domingo, 10 de abril de 2011

tiempo de excesos

Vivimos en un mundo de excesos. De todo tipo, de velocidad, de ruido, de mensajes, de comunicación y de noticias, todo aderezado y salpicado con prisas. Los hay buenos, regulares y menos buenos. La clasificación es subjetiva, totalmente. Pero hay veces que es necesario cometer alguno que otro. Por ejemplo, hubiera sido bonito ver más gente en la manifestación que reivindicó un mejor futuro para los jóvenes. Jueves tarde/noche en Madrid. Apenas 3.000. Poco para lo que se juegan, nos jugamos, se jugarán. Así que nada, de vuelta al corral, a pacer como las vacas y a balar como los corderos, desconocedores del tacto del cuchillo del matarife. Por cierto, producto de no se sabe qué, el exceso también pasó por allí y, al finalizar la marcha, los descerebrados de siempre acabaron provocando altercados. Puestos a buscar culpables, me inclino por el calor de esta primavera veraniega, que hastía a muchos y quita la razón a unos pocos.

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