viernes, 31 de diciembre de 2010

labrarse el futuro

Me gusta esa expresión, sinónima de inventarse el futuro, construirse el futuro o dibujarlo. Labrar la tierra es sinónimo de paciencia y tranquilidad, de la que no andamos sobrados, y sí, es cierto que la espera de los frutos puede chocar y chocará con el azar. Ahora que acaba un año y empiezan las peticiones de los deseos para el 2011 no está de más volvernos hacia nosotros mismos y buscar en ese rincón recóndito de nuestra alma donde guardamos la llave de la felicidad. En ese rincón no caben los fenómenos paranormales o los espíritus malignos o benignos. Me da pena ver como un chaval no puede oír pronunciar la palabra jamón por prejuicios de creencia o ver como se contratan médiums para que la suerte llegue a una administración de lotería. Es el azar el que pone la piedra en nuestro camino, el amor delante de nuestra puerta o la nube sobre nuestras cabezas. Y de nosotros depende evitar el choque, apostar por esa cosa llamada amor o no mojarnos. Lo demás son ganas de poner excusas. Así que apueste por ese rincón, búsquelo, siembre, y quizás, pasado el tiempo, pueda recoger los frutos. Feliz año.

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