverán los presos antes de que los muertos resuciten, eso seguro. Y el conflicto vasco se olvidará, será parte de la historia. Igual que se me olvida a mí el paso de los ciclistas, será por lo fugaz.
“Todo pasa y todo queda” Antonio Machado
Berenjenas rebozadas
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Asar las berenjenas enteras en el horno. Dejar que se enfríen y quitarles
la piel dejando la parte de arriba como en la foto. Hacerles unos cortes y
estend...
Hace 4 semanas
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