viernes, 27 de mayo de 2011

la palabra

Llegó a Vitoria con 19 años. Estuvo cuatro temporadas. Yo tenía en aquel 1975 doce años. Yo, como socio del Alavés, acudía los domingos al campo y él se convirtió en uno más del glorioso equipo albiazul, ese conjunto de ídolos a los que jaleábamos desde la grada del viejo Mendizorroza. Él vivía cerca de mi casa, y era habitual verle por la calle con ese pelo tipo Michael Jackson. Espigado y delgado, Jorge Valdano sólo hablaba en el campo. Se marchó, a Zaragoza, luego a Madrid, luego fue campeón del mundo con la albiceleste, y siempre seguí su trayectoria. Un día descubrí que aparte de jugar, Valdano tenía palabra, y buena. Tenía algo que decir y lo que expresaba le definía a sí mismo como juicioso y reflexivo, es decir, alguien de quién podemos aprender. Entrenador, comentarista, gran analista deportivo y excelente escritor, se despide ahora del Real Madrid. El club blanco pierde palabra. Pensarán algunos que poco importa la palabra en el fútbol. La palabra es importante en todos los ámbitos de la vida, digo yo. La batalla la ganó Mou, qué lástima. También tiene palabra, pero altiva y sinónimo de carnaza. Siempre se van los mejores.

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